Cultura

Juana, ¿La Loca?. No: Una reina maltratada y secuestrada por su padre, su marido y su hijo

PALOMA G. QUIRÓS
13 min.

Siempre nos la han presentado como Juana 'La loca' y lo mismo debemos pararnos a pensar por qué hemos convertido a la víctima en enferma cuando en realidad podemos estar hablando de una mujer maltratada. El Romanticismo tiene gran parte de culpa. Los autores del siglo XIX vieron en ella el argumento perfecto para el drama. Una mujer enamorada y no correspondida que sufre constantes ataques de celos que la hacen enfermar y que termina enloqueciendo por la desgraciada y prematura muerte de su marido, Felipe 'El Hermoso', a los 28 años. Sí. Su historia da para películas y series, pero, ¿qué enfermedad sufría Juana I de Castilla? ¿Cómo es posible la mantuvieran encerrada durante más de 40 años? ¿Quién no se iba a volver tarumba con semejante aislamiento? ¿A quién le interesaba que Juana estuviese loca?

Los primeros síntomas de que Juana I de Castilla estaba loca

Aseguran los historiadores que no existe ningún relato fiable que nos permita ofrecer un diagnóstico sobre la salud mental de Juana. Se ha hablado de depresiones o de psicosis. Coinciden los expertos en que lo más prudente es recurrir a las fuentes más cercanas, a los contemporáneos de la reina, como los texto de Pedro Mártir de Anglería.

Se sabe por ellos que las primeras muestras de desequilibrio emocional las mostró cuando se separó por una larga temporada de su marido Felipe 'El Hermoso'. En uno de sus viajes a España, tras ser nombrada heredera, ella se queda en la península al encontrarse en avanzado estado de gestación y él parte a Flandes para reunirse con el resto de hijos que en aquel momento tenía la pareja.

Teresa Cunillera, historiadora y asesora de ficciones como Isabel y La corona partida, habla de las dificultades que sufrió entonces la princesa: "Dio muchas muestras de pasarlo muy mal cuando Felipe se fue. Puede ser comprensible que quisiera estar con su esposo y sus hijos y que, al no poder, cayera en una depresión. Pero de ahí, a que sea algo psicótico..."

Sin embargo Óscar Villarroel, profesor de Historia de la UCM, pone su atención en varias cartas en las que diferentes miembros de la corte, antes incluso de que Juana marche a Flandes, hablan de que la heredera está muy cuerda, muy sana y de que se regía muy bien. "Cuando dicen eso, es que a lo mejor, el que recibía la carta podía pensar que no lo estaba."

"Nos puede parecer muy incomprensible, pero ella estaba muy enamorada de su esposo". Es la reflexión que hace Cunillera, sobre Juana y su obsesión por Felipe. Pasó un año desde que dio a luz hasta que se marchó. Doce meses en los que Juana no dejó de presionar a los Reyes Católicos para que permitieran su partida.

"Tenía tanta ansiedad porque se quería ir a Flandes, que vieron como solución apartarla de la corte para que se calmara. Pero fue engañada a Medina, ella pensaba que aquello era solo una escala en su camino hacia los puertos. Cuando se dio cuenta de que en realidad estaba encerrada, le vino todo el arrebato." Asegura Cunillera.

Óscar Villarroel sí cree que, efectivamente, era una escala en su viaje hacia el norte y que, si la parada se prolongó, fue por necesidades de organización. Ella quería seguir el camino como fuera así que, en un momento dado, ella intenta marcharse sola. "Entonces el enviado de los Reyes Católicos, siguiendo las instrucciones de los reyes, cierra la fortaleza. Y ahí sí que hay una clara muestra de inestabilidad de la princesa."

Y continúa: "Decide quedarse delante de las puertas, delante de la muralla toda la tarde, con el frío del invierno, esperando a que se las abran. Cuando llega la noche, saltándose todo el protocolo, y todo lo que se esperaba de una princesa, se refugia en una cocina de la guardia. Se está varios días, durmiendo y comiendo allí, hasta que la dejan salir. Lo cual preocupa a los reyes sobremanera y nos muestra a nosotros una actitud impulsiva que posiblemente no estuviese siendo consciente de qué era lo que estaba haciendo teniendo en cuenta su papel."

¿Maltrataba Felipe 'El Hermoso' a Juana 'La Loca'?

La historia nos los ha presentado como una relación pasional y turbulenta que hoy calificaríamos como tóxica. 10 años duró su matrimonio y en ese tiempo tuvieron 6 niños.

Los Reyes Católicos casaron a sus cinco hijos en una perfecta estrategia de política exterior que garantizaba su poder e influencia fuera de las fronteras de sus reinos. Juana era la segunda hija y con solo 16 años partió desde Laredo en una comitiva sin precedentes hacia Flandes. Su madre y sus hermanos pequeños la acompañaron hasta el puerto. Isabel durmió dentro de la nave junto a Juana la última noche a sabiendas de que pasaría mucho tiempo hasta que la volviera a ver. El viaje, después, sería una odisea. Un fuerte temporal hundió varias de las naves. Incluida la que portaba todo el ajuar de Juana.

Pero dicen las fuentes que, una vez superado el traslado, el encuentro entre Juana y Felipe fue un flechazo. Tanto, que se adelantó la formulación de sus votos para que pudieran yacer juntos cuanto antes.

El principal problema de la pareja, hablando en un plano estrictamente personal, tenía que ver con las infidelidades de Felipe: "En el fondo Felipe I actúa como muchos otros reyes. Tenía su mujer, pero también tenía muchas otras mujeres." Asegura el profesor de la UCM.

Ella mientras tanto, indica Cunillera, tenía pocas opciones: "Felipe va a conseguir dominar su voluntad a pesar de la inteligencia que ella tenía. Tengamos en cuenta que era muy jovencita...¡Tenía solo 16 años! Era su primer amor y estaba aislada y alejada de todo. Estaba a su merced." Y Villarroel añade en esta línea: "La capacidad de intervención de Juana allí era nula. En realidad, en Flandes, mandaba el entorno de Felipe. De hecho, existen cartas en las que la archiduquesa cuenta que da igual lo que diga porque los que rodean a su marido defenderán siempre todo lo contrario, lo cual podría ser perjudicial y peligroso para ella."

Los celos de Juana 'La Loca' y sus arrebatos

De esa época en corte extranjera, nos han llegado numerosos relatos de brotes violentos. Siempre detrás de esas reacciones desmedidas de Juana, había un episodio de infidelidad de su marido.

Pero, insisten los expertos, debemos ser cuidadosos al tratar el tema. Advierte Villarroel que "a partir del siglo XIX se nos ha presentado mucho esa dependencia total y absoluta de la "loca por amor". Es difícil saber qué había en su cabeza y las fuentes, en ocasiones, son parciales y nos presentan visiones subjetivas."

Y continúa: "Sí es cierto que las fuentes hablan desde su llegada a los Países Bajos de que sentía grandes ardores y gran pasión por su marido. Sí que algo de esto debía ocurrir. Pero, ¿dependencia hasta el punto de no saber hacer nada sin él? No, hasta ese punto no."

El tema trascendió, en parte en forma de leyenda negra, y preocupó a sus descendientes: "Cuando estuvo encerrada en Tordesillas, llegaron a decir que estaba endemoniada. Que no quería escuchar Misa. Su hijo Carlos intentó imponerle normas preocupado por su piedad. Después, Felipe II mandó hacer un estudio psicológico a Francisco de Borja para que incidiese en sus aspectos religiosos".

Los historiadores admiten que, en los manuscritos encontrados, si se recogen episodios de comportamientos preocupantes. Teresa Cunillera nos cuenta que "en Flandes se enfadó con las damas de su servicio, pero con toda la razón porque su marido se iba con ellas. En Castilla y Aragón no está demostrado que pasara nada de eso."

Villarroel nos afirma que hay otros sucesos violentos documentados y Felipe siempre está de fondo: "Una vez atacó a una esclava musulmana en su segunda estancia en Flandes. Era por una pelea con Felipe, él no quería esas esclavas porque decía que aquello no era decente y ella, como forma de enfrentarse a él, en el momento que las esclavas salían, sin razón aparente, la agrede."

También aparecen escritos en los que se registra el episodio en el que, en un ataque de ira, acaba con la melena de una dama: "Esa historia del corte de pelo es muy conocida - asegura el profesor.- Se produce en la corte flamenca y es la historia o mito más conocida de la 'Juana celosa'".

¿A quién le interesaba que Juana estuviese loca?

Juana I de Castilla llegó de rebote al trono y después de una sucesión de trágicas muertes. Primero su hermano Juan, el heredero. Después, la pérdida del hijo póstumo de éste. La siguiente en la línea de sucesión era la primogénita de los Reyes Católicos, María, reina consorte de Portugal, que moriría tras el parto de su hijo Miguel. Aquel niño se convirtió en la esperanza de tres reinos: el luso, el castellano y el aragonés. Murió de unas fiebres repentinas a los dos años.

El fallecimiento del infante lo cambió todo en las cortes de Flandes y Castilla. De repente, Juana, que estaba lejísimos del trono, se convertía en la heredera de los Reyes Católicos.

En Castilla, saltaron las alarmas cuando la reina Isabel enfermó y dio muestras de que su final estaba cerca. Por ley, tanto Juana como Felipe serían reyes de pleno derecho. Y ahí empiezan también los problemas 'profesionales' en la pareja.

"En un primer momento - según Villarroel - no tiene sentido que Felipe quisiera influir en la política de sus suegros. Juana tenía derechos muy lejanos sobre la corona castellana. Una vez que Juana pasó a ser heredera, sí que es posible que intentara controlar en la medida de lo posible el entorno de Juana para garantizarse que él iba a ser el rey efectivo."

Cunillera añade que el borgoñés consiguió su propósito: "Toda esa media Castilla que parecía estar allí en Flandes... muchos murieron, otros se fueron... Era algo descorazonador. Y prácticamente compraron las voluntades de todos los que se quedaron."

¿Tan sometida estaba Juana a la voluntad de Felipe? ¿No iba a defender lo que por derecho era suyo? Villarroel nos recuerda a qué panorama se enfrentaban los Príncipes de Asturias en la sucesión: "Según las leyes castellanas, él iba a ser rey. Como arreglasen entre ellos el gobierno, era una cuestión del matrimonio." "Se da la situación de que, según la normativa o la tradición, - dice Villarroel - ella no debía gobernar sola, sino, con el acuerdo de su marido. Se mezclaban unas situaciones que hacían que, como poco el inicio, fuese delicado en el sentido de que tenían que llegar a acuerdos como habían llegado Isabel y Fernando."

Muy diferente era el asunto en Aragón: "Allí ella no iba a ser reina. El que iba a suceder en todo caso, y aun así las cortes tenían sus dudas, era Felipe. Aquí lo que tenía que decir Juana no importaba mucho."

¿Entonces ella cedió todo el poder a Felipe tanto en Aragón (por obligación), como en Castilla? El profesor de Historia cree que no. Asegura que Juana siempre intentó influir en la política de Flandes, por eso duda que dejase hacer sin más a Felipe sin que a ella se la tuviese en cuenta.

En Castilla, es cierto que Isabel La Católica dejó a Juana como heredera absoluta y total de su poder, pero con reservas: "Incluyó una cláusula que decía que en el supuesto de que no estuviera, sería Fernando el gobernador. También en los casos de que Juana no quisiera gobernar o que se viera incapacitada."

¿Se abandonó Juana I de Castilla o la apartaron del trono?

"Sí es cierto que en ocasiones se había negado a comer, pero tanto como abandonarse y tener que alimentarla a la fuerza...no, desde luego." El profesor de Historia matiza así las escenas más desgarradoras que hemos visto las obras de ficción que han retratado la vida de Juana I.

"Dentro de que una depresión es un pozo sin fondo, ella no tenía amigos ni a miembros de su familia en los que apoyarse." Nos explica Teresa Cunillera. Y nos advierte de que no hemos llegado a verla en su peor estado: "Cae en una depresión tras la muerte de su marido. Y ese duelo que tuvo fue exagerado, pero no lo podemos juzgar con nuestros ojos de hoy. En aquel momento era normal esas expresiones de dolor."

Villarroel nos advierte de que la figura de Juana siempre ha sido controvertida: "En el fondo acaba siendo manejada por su marido, su padre o su hijo. Manejada...o apartada."

Mientras Cunillera cree, como hemos visto antes, que la nueva reina sí tenía voluntad de ejercer como tal, el profesor de Historia no lo ve tan claro. Cuando tuvo la oportunidad de reclamar su autonomía, no lo hizo: "Hay que pensar si ella quería hacer otra cosa. Porque tenemos la cuestión de la Guerra de las Comunidades donde los comuneros llegan a Tordesillas y le piden que ella tome el poder. Ella era la reina y ellos se presentan como sus defensores. Pero Juana se va a negar y va a esperar a que llegue su hijo Carlos para decidir qué se ha de hacer."

¿Estaba enferma Juana 'La Loca'?

Cunillera asegura que sí que varios psiquiatras han profundizado en la historia de Juana: "Es difícil hacer una valoración psicológica con los testimonios de los contemporáneos de Juana. Por ejemplo, el psiquiatra Ortega Matilla llega a considerar que lo que le pasó a Juana no fue una psicosis. Eran síntomas de soledad y de depresión."

Y nos da una clave sobre la que no se para de discutir: "El tratamiento que se le dio para que se pudiera recuperar no era para nada el idóneo. Ahí vemos que era un tema político más que de salud."

Secuestrada por su padre y luego por su hijo

Tras la muerte de Felipe I, el cardenal Cisneros asumió la regencia de Castilla. Nadie apostaba por Juana como reina mientras viajaba con el féretro de su esposo desde Burgos hasta Granada solo de noche, en una comitiva fúnebre que duró 8 meses y que desató todo tipo de comentarios.

Las Cortes de Castilla nunca declararon a Juana I incapaz y nunca dejó de ser reina. Pero cuando su padre, Fernando El Católico asumió la regencia de Castilla en 1509, decidió que lo mejor era recluir a su hija en el castillo de Tordesillas para alejar cualquier tipo de alzamiento castellano contra sus decisiones de gobierno.

Carlos I, hijo de Juana, su heredero, no la liberó tampoco cuando accedió al trono. Conocedor de que no era bien recibido por los nobles castellanos que lo veían como un rey extranjero, no quiso darles una reina con la que hacerle oposición.

En los papeles, siempre correinaron. Siempre aparecía el encabezamiento de "Yo la Reina". En la práctica Juana fue tachada de Loca y encarcelada desde los 30, hasta los 75 años.

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