Comportamiento animal
Muchos animales corren para no caer en las garras de sus depredadores, pero también utilizan otras ingeniosas estrategias para escapar. Algunos utilizan el arte del engaño y fingen estar muertos, como la hormiga león o la culebra de collar, que se queda inmóvil, con la boca abierta y la lengua fuera. En biología este comportamiento se conoce como tanatosis o inmovilidad tónica.
A los depredadores les estimula el movimiento de la presa, así que, si no se mueve, llama menos su atención. Además, los cazadores prefieren presas frescas, ya que si se alimentan de carroña corren el riesgo de contraer alguna enfermedad provocada por virus o bacterias de la materia en descomposición.
Simular una lesión también puede ser una buena técnica en algunos casos. Algunas aves, como el chorlitejo colirrojo, alejan a los predadores de sus nidos fingiendo estar heridas. Primero llaman su atención con potentes graznidos. Luego, arrastran un ala por el suelo mientras avanzan en dirección contraria a donde están los polluelos o se quedan quietas en una postura que sugiere algún tipo de dificultad para moverse. A la que el depredador se acerca a ellas pensando en una presa fácil se escapan, ya sí protegen el nido.