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Carlos Boyero habla con Carlos del Amor de sus problemas con las drogas

La matemática del espejo
RTVE
2 min.

Carlos Boyero empezó escribiendo de la noche y esta “le hizo daño”: “Me lo he pasado muy bien y he pagado mi cuota, porque es difícil andar por ahí por la noche y no meterte alcohol y drogas en el cuerpo”. Sin tapujos, así ha hablado el crítico con Carlos del Amor sobre sus adicciones en La Matemática del Espejo.

4 clínicas de desintoxicación y pidiendo ayuda, así salió Boyero de las drogas

Según Boyero, hubo un tiempo en el que el alcohol y las drogas le proporcionaron mucha satisfacción: “Pero también naufragios espectaculares que fui arreglando como pude. Pidiendo ayuda y con clínicas de por medio”.

Ha llegado a estar hasta en 4 centros de desintoxicación, pero lo difícil para él no era entrar, más bien todo lo contrario: “Te sentías arropado, refugiado, te pones a leer, lees muchísimo y llegaba a ver algo plácido en estar allí. También te entraba mucho miedo cuando días antes te mandan salir durante unas horas a la calle. De plantarte: ‘Joe, pero si aquí estoy muy bien, me puedo estar hasta que me muera’. Incluso llegas a encontrar cierto calor humano.”

Carlos Boyero y su entrevista más íntima en La Matemática del Espejo

Tras una gran lucha interna y mucha ayuda, Boyero fue capaz de dejar ese mundo atrás: “Tuve la humildad conmigo mismo. Lo primero es reconocer, saber decir: ‘Tengo un problema’. No porque lo digan los demás, si no saber tú que tienes un problema jodido, porque tengo mucha gente, bastante, que se quedó en el camino y gente muy cercana y dices: ‘Pues bueno, yo sigo aquí’.”

La dura infancia de Carlos Boyero y el motivo de cambiarse el apellido

El crítico no tuvo una infancia fácil. Según ha contado en el espacio de Carlos del Amor, él y su madre padecieron violencia psicológica por parte de su padre: “Yo con él me llevaba fatal. Fue un desencuentro permanente”. Tal era la mala relación del crítico con su progenitor que incluso cuando este falleció no estuvo allí.

Con su madre fue todo lo contrario: “Era el ser más dulce, bondadoso, cariñoso y ejemplar. Era maravillosa”, dice Boyero. Fueron esos los motivos que le llevaron a cambiarse el apellido: “Cuando empecé a escribir dije: “Pero yo qué coño me voy a llamar Sánchez, si va a aparecer mi nombre en público por ahí, pues yo me llamo Boyero, como mi madre”. 

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