“Yo, la soledad no la soporto”, sentencia Quintín tras contar su historia en el programa ‘De Seda y Hierro’. La soledad no deseada y el aislamiento social de nuestros mayores constituyen una nueva pandemia silenciosa en el primer mundo. El frenético ritmo de vida en las grandes ciudades y el nuevo modelo de familia con cada vez más hogares unipersonales, dificulta cada día más las relaciones personales.
Además, en la vejez se viven algunas experiencias especialmente duras que suponen una ruptura con la vida anterior y empujan a los más mayores a la tan temida soledad. Es el caso de Quintín. Su pareja falleció tras 27 años de convivencia, pero, además, sufrió un accidente que le dejó ciego mucho antes. “Estaba muy mal. Me quedé como nulo, no sabía ni coger un teléfono” detalla.
Una bonita amistad
Pero Quintín no se conformó con la soledad y le plantó cara de la mejor manera posible. En el capítulo ‘Palabras mayores’, del programa ‘De Seda y Hierro’, explica que acudió a la asociación Grandes Amigos de Madrid y conoció a Fran, un joven con el que ha entablado una bonita amistad. “Para mí el acompañamiento lo es todo” sentencia.
Son una simbiosis que funciona a la perfección. Quintín ha encontrado alguien con quien charlar, tomar un café e ir de compras. “Desde que conocí a Fran estoy mejorando, estoy aprendiendo informática, voy a la piscina y hago muchas cosas, incluso salgo yo solo por el barrio a comprar” dice. Por su parte, Fran asegura que: “este tipo de relaciones intergeneracionales son una experiencia buenísima y conoces gente que es muy interesante, con las que puedes tener muchas cosas en común”.
'De seda y hierro' muestra iniciativas para combatir la soledad no deseada de los mayores. RTVE
Programas intergeneracionales
Un programa intergeneracional entre colectivos de distintas edades es la gran apuesta de Luis Sánchez, un terapeuta ocupacional en una residencia de Madrid. “Para mí trabajar con los mayores es algo que me hace muy feliz. Aprendemos mutuamente”.
Con el objetivo de fortalecer los lazos dentro de la comunidad y fomentar la colaboración entre diferentes grupos de edad, los mayores de una residencia y los niños de una escuela infantil se encuentran en espacios comunes y pasan momentos muy divertidos. Juntos pintan, cantan, se disfrazan, practican la memoria con juegos…“Cuando estamos con los niños me encuentro mejor, más contenta”; “A mí me llena mucho estar pendiente de que van a venir los pequeños, me animo bastante, me encuentro mejor”, son algunas de las respuestas de los usuarios de la residencia al ser preguntados por este proyecto intergeneracional. Luis asegura que “todos repiten”.
Este tipo de programas contribuyen a la construcción de comunidades más unidas y solidarias en las que todas las generaciones pueden prosperar juntas. Los mayores mantienen la mente activa, mejoran su estado de ánimo y combaten el aislamiento social, entre otros muchos beneficios. Mientras, los pequeños, aprenden a socializar con personas de una edad distinta a la suya, conocen la importancia del cuidado hacia los mayores y trabajan la empatía y el respeto hacia los demás.
Recuerda, cada domingo a las 21 h ‘De Seda y Hierro’ en La 2.