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Objetivo Igualdad

Refugiadas afganas: el reto de superar los obstáculos para reconstruir su vida

  • Conseguir un buen nivel de español, acceder a una vivienda y conseguir un empleo son sus principales retos

Refugiadas afganas en España
Carolina Pecharromán
Tiempo de lectura 6 min.

*Objetivo Igualdad, los domingos a las 14:40 h en el Canal 24 horas y siempre disponible en RTVE Play

El 16 de octubre, Batol Gholami, refugiada afgana en España, escribía en la red profesional Linkedin: "¡Me emociona poder compartir que he conseguido un puesto de diseñadora UX/UI en MTP Métodos y Tecnología! Para mí, esta oportunidad significa mucho. Ha sido un camino difícil el de reconstruir mi vida desde cero en un nuevo país. Ser una refugiada siempre está acompañado de incertidumbre, pero este puesto me da un sentido de estabilidad y pertenencia". Pocos días antes, contaba al equipo de Objetivo Igualdad que estaba buscando trabajo. Se terminaba el periodo de 18 meses en el que reciben ayuda gubernamental y la situación se volvía urgente.

Batol tiene 26 años. La toma del poder de los talibanes en agosto de 2021 la sorprendió estudiando informática y tecnología en Pakistán. Cuando terminó sus estudios no podía volver a Afganistán, pero consiguió refugio en nuestro país. Ella es CEO de la ONG AYLA, que intenta ayudar a las afganas a sortear la prohibición de estudiar impuesta por la dictadura extremista a las mujeres. A través de clases online, les ofrecen formación en informática, matemáticas, tecnología o idiomas como el español o el alemán. "Es una buena oportunidad para ellas aprender un idioma. Luego puedan solicitar becas en esos mismos países para continuar su educación. También les podemos ayudar a recibir esas becas y contactamos con diferentes universidades y las ayudamos para que puedan seleccionarlas", explica Batol Gholami.

La resiliencia de las refugiadas afganas en España: reconstruirse desde cero

Una carrera de obstáculos

Afganos y afganas se consideran refugiados políticos y seis meses después de llegar a España suelen recibir la tarjeta de residencia que les permite estudiar y trabajar como cualquier ciudadana española. "Para las refugiadas afganas es muy difícil encontrar trabajo, porque necesitan tener un nivel B2 de español", explica Sunita Nasir Tareen, presidenta de la Asociación de Mujeres Afganas en España. La mayor parte de las afganas se enfrentan al reto de adquirir un nivel alto de castellano en tiempo récord. "Con las clases de español que ofrece el gobierno no es suficiente. A veces son sólo dos horas cada semana. Para una persona que no sabe nada de español, que no ha escuchado en su vida español... dos horas cada semana no es suficiente", añade.

Huimos con lo puesto, no tuvimos tiempo de pensar en coger los documentos, los títulos académicos

Muchas de estas mujeres afganas eran profesionales en su país: médicas, enfermeras, economistas, activistas, abogadas... Pero homologar sus títulos se hace casi imposible: "Necesitamos los títulos, los documentos originales y nosotros hemos huido de nuestro país solo con la ropa que llevábamos puesta. No teníamos tiempo para pensar en coger las cosas, los documentos. Así que, además, las niñas que tienen más de 18 años no pueden ir a la universidad", se lamenta Sunita Nasir Tareen.

AMAE tiene cerca de 300 asociadas con realidades muy diferentes. Lo peor, según su presidenta, lo llevan las mujeres que están solas junto con hijos menores, una responsabilidad que les impide tener el tiempo necesario para estudiar el idioma o buscar trabajo: "Tenemos mujeres que eran fiscales, que eran juezas, que eran médicos, que eran ingenieras, que eran activistas... Eran de todo, pero ahora no pueden trabajar en su campo. Yo conozco a una jueza que ahora trabaja como camarera y conozco a una ingeniera que ahora trabaja en una empresa de limpieza. Hay que ayudar a familia y cuidar a sus hijos. Están cogiendo lo que les sale".

Meryl Streep denuncia la situación de las mujeres afganas

La ayuda de las redes españolas

Los estudios de medicina de Taibah Hassani se han evaporado en el aire en España. Tras pasar un tiempo trabajando como camarera, ahora estudia enfermería en un intento por recuperar sus conocimientos y sacarles partido. Lo cuenta su hermana Atefah Hassani, en su entrevista para Objetivo Igualdad. Atefah trabajaba como Project Manager para proyectos sociales y humanitarios en Afganistán. En España consiguió una beca para cursar un máster de Desarrollo internacional en el Instituto de Empresa. Gracias al IE y a la organización Netwomening que la ayudaron a conseguir la beca, ahora trabaja como administrativa en una empresa española.

"Creo que mi hermana y yo somos privilegiadas, porque hemos tenido la suerte de vivir aquí en España, en paz y en seguridad. Empezar de cero y reconstruir una vida aquí en España sin saber el idioma y con el choque cultural nos cuesta muchísimo; pero estoy segura de que nada puede pararnos para reconstruir nuestra vida. El final podemos hacer lo que queremos y nosotras queremos ser ciudadanas activas, no pasivas", explica Atefah.

Una iniciativa española quiere llevar a la justicia internacional la causa de las afganas silenciadas

Netwomening es una asociación sin ánimo de lucro que ayuda a mujeres afganas bajo protección internacional en España a reiniciar su vida tejiendo una red de apoyo. También lo hace la Asociación de Mujeres Afganas en España (AMAE), a través también de apoyos para conseguir una vivienda o recibir cursos de español o atención psicológica.

Cuentan con la colaboración de instituciones como la Universidad de Comillas, la UNED o TuTecho, una SOCIMI que compra inmuebles para alquilarlos para fines sociales y con la que gestionan ya cinco pisos para refugiadas afganas. "Nadie va a alquilar una vivienda, su vivienda, a una refugiada aunque tenga ayuda por parte del gobierno para pagar. Y hay mujeres que tienen contrato de trabajo, pero no es fijo. Cada seis meses van a cambiar su contrato y ellas no encuentran una vivienda, están en los hostales casi más de dos años con sus hijos", cuenta la presidenta de AMAE.

Hay que apoyar a las activistas dentro de Afganistán, no podemos permitir que se borre del mapa a la mitad de la población

A todo ello se le une una fuerte presión psicológica. A menudo han tenido que cambiar dos veces de país por la situación en el suyo, al que no pueden volver. A la sensación de fracaso tras dos décadas intentando construir una democracia, se une la preocupación por los familiares que han quedado en Afganistán o los que corren peligro de ser deportados desde terceros países.

Piden que se agilicen los trámites de reunificación familiar. Casi todas colaboran económicamente con sus familias allí y sostienen a las activistas que se siguen enfrentando a los talibanes. "Los derechos humanos son universales y lo que está pasando en Afganistán es una injusticia total. La resiliencia y las voces de las mujeres afganas son admirables, están luchando y ponen sus vidas en riesgo y eso no es fácil. Ellas están luchando y protestando y no deberíamos dejarlas solas. Hay que apoyarlas y no debemos permitir a los talibanes que se borre del mapa la mitad de la población", se lamenta Atefah Hassani.