¿Sabíais que la flota pesquera española debe contar con un observador científico en muchas de sus salidas al mar? Poco conocida, esta figura es una de las más importantes en el estudio de los océanos y su biodiversidad. Ellos son los encargados de recopilar en el terreno datos de diferentes áreas de estudio para así tener información con la que posteriormente investigar, regular las pesquerías y tomar decisiones en cuanto a qué y cuándo se puede pescar.
Además, aportan datos de otras cuestiones trascendentes para la conservación. Pasan meses embarcados en condiciones extremas, realizando un trabajo psíquico y físico de gran dureza. Son el primer e indispensable eslabón en la cadena de la investigación.
Fotografía del fondo marino
Cuando los pescadores recogen las redes, ellos están esperando y toman nota de todo. De donde se ha realizado la captura, cuánto tiempo dura el lance, el esfuerzo de pesca, la cantidad y el tamaño de lo pescado… Recogen datos de lo que se pesca y de lo que no, porque también es muy importante el muestreo de los descartes. Después, en el laboratorio y con los datos de todos los embarques del año, hacen una serie histórica para estimar los descartes de todas las especies objetivos de otras pesquerías. Sin ese dato se prescindiría de gran información.
Los observadores científicos miden la talla de la chirla para conocer si están en el límite comercial
Esos datos los reportan a los investigadores del Instituto Español de Oceanografía del CSIC. Posteriormente, esos análisis y esas bases de datos se reportan según demanda y según el tipo de pesquería de la que se trate, a los ministerios, a la Secretaría General de Pesca, a las diferentes comunidades autónomas, a la Unión Europea y a sus diferentes consejerías dedicadas a la pesca.
Más mujeres observadoras científicas
Debido a la dureza de las condiciones, tradicionalmente, no ha sido una profesión de mujeres, aunque la tendencia ha cambiado. Ya son más las licenciadas en carreras relacionadas con estudios de este tipo y eso ha provocado que las mujeres casi alcancen un 60% de las observadoras científicas. No obstante, las largas temporadas en el mar hacen imposible la conciliación, especialmente cuando deciden ser madres, por eso, pasado un tiempo, la mayoría dejan la profesión y tratan de dar el salto al ámbito de la investigación en laboratorio.
Ángeles Palacios es observadora científica desde hace 12 años
Muchas de ellas, junto a sus compañeros y compañeras de toda España, han creado la Asociación Profesional de Observación Marítima para mejorar las condiciones laborales y salariales de este sector con horarios interminables y condiciones muchas veces extremas. Con ella pretenden reivindicar cambios en la temporalidad de los contratos, que se les equiparé a nivel fiscal y administrativo con a los marineros y que se les aplique con carácter retroactivo el coeficiente reductor de jubilación, entre otras cosas.
Pasión por el mar
En el programa “Los ojos del mar”, del Escarabajo Verde, estos observadores cuentan que embarcarse es sin duda la mejor forma para obtener experiencia en esta profesión, aunque pocos quieren hacerlo por lo sacrificado y escasamente valorado que está este trabajo. Ser observador es, sin duda, un empleo totalmente pasional en el que la convivencia con los pescadores durante largas temporadas no es siempre tarea fácil, pero el contacto con el mar supone un reto y una gratificación, a partes iguales.