Cataluña

Joan Pujol, el espía catalán que hundió a los nazis

Noticia Saber y Ganar 
LORENA MONTÓN
3 min.

Hay figuras españolas que han tenido un papel clave en el devenir de la historia mundial, y en ‘Saber y ganar’ es habitual recordarlas en nuestras pruebas. Una de ellas es la de Joan Pujol, el espía catalán que consiguió infiltrarse con los nazis y engañarles de tal manera que contribuyó al éxito del desembarco de Normandía. Aquí contamos lo más destacado de su historia.

Desertor de la Guerra Civil

Joan Pujol Garcia nació en Barcelona el 14 de febrero de 1912, estudió avicultura y fracasó con el negocio de cría de gallinas que montó al terminar el servicio militar obligatorio. Cuando comenzó la Guerra Civil española se escondió para no acudir al frente pero tras perder 20 kilos por el hambre que pasó, decidió salir de su escondite y alistarse.

La jugada le salió bien ya que tras ser destinado al frente del Ebro y tras algunas vicisitudes, logró librarse de la lucha a causa de una neumonía. Finalizada la guerra, se casó, tuvo un hijo y cuando estalló la Segunda Guerra Mundial algo se le removió dentro. Por eso, viendo las atrocidades que cometían los nazis, intentó, sin éxito, entrar a formar parte de la red de espías del bando británico.

Infiltración con los nazis

Joan Pujol quiso ayudar al bando británico pero su falta de experiencia hizo que lo rechazaran, así que se ofreció voluntario ante la embajada alemana en Madrid para aprender del oficio y, un tiempo después, cambiarse de lado. Y lo logró. Sus artimañas, sobre todo en Lisboa, donde logró embaucar a un negociante diplomático de quien copió su visado diplomático, le hicieron ganar puntos ante los siervos de Hitler, y se posición como uno de sus hombres de confianza.

Lo que los nazis no se imaginaban era que Pujol daba contrainformación para despistarlos y ofrecer ventaja a los británicos, disimulando muy bien su estrategia para no ser descubierto. De hecho, fueron los del bando de los aliados quienes se dieron cuenta de lo que hacía y lo ficharon para su beneficio, con lo que Pujol trabajaba para ellos y para el enemigo. Su nombre en clave era Garbo.

El único espía condecorado por ambos lados

La credibilidad de la que seguí gozando ante los siervos del III Reich hizo que hiciera y deshiciera a su antojo, contribuyendo al triunfo del desembarco de Normandía que fue decisivo para la caída de los nazis.

Resulta curioso, y hasta cómico, que al terminar la guerra los alemanes le condecorasen con la cruz de hierro por los servicios prestados pocos días antes de recibir la orden del mérito británica en la Navidad de 1944. Joan Pujol se convirtió así en el único soldado de guerra condecorado por los dos lados combatientes.

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