Cada edición de los Premios Goya despierta más expectación y su alfombra roja es una de las pasarelas más esperadas del año sobre las que desfilan los actores y actrices más importantes de nuestro país. Veteranos que derrochan glamur, elegancia y seguridad, junto a las jóvenes promesas que arriesgan y llenan de frescura nuestro cine, como es el caso de Almudena Amor. Con solo dos películas, se ha convertido en uno de los rostros más prometedores del cine español. Aspira a ganar el Goya como mejor actriz revelación por esa sensual Lolita a la que da vida en El buen patrón, de Fernando León de Aranoa.
Almudena Amor (Madrid, 1994) no se imaginaba un debut mejor. Por partida doble y con dos de los mejores directores de nuestro cine, además de Aranoa, Paco Plaza. Los dos quedaron fascinados por ese magnetismo de una mirada tímida, tremendamente expresiva y que acapara todo el plano. Los espectadores la han podido ver ya compartiendo pantalla con Javier Bardem en El buen patrón (2021), disponible en RTVE Play; y la actriz protagoniza La abuela (2022), la nueva película de terror de Paco Plaza.
Nos confiesa que está en una nube viviendo este sueño, y aunque no quiere soltar prenda del look que va a llevar para la gran cita, sí que nos da alguna pista de cómo va a ir vestida para la gala: “Me gusta la moda sí, me gusta un look sencillo y luego meter los detalles que lo hagan ser un poco más especial. Me gusta mucho el rollo noventero de Julia Roberts metida en esa americana gigante, ese rollo me encanta”.
Desde la presentación de ambas cintas en el Festival de San Sebastián, su nombre no ha dejado de aparecer en los medios, ¿quién es Almudena Amor? La actriz trata de ver con mucha calma el interés que ha suscitado en tan poco tiempo. “Estoy aprendiendo de todo, pero muchas veces abruma, así que trato de estar muy con los pies en la tierra”, confiesa. Para ello se apoya mucho en sus amigas y en la familia, pilares fundamentales para ella. Pero no olvida que ha esta industria ha llegado por un impulso muy poderoso. “Amo tanto esta profesión, hay algo tan importante para mí, que seguiré adelante”.
Amor siempre quiso ser actriz, pero como ocurre tantas veces, los caminos se enredan un poco hasta tomar la vía de salida. “Hice teatro desde que era muy jovencita, pero siempre veía la idea de ser actriz como un sueño imposible”. Quizá, de aquellas fantasías, surgió el nombre de 'Lo llamamos Sueños…?', un grupo teatral que Amor formó junto con otros de sus compañeros y con el que la madrileña rio rinda suelta a su pasión por la interpretación durante cinco años. Incluso llegó a actuar en La Nave, una sala alternativa del barrio de Usera.
De un sueño imposible a su mayor regalo
Tras terminar el instituto, Amor entró a estudiar la carrera de Publicidad, formación que completaría más tarde con un máster en diseño. Pero había algo que no terminaba de encajar. Crisis existenciales de por medio y trabajos que no llevan a nada, Amor se plantó. “Pensé que merecía la pena luchar por los sueños, me quise dar esa oportunidad y me hice un regalo a mi misma”. Así es como decidió apostar por formarse como interprete profesional. “Porque incluso si no lo hubiese conseguido, solo el hecho de haberme formado y haber estudiado merecerían la pena”.
Al principio todo eran videoclips y anuncios, alguno hay por ahí de una famosa marca de café. Primero pasó por la Escuela Corazza, más tarde en Mar Navarro, institución en la que coincidió con Nathy Peluso y cuyas prácticas formativas se basan en el teatro físico, sensorial y corporal. Fue entonces, poco antes de que estallase la pandemia, Almudena recibió la llamada de Paco Plaza. “Fue increíble trabajar con alguien a quien admiro tanto”.
La propuesta conectaba además con muchos aspectos de su vida. En La abuela, la protagonista trabaja en el mundo del modelaje, una industria en la que Almudena trabajó hasta los 21 años. La cinta, coescrita junto con Carlos Vermut, explora la obsesión por la belleza y el miedo a envejecer y pone el foco en una sociedad que glorifica demasiado la apariencia física, especialmente en las mujeres, las cuales parecen tener una fecha de caducidad.
Una actriz que busca expresarse con voz propia
Amor reflexiona sobre estos aspectos y recuerda porque quiso salir del mundo de la moda. “Hay chicas que lo disfrutan muchísimo, va un poco según tu personalidad, pero en mi caso, sentía que no podía expresarme, que estaba atrapada en un cuerpo, algo como le puede pasar a Susana en La Abuela. No era capaz de expresarme”, confiesa. Justo lo contrario a lo que siente cuando trabaja como actriz. “Me comunico a través de personajes e historias ajenas, sin embargo, siento que ahora tengo voz”.
Apasionada del cine de autor, entre sus directores favoritos se encuentran Michael Haneke, Leo Carax o Lars Von Trier. Cineastas que mezclan la imagen poética con atmosferas asfixiantes y muy psicológicas. Algo muy acorde a los personajes que también le interesa interpretar. “Me gustan los personajes que cruzan extremos, que son muy viscerales, que te agarran las entrañas y que crecen dentro de la película y creo que los dos que he tenido (en La abuela y El buen patrón) tienen un cambio importante”.
Reguetón para las escenas difíciles
A través de los personajes, Amor aprende profesional y personalmente. “Cuantas más cosas vivan, más vivo yo”. La música le ayuda a adentrarse en muchas de esas personalidades, también le sirve para relajarse y quitarse los nervios antes de una escena difícil. Es lo que ocurrió cuando le toco rodar una de las escenas más íntimas que aparecen en la cinta de León de Aranoa, en la que su personaje y el de Javier Bardem se acuestan juntos. “Me puse Bad Bunny y me puse a bailar reguetón”, la música que creció escuchando con sus amigas.
“Tenía una carpa chiquitita Y antes de salir a roda me ponía la música con mis cascos. Era catártico. Soy una actriz muy física y para mí es muy importante el trabajo sensorial. Me dije a mi misma ‘no pienses, siéntelo, estate en el cuerpo’. Después me llamaron para el set y, la verdad, es que trabajar con Javier es una maravilla trabajar. Es muy profesional y Aranoa muy respetuoso, me sentí supercómoda”.