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El peor momento de Natalia Millán: le tuvo que contar a su hija de 4 años que su padre había muerto

RTVE.es
3 min.

La hemos visto muchas veces en la pantalla, en el cine y en la televisión, también en el teatro, dando vida a personajes que todavía hoy recordamos, como Angélica Valdés en Amar en tiempos revueltos, o Catalina Marini en Cuéntame cómo pasó. Más allá de lo profesional, poco sabemos de la vida de Natalia Millán. La actriz siempre ha preferido mantener su intimidad fuera de los focos, pero cuando se abre, lo hace en canal. Su imagen de mujer fuerte cobra más sentid cuando conocemos algunos detalles de su historia.

En una entrevista en televisión llegó a confesar que su profesión no siempre le ha dado de comer. En ocasiones, se vio obligada a robar. "En el teatro de la danza, cobraba al mes 60.000 pesetas, y el alquiler que tenía que pagar eran 62.000. Así que los fines de semana cantaba también boleros en bodas. Cuando había pocas bodas, íbamos fatal. Yo entraba en El Corte Inglés, en el supermercado y me compraba una Coca Cola, pero de camino a la caja me comía un paquete de almendras, una chocolatina", confesaba Natalia Millán.

Aquella podría haber sido su peor etapa, pero la vida le tenía preparado otro revés. Su pareja y padre de su única hija perdió la vida en un accidente de tráfico cuando solo tenía 32 años. Superarlo le costó mucho tiempo. Su familia fue su gran apoyo y el trabajo su aliado para dejar de pensar. Sin embargo, para ella lo más complicado fue contarle a su pequeña de cuatro años lo que había pasado. "Ha sido lo más difícil de mi vida. No te puedes imaginar lo que es contarle a una niña de cuatro años que su papá ha muerto. Han pasado 19 años y todavía me cuesta no emocionarme cuando lo recuerdo", reconocía hace un tiempo en una entrevista para la revista Diez Minutos.

Violeta, su hija, tiene ahora 28 años: "Fue muy triste pero es una mujer con una madurez impresionante, feliz, y creo que es porque como en esta sociedad negamos la muerte y nos sentimos eternos, un golpe como ése nos ayudó a aferrarnos más a la vida. Por eso hay que aprovechar cada momento, y no perder el tiempo en tonterías. En mi casa hemos cambiado los papeles, ella es la madura y yo la eterna adolescente". No ha querido seguir los pasos de su madre. Estudió Bellas Artes y es motivo de orgullo para su madre.

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