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Matar en nombre de Hitler: las 5 mujeres nazis más sanguinarias

RAQUEL ELICES
6 min.

No son tan conocidas como Hitler, Himmler o Mengele, pero la historia más siniestra de la humanidad también tiene un hueco para algunas de las mujeres nazis más sanguinarias del III Reich. Enfermeras del programa de eutanasia nazi, guardianas o carceleras en campos de concentración y exterminio, fueron responsables directas de la muerte de miles de personas.

Así lo muestra Las mujeres en el proyecto nazi, el documental que puede verse en RTVE Play, que explora el papel de las mujeres en el alzamiento de Hitler y en la puesta en marcha de su régimen asesino. Führer no solo las necesitó como madres de nueva sociedad aria, también se convirtieron en el engranaje del sometimiento, castigo y punición.

Así, de los 40 millones de mujeres del III Reich, 12 millones fueron miembro de alguna delegación afiliada al partido nazi; 500 mil sirvieron en los territorios ocupados del este y una gran mayoría se convirtieron en enfermeras nazis, 600 mil encargadas de llevar a cabo el llamado “programa de eutanasia nazi” que acabó con la vida de miles de personas con algún tipo de discapacidad, deformación o enfermedad mental.

Después de la guerra, muy pocas de ellas asumieron los cargos de los que se les acusaron. Las más visibles fueron juzgadas en Núremberg, pero negaron su grado de participación, alegando que fueron coaccionadas y las condenas fueron mucho más reducidas o inexistentes. Se aprovecharon de la discriminación de género y los estereotipos sobre la mujer para eludir su implicación, muchas veces directa, en uno de los mayores exterminios de la humanidad.

Mujeres que se convirtieron en verdugos por voluntad propia, muchas adoctrinadas desde pequeña en el nazismo. Para algunos simples espectadoras de los crímenes nazis, para otrs cómplices y asesinas, ¿Quiénes eran?¿Como se convirtieron en partes esenciales del régimen nazi?¿Cuál era el alcance de sus crímenes? Repasamos la historia de cinco de las mujeres más sanguinarias de la Alemania nazi.

Maria Mandel, la bestia de Auschwitz

Tal y como explica Las mujeres en el proyecto nazi, a partir de 1943, la Alemania de Hitler empezó a tener una alta demandan de guardianas de campos de concentración, especialmente cuando estos campos se convirtieron en viveros de esclavos y empezaba a haber más necesidad de hombres en el frente. La mayoría eran de clase baja, sin un auténtico oficio, trabajadoras no cualificadas antes de la llegada de Hitler.

Ser guardianas les ofrecia la posibildiad de un trabajo facil, que no requería formación, así como diversas ventajas: una casa, prestaciones como funcionarias, ascenso social, seguro médico... Todas las guardianas empezaban en un campo cercano a Berlin, Ravenbrück, también conocido como la escuela de la brutalidad.

Allí comenzó Mandel y todas las presentes en esta lista. Mandel era, sin duda, la más sanguinaria de todas. Se le atribuyen al menos 500 mil muertes de judías, gitanas y otras presas políticas. Se formó como guardia de prisión en 1938 en Lichtenburg. El 7 de octubre de 1942 fue enviada a Auschwitz, donde ascendió a Jefa de Campo y se ganó el apodo de “la Bestia de Auschwitz”.

Mandel se encargaba de elegir quiénes serían los judíos que irían a la cámara de gas, además de que ordenó crear la “Orquesta de Auschwitz”, compuesta por prisioneros, con el único fin de satisfacer su gusto por la música. Fue arrestada el 10 de agosto de 1945 por los estadounidenses, quienes la extraditaron a Polonia. Un tribunal en Cracovia la sentenció a la horca y murió el 24 de enero de 1948, a los 36 años de edad.

Maria Mandel, la más sanguinaria de las mujeres nazis

Ilse Koch, la zorra de Buchenwald

Era esposa de Karl Koch, coronel de las SS y comandante del campo de concentración de Buchenwald, lugar del que fue una de las supervisoras. Ilse se encargaba de seleccionar prisioneros con tatuajes para ser asesinados, después les extirpaba la piel y usaba su dermis para crear todo tipo de accesorios de decoración, como lámparas, guantes, bolsos y cubiertas de libros hechas con la piel de los ejecutados. En 1967 fue condenada a prisión perpetua, pero prefirió suicidarse en prisión.

Ilse Koch, carcelera nazi

Irma Grese, el angel de la muerte

El solo hecho de conocer los sobrenombres con los que era conocida, nos causa escalofríos. La llamaban “la Bella Bestia”, “la Perra de Belsen”, “El Cancerbero” o “el Ángel de la Muerte”. Grese se ganó su lugar en la historia debido a los métodos sádicos que empleaba contra los judíos, cuando se desempeñaba como supervisora de los campos de concentración de Auschwitz, Bergen-Belsen y Ravensbrück. Con apenas 19 años, Irma Grese fue una de las más crueles y famosas criminales de guerra nazis.

Las atrocidades que cometió siguen resultando sobrecogedoras. Irma Grese dejaba que las judias fueran atacadas por perros y abusadas sexualmente, torturaba a los niños y les daba palizas, para finalmente ejecutarlos a sangre fría con una pistola. Fue detenida el 15 de abril de 1945 y condenada a morir en la horca el 13 de diciembre de ese año. Tenía 22 años de edad. Su cuerpo fue incinerado y sus cenizas arrojadas por una alcantarilla.

Irma Ilse Ida Grese¿ (1923 ¿1945)

Violette Morris, la boxeadora

Violette tenía una fuerza física increíble, por lo que practicaba deportes como boxeo, natación y carreras de automóviles. Llegó a extirparse los senos para estar más cómoda dentro de los autos que conducía. A partir de 1923 era evidente su bisexualidad, pues se cortó el cabello y se vestía como hombre. Fue por esto que en 1928, la Federación Francesa le prohibió participar en los Juegos Olímpicos.

En 1936 fue invitada de honor en las Olimpiadas de Berlín y ahí se enamoró del nazismo. Cuando regresó a Francia, lo hizo como espía de Alemania. Cuando logró infiltrarse en la Resistencia Francesa, se ganó el apodo de “la Hiena de la Gestapo”. El 26 de abril de 1944 fue víctima de una emboscada en la que falleció. Sus restos fueron arrojados a una fosa común.

Violette Morris, la boxeadora nazi

Juana Bormann, la mujer de los perros

Se alistó a la SS en 1938 y trabajó como supervisora en los campos de concentración de Lichtenburg, y Ravensbrück y Auschwitz, al que llegó en 1942. Debido a su sadismo se ganó el apodo de “la Mujer de los Perros”, ya que soltaba a su pastor alemán para que atacara a los judíos. En 1945 llegó a Bergen-Belsen, pero tras la toma de este lugar por el Ejército Británico, el 15 de abril de ese mismo año, Juana fue condenada a morir en la horca.

Juana Bormann fue condenada a morir en el horca

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