Fue la mujer que revolucionó la televisión española de los 80. Para muchos, la modernidad llegó a España gracias a María Dolores Rico Oliver, más conocida como Lolo Rico, la creadora de La bola de cristal, un espacio que, durante cuatro años, entre 1984 y 1988, se convirtió en un absoluto artefacto de la cultura pop. Editora, escritora, madre de siete hijos, entre ellos Miguel Alba Rico, codirector de Los poderes de Lola, el documental de Imprescindibles ahonda en su mente creativa; su vida personal, atravesada por una historia de maltrato; y sobre todo, nos descubre cómo creó aquel fenómeno televisivo.
Para su hijo pequeño, su madre era una especie de diosa, de la que siempre se sintió orgulloso. "Soy hijo de... nunca he dejado de presentarme así", confiesa. Cuando Nino Fontán, con quien trabajaba, se enteró de que su madre era la creadora de La bola de cristal, le propuso iniciar un proyecto para homenajear su figura. A ellos dos se une también la directora Itziar Bernaola. Al principio, Alba Rico tenía reparos, ser hijo de Lolo también tenía su cara más amarga, en especial, no haber disfrutado de su madre cuando era niño.
El documental, que tuvo su presentación en la 72 edición del Festival de San Sebastián, ciudad en la que Lolo fue enterrada tras su muerte en 2019, muestra su perfil más personal, a través de la visión de sus hijos y amigos, que retratan a una mujer que no se conformó con el papel tradicional que le asignaba la sociedad y conquistó la libertad en un mundo de hombres.
El electroduende, maltratos y Opus Dei
El documental arranca mostrando la vida de Lolo, desde su juventud hasta su adultez, ambas marcadas por el peso de la religión y el franquismo. “Era feliz y desgraciada al mismo tiempo, porque ella no pudo elegir su vida”, confirma su hijo. Culta e inquieta, su hijo cuenta que cuando su madre no trabajaba, no paraba de leer. Ninguna sorpresa para una mujer que con 11 años ya se había leído El Capital, de Marx. Cuando se casó, abandonó su adorada San Sebastián y se mudó a Madrid. Su marido fue Santiago Rico, un hombre de la alta sociedad que pertenecía al Opus Dei. Durante su matrimonio, atravesado por los maltratos, Lolo tuvo siete hijos y fue la mujer modélica que se esperaba de ella. Hasta que se cansó. A los 40 años se separó, cuando pocas lo hacían, y lejos de caer, construyó su propio universo televisivo.
¿Un programa para niños?
Su primera creación infantil fue un libro escrito para sus hijos, Los cuentos del sarampión. De aquellas obras infantiles paso a la radio hasta que su curiosidad y talento le hizo saltar a la tele. Una mujer valiente, culta, transgresora, curiosa, creativa, pero sobre todo pionera. Y es que cuando empezó a emitirse La Bola de cristal en Televisión Española’, eran muy pocos los precedentes de mujeres al mando de un programa de televisión. Quizás por eso le dieron un programa infantil. “Ella pensaba que los niños tratados como niños lo que hacíamos era crear una sociedad más infantil, como bien se ha demostrado después,” destaca Rico. Un pensamiento que defendió a lo largo de su vida y que la llevó a crear un programa que atraía a todas las franjas de edad, no solo a los niños.
“A mi madre la incultura es lo que más le molestaba del mundo”, señala Miguel. Él considera que la culpable, en el buen sentido de la palabra, de todo este universo que creó su madre, fue su extrema curiosidad por todo lo que sucedía a su alrededor. Miguel habla de una persona con las ideas muy claras, pero que a su vez se dejaba aconsejar mucho por sus hijos. Cuenta que le gustaba estar al día de todo y que necesitaba saber qué o quién estaba despertando el interés de los jóvenes.
Una auténtica cazatalentos
Uno de sus objetivos del programa era el de potenciar el espíritu crítico entre la juventud. De la mano de personajes como Alaska, Pablo Carbonell, Loquillo, Javier Gurruchaga o Kiko Veneno, el programa logró conquistar a la juventud de la época. Una época marcada por la transición en lo político y la movida en lo cultural.
En la parte musical Lolo fue una gran “cazatalentos”, ya que descubría por las calles o en pequeños locales nocturnos de Madrid a figuras por aquel entonces del underground madrileño como Pablo Carbonell o Alaska. Así fue como ‘La bola’ llegó a plasmar como nadie la escena del momento. De hecho, su programa emitió algunos de los primeros videoclips musicales de nuestro país.
Su último homenaje en Donostia
Donostia, la ciudad a la que siempre regresaba, donde hoy descansas sus restos en una tumba decorada con una bola de cristal, tiene mucha presencia en el documental Los poderes de Lolo. Podemos verla paseando por la playa de la Concha, donde se instaló en sus últimos años para estar cerca de sus hijas. Una ciudad que le rindió homenaje en el pasado Festival de San Sebastián y donde se celebraron los 40 años del nacimiento de un programa que ya es historia de la televisión. Un programa irrepetible que, según su hijo Miguel Alba Rico, hoy no tendría cabida en la parrilla televisiva. “Porque en la televisión actual no hay libertad de poder criticar o reírte de todo”, confiesa. Su historia puede descubrirse al completo y en profundidad en el nuevo Imprescindibles de La 2, ya disponible en RTVE Play.