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Jodie Foster, su peculiar ascenso en el cine: de puta a justiciera o cómo acabar con la Lolita de cine

RAQUEL ELICES
8 min.

Mucho antes de convertirse en un icono de la defensa por la igualdad en la industria del cine y en una de las mujeres más influyentes de Hollywood, Jodie Foster (1962) fue una pieza más del sistema machista y sexualizado del cine. Azuzada por una madre obsesionada por ver a alguno de sus hijos triunfar en la gran pantalla -con su hermano Buddy también lo intentó, sin éxito-, Foster se puso delante de una pantalla antes incluso de saber leer. Tan solo tenía tres años cuando protagonizó un anuncio televisivo de éxito en el que perdía las bragas por el mordisco de un perro.

Figura pública desde la infancia, Foster, que ahora tiene 60 años, creció entre las bambalinas de los programas de éxito que veían millones de norteamericanos. Siempre expuesta ante la cámara y sin saber lo que significaba la intimidad. Sus inicios en la industria del cine estuvieron marcados, primero por su papel como niña Disney y, después, como Lolita sexualizada. Sin embargo, con los años logró revertir todo aquello y recuperar el control sobre su imagen. Así lo relata el documental Jodie Foster. Hollywood en la piel que acaba de aterrizar en el catálogo de RTVE Play. Un retrato que muestra la peculiaridad de esta actriz, de extraordinaria trayectoria, que logró resistirse a entrar en el círculo de la fama en el despiadado universo de la sociedad del espectáculo.

Jodie Foster, con 10 años en 1973

Apariencia Disney, papeles de mujer La joven Foster solo tenía 14 años cuando en 1976 un prometedor Martin Scorsese le propuso formar parte de su nueva película: Taxi Driver. La cinta, piedra angular de la nueva oleada de cineastas de autor de Hollywood, suponía lanzar su carrera al ámbito internacional, pero adentrándose en un papel bastante ambiguo para una niña: meterse en la piel de una prostituta. En la cinta protagonizada por Robert De Niro, Foster era la provocativa Iris, una joven fugitiva a la que un taxista intenta salvar de las calles de Harlem, antes de precipitarse a la locura.

Su madre, Evelyn Ella Almond, aún presente en su vida como su madre-agente y la propia Foster se enfrentaron a una decisión estética, moral y política sobre la carrera de su hija. ¿Era un papel adecuado para una niña de 14 años? Ambientada en un Nueva York que parecía evocar la antesala del infierno, aceptar aquel papel pretendía lanzar un mensaje inequívoco a la industria: acabar con la estrella infantil y reinventar su imagen a través de un personaje tan complejo como era el de una prostituta. Una puesta en escena en la que Foster también quería alejarse del camino marcado por Hollywood más comercial y apostar por el cine independiente.

Jodie Foster, en 'Taxi Driver' con Robert De Niro 1976

Nada escabroso, mucha provocación

En Taxi Driver no hay ninguna escena escabrosa que muestre lo que no se debe de una niña de 14 años, pero la situación, como su chulo la vende en las calles neoyorkinas y unos diálogos muy duros pueden chocar hoy día. Aunque en su día, Scorsese también tuvo que enfrentarse con la censura, pero en realidad, su personaje está escrito desde una visión inocente.

En la carrera de Foster, Taxi Driver acabaría siendo revulsivo y artefacto de éxito al mismo tiempo. Su interpretación le valdría la primera de sus cuatro nominaciones al Oscar y la dio a conocer en el prestigioso festival de Cannes, donde su joven talento y un perfecto francés, aprendido en el Liceo Francés de Los Ángeles en el que le inscribió su madre, conquistó a su exigente público.

TAXI DRIVER, Jodie Foster, 1976

Su papel de Lolita: aquella ola de los 70

Brillar internacionalmente con un personaje tan sexualizado como Taxi Driver, le abre un camino hacia papeles similares. Ese mismo año, a finales de 1976 protagoniza Bugsy Malone, nieto de Al Capone y La muchacha del sendero. En todos, Foster estaba sexualizada como Lolita. Hay que entender que, entonces, Estados Unidos, una sociedad tremendamente puritana, vivía su particular revolución sexual, un movimiento que no tuvo reparos en expresarse también a través de la infancia (especialmente la femenina).

Jodie Foster en 'Bugsy Malone, nieto de Al Capone' (1979)

Foster no fue la única. En esa misma línea hay otras actrices como Sue Lyon, la primera Lolita de la historia del cine; Carroll Baker, en Baby Doll o Brooke Shields en La pequeña, una película que se desarrollaba íntegramente en un burdel y en el que una menor de edad, interpretada por Brooke Shields, se convertía en objeto de deseo de un cliente. El halo trangresor que la confiere formar parte de películas que simbolizan la revolución sexual, convirtieron a Foster en una it-girl en plena adolescencia. Llegó a llamar la atención, incluso de Andy Wharhol, que la invitó a charlar con ella y la retrató, cuando solo tenía 17 años, para la revista Interview.

Posado de Jodie Foster cuando tenía menos de 18 años

Aún era menor de edad y ya había hecho 16 películas. Una de ellas, Moi fleur blue (1977), rodada en Francia, la convierte en una auténtica lolita para el país galo. La cinta habla abiertamente de una relación con muchos años de diferencia entre un adulto y una adolescente. En el mejor de los casos la convirtieron en la novia de Francia, y en el peor en una mercancía de importación. Resultaba chocante ver como, por aquellos años, aún pasaba de ser, unas veces Lolita y, otras, portavoz del Club de Mickey Mouse.

Su empoderamiento personal a través de sus personajes

El tema del feminismo es otro aspecto que destaca el documental Jodie Foster, Hollywood en la piel. Cuando Foster consigue negociar la delicada transición de la infancia a la edad adulta, a finales de los años 80, tras una larga travesía por el desierto, es para imponer en pantalla personajes fuertes. Entre ellos destaca la poco conocida, pero reveladora Zorras (1980) y, por supuesto, Acusados (1988), película por la que gana su primer Oscar. Un papel político, sobre una mujer que escapa de su condición de víctima y lleva a su violador ante la justicia y que resulta mucho más acorde con la conciencia social y feminista que le había inculcado su madre.

Por supuesto, también en su papel como agente del FBI en El silencio de los corderos (1991), de Jonathan Demme, un trabajo por el que vuelve a recibir el Oscar a la mejor actriz. En ella, Foster se sale del molde, con una heroína diferente a todas. Brillando en un mundo de hombres en el que, por supuesto, Hannibal no es la amenaza. También, cultiva la imagen de una actriz con un intelecto sobredesarrollado, ya sea dotado en la pantalla, en Contact (1997), de Robert Zemeckis, por ejemplo, o, pasando por primera vez a la dirección, con El pequeño Tate (1991), a representar a un niño superdotado.

Tomando las riendas de la dirección

Tarde o temprano ocurriría pasando. Desde los comienzos de su carrera, incluso siendo ya niña, dijo que para ella, en el mundo del cine, actuar no era suficiente. Foster siempre quiso dirigir y ese sueño se hizo realidad en 1991. Para sacarla adelante, Foster creo su propia productora y se convirtió en una de las primeras mujeres en crear su propia industria cinematográfica. Como directora se adentra en historias en las que siempre se enfrenta al mal, con una mirada siempre sobre la justicia social.

Mel Gibson y Jodie Foster en 'The beaver'

A su ópera prima se sumaron después A casa por vacaciones (1995) o la extraña El Castor (2011), protagonizada por su amigo Mel Gibson. Money Monster (2016) fue su último trabajo como directora en el cine, aunque en televisión ha dirigido capítulos de series tan populares como House of cards o Black Mirror. Como actriz ha aparecido recientemente en The mauritanian (2021), un film que denuncia las condiciones de los prisioneros de Guantánamo y por el que ganó el premio a Mejor Actriz de Reparto durante la última edición de los Globos de Oro.

Jodie Foster durante la presentación de Money Monster en 2016

Una mujer decidida a tener el control de su imagen, y de su carrera, que lo logró con éxito huyendo de la rueda del espectaculo sin que eso la impidiese convertirse en uno de los iconos más influyentes del cine, delante y detrás de las cámaras. No te pierdas el retrato de su trayectoria profesional en Jodie Foster, Hollywood en la piel (2021), ya disponible en RTVE Play.

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