¿Fue el duque de Edimburgo infiel a la reina Isabel II? Documaster analiza en profundidad en el tercer episodio de Los Windsor. En las entrañas de la dinastía real la vida secreta del príncipe Felipe. Los rumores apuntan a que su matrimonio fue una cárcel para él en la que solo consiguió sobrevivir a base de alcohol, juergas y amantes. El marido de la reina Isabel II, el mismo que renunció a sus derechos dinásticos por empezar una vida a su lado, ¿qué fue lo que pasó entones para que acabaran así?
Su historia de amor con la reina Isabel II
A pesar de todo, su matromonio fue uno de lo más longevos de la historia. Se conocieron cuando ella tan solo tenía 13 años y él 18. Fue en una visita al barco Britannia, del Royal Naval College, donde él se formaba como militar. La futura reina no pudo evitar fijarse en el apuesto cadete, que levantaba pasiones entre las jóvenes. Fueron muchas las cartas que intercambiaron desde entonces, incluso durante la guerra. En 1947 Felipe de Grecia y Dinamarca renunció a su nacionalidad griega, su religión y a todos sus títulos para empezar una nueva vida junto a su amada. Su romance culminó con una gran boda en la abadía de Westminster el 20 de noviembre.
El enlace no fue bien visto por todos, ya que Felipe de Edimburgo tenía tres hermanas casadas con oficiales nazis. Un controvertido pasado familiar que le pasó factura. No le importó a la reina Isabel II, que tampoco escuchó los deseos de su tío y decidió hacerlo de todas formas.
A la sombra de la reina
El nuevo papel del duque de Edimburgo en la casa real británica no era la vida que él se imaginaba. Ocupar el segundo plano le sabía a poco, siempre a la sombra de su mujer. Una pareja idílica de cara a la galería, un desastre de puertas para adentro. Algo cambió después de la coronación en 1953. El príncipe Felipe, un hombre con una personalidad enérgica, no encuentra su lugar y empieza a sentirse incómodo. La reina Isabel II y el duque de Edimburgo tuvieron cuatro hijos. el príncipe Carlos, la princesa Ana, el príncipe Andrés y el príncipe Eduardo. "En este palacio pinto menos que una ameba porque soy el único hombre de este país al que se le niega el derecho a darle su apellido a sus propios hijos", llegó a decir indignado, pero le prometió a su esposa ser el vasallo más fiel y lo cumplió. No fue así en su matrimonio.
Juergas y rumores de infidelidad
Las salidas nocturnas eran cada vez más habituales. El príncipe Felipe frecuentaba un club en Soho y empezaron a salir a la luz los rumores de infidelidad. En 1956, Felipe inicia una gira en solitario por la Commonwealth, avivando las especulaciones que rodeaban al matrimonio. La excusa era la inauguración de los Juegos Olímpicos de Melbourne. No volvió hasta pasados seis meses. Hay quien dice que de aquel viaje podrían haber salido algunos de los hijos ilegítimos que se le atribuyen.
El escándalo de Michael Parker, íntimo amigo suyo y primer secretario privado, fue la gota que colmó el vaso. Dimitió en medio de la gira, se estaba divorciando de su mujer por adulterio. Fue él quien introdujo al Duque de Edimburgo en un mundo de dudosa reputación y quien hizo avivar los rumores que rodeaban a su matrimonio. La separación en aquellos tiempos era un suicidio social, así que, de alguna manera, se esperaba que la reina Isabel II apretara los dientes y aguantara. Fue tal el revuelo, que Buckingham tuvo que emitir un comunicado en el que se negaba el supuesto distanciamiento de la pareja.
Los amores prohibidos del duque de Edimburgo
La fama de mujeriego le acompañó durante toda su vida a pesar de que muchos intentaron que no fuera así. "Siempre le ha gustado mirar escaparates, pero nunca compra", dijo entonces el antiguo secretario de prensa de la reina Isabel II, Dickie Arbiter. El propio príncipe Felipe se vio obligado a desmentirlo en alguna ocasión: "¿Alguna vez te has parado a pensar que desde hace años no voy a ninguna parte sin que un policía me acompañe? ¿Cómo demonios iba a esconder una cosa así?", le soltó a la prensa.
Lo cierto es que la lista de amantes que le atribuyen es muy larga, pero no hay, a día de hoy, ninguna prueba contundente que demuestre su relación. La primera mujer que se cruzó en su relación pocos días antes de su boda con la reina Isabel II fue la escritora Daphne Du Maurier. Aunque entre ellos no hubo nada sexual, mantenían una relación muy íntima que podría haber cambiado el futuro de la monarquía inglesa. Otro supuesto affair fue el que mantuvo con Pat Kirkwood, una exótica actriz y bailarina. Según los tabloides británicos, el duque habría mantenido una relación con ella cuando la reina estaba embarazada de su primer hijo, el príncipe Carlos. Kirkwood siempre lo negó.
También se le ha relacionado con la cantante francesa Hélène Cordet, pero hay una mujer que fue especialmente importante en la vida del príncipe: Lady Penny Brabourne. Entre ellos había una amistad muy especial que muchos confundían con una relación extramatrimonial. ¿Qué hay de cierto en esta historia? La realidad es que la reina Isabel II perdonó todas y cada una de sus aventuras y su matrimonio duró hasta su muerte, el pasado mes de abril.