Sin duda, es una de las pruebas míticas de El Conquistador dónde se produce mucha angustia y tensión entre los equipos sobre todo si coinciden en un mismo carril. Además, el hecho de que todo el laberinto esté embarrado dificulta la movilidad e incluso la visión de los participantes que tienen que moverse formando un gusano y atados entre ellos.
Pero no solo se requiere fuerza física también coordinación e inteligencia para realizar un mapa mental que ayude a los participantes a recordar por donde han pasado o no correctamente. El hecho de que los participantes se junten en uno de los pasillos puede provocar situaciones muy tensas y broncas entre los equipos, como suele ser habitual.
Hay diferentes modalidades de laberinto, en este último programa de El Conquistador se requería a dos personas de cada equipo para dos misiones especiales. Uno, para ser guía y dar las indicaciones a su equipo sobre cómo moverse y que se encuentra boca abajo. Y por otro lado, la cabeza de gusano o los elegidos que esperaban en el centro de laberinto con los ojos tapados hasta que llegara su equipo para unirse a ellos/as y salir del laberinto. Una vez un equipo estuviera fuera del laberinto, debía atravesar una puerta para ir a buscar la bandera del Conquistador; quién antes llegaba, ganaba.
A estas dificultades hay que sumar unas normas que cumplir, sino se quiere ser eliminado/a de la prueba: no se puede tocar la madera con las manos, se debe avanzar siempre de espaldas y no se pueden apoyar en la madera. Con todos estos ingredientes, no es de extrañar que el "Laberinto" sea una de las pruebas de inmunidad más esperada por la audiencia.