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Raúl Arévalo y Juan Diego Botto en el paraíso perdido de la España de Franco

RAQUEL ELICES
4 min.

Cuando Rafael Azcona escribió su novela Los europeos en 1958, en Ibiza aún no había estallado la efervescencia floreada de las comunidades hippies, pero comenzaba a respirarse en la isla un clima de libertad, de escape y espejismo que nada tenía que ver con la España del otro lado del Mediterráneo.

Escrita por el autor de algunos de los mejores guiones de nuestro cine, el propio Azcona siempre pensó en llevar su novela al cine. Con esa forma audaz de retratar la realidad de su país, cargado de ironía y humor negro, el libro contiene todos los elementos de películas firmadas por él como El pisito, Plácido o Belle époque.

Sin embargo, no fue hasta más de 60 años después que su historia fue llevada al cine. Ya sin Rafael Azcona con vida, el director Víctor García León quiso recuperar el ambiente de aquella Ibiza promisoria para la gris posguerra española que aún arrastraba todo un país en Los europeos (2020), la película que se incorpora este viernes a RTVE Play.

Fotograma de 'Los europeos'

Un oasis solo al alcance de unos pocos

Los europeos nos presenta a dos hombres muy diferentes entre sí, Antonio (Juan Diego Botto), un señorito bandarra, y Miguel (Raúl Arévalo), un sufrido empleado quejoso y con culpa de clase, son dos amigos marcados por su diferencia social que atracan en la isla con la intención de perseguir a las extranjeras y respirar libertad y libertinaje.

Tras los primeros escarceos desesperados con unas chicas valencianas que se encuentran a su llegada, los dos amigos van conociendo la particular fauna de juerguistas que pululan por la isla con ganas de pasárselo bien. Mientras Antonio enlaza fiestas y salidas nocturnas, Miguel, más escéptico, prefiere mantenerse al margen. Hasta que se siente seducido por Odette, una francesa encantadora.

Somos cine - Los europeos - Ver ahora

Lúcido retrato del desmoronamiento

La isla de aquella Ibiza de 1958 se convierte en Los europeos en una metáfora de falso espejismo de libertad. La imagen de un paraíso perdido en el que españoles y europeos escapan de la monotonía, los unos, y de la falta de libertad, los otros.

El director lo ambienta todo en una nube idílica, pero melancólica. Lo hace a través del cuidado tratamiento de la luz y el color, que regala al espectador postales ibicencas llenas de encanto con las que nos traslada a una época triste, revestida de alborozo.

La película nos atrapa visualmente ya desde el comienzo, con unos títulos de crédito que son una obra de arte en sí misma, y con una cuidada selección musical que también ayuda a situarse en aquel espacio-tiempo de veraneantes casuales.

Tráiler de 'Los europeos': Raúl Arévalo y Juan Diego Botto en una adaptación de Rafael Azcona

Hay muchas cosas de esa España que siguen. Hoy seguimos teniendo a dos tipos como los protagonistas. Personas de clase acomodada, como mi personaje, que tienen su vida asegurada y que sienten que están por encima de la moral y de las leyes y, luego, esto de cosificar a las mujeres que sigue estando presente”, contaba Juan Diego Botto en Días de Cine.

Un certero retrato de la España de los 50, contado a través de pequeñas historias de secretos, miedos y mentiras y que muestra ese eterno sentimiento español de inferioridad. “Ningún español que haya cogido la novela de Rafael Azcona y haya leído el título se ha sentido identificado con el título. De alguna manera eso refleja la relación que tenemos con nosotros mismos”, contaba en el mismo programa el director de la película.

Cartel de 'Los europeos'

Hay algo muy presente en la película es que esa censura esa represión no solo política, sino sexual y moral que va permeando en los individuos hasta el punto que terminan haciéndola suya. Hasta el punto de que no hace falta que haya muros para reprimirnos porque los muros los llevas dentro”, dice Botto sobre el personaje de Miguel al que interpreta Arévalo.

Dulce por fuera y amarga por dentro, Los europeos se empapa también de aquel cine clásico que mostraba el gozo y el disfrute de la vida, pero dejaba un regusto dramático y denso en el final. Los acordes de cintas como La dolce vita, La escapada o La gran guerra, con esa comedia que deja poso en el corazón, suenan a lo largo del metraje de esta película. "La película tiene nostalgia, tristeza alegre, melancolía. Eso es lo que supura por todas partes", concluye Raúl Arévalo. ¡Los europeos (2020), ya disponible en RTVE Play!

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