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Mitología

La leyenda del Minotauro, el monstruo del laberinto

Noticia Saber y Ganar 
  • Cada año recibía a siete hombres y siete mujeres en sacrificio

  • Era mitad humano y mitad toro

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Lorena Montón
3 min.

La mitología griega y romana son una gran fuente de inspiración para los guionistas de ‘Saber y Ganar’. En el programa hemos hablado de dioses, de personajes que se han hecho famosos gracias al cine como Thor, y de mitos y leyendas que tienen que ver con las culturas más antiguas. En esta ocasión rescatamos la figura del Minotauro, un monstruo que según cuentan, vivió encerrado en un laberinto y que cada año recibía a siete hombres y siete mujeres en sacrificio para poder alimentarse. ¡Descubrimos más acerca de este personaje que era mitad hombre y mitad toro!

Un nacimiento un tanto peculiar

La historia del nacimiento del Minotauro es bastante insólita, como suele ocurrir con muchos de los mitos. Al parecer, Minos, hijo de Zeus, pidió ayuda a Poseidón para que su pueblo lo aclamase como rey. El dios del mar hizo que un hermoso toro blanco emergiera de las aguas y pidió que fuese sacrificado a cambio del favor. Pero el animal era tan bello que Minos lo camufló en su rebaño y sacrificó a otro, esperando que Poseidón no se diera cuenta. La deidad supo del engaño y como venganza hizo que la hija de Minos, Pasifae, se enamorase del toro. De hecho, urdió un plan para yacer con él, disfrazándose de vaca. De aquella unión nació el Minotauro, mitad hombre- mitad toro.

El encierro en el laberinto

El Minotauro resultó ser un monstruo salvaje que a medida que crecía se hacía más salvaje. Tan solo se alimentaba de carne humana así que hubo que tomar medidas para mantenerlo a raya. Dédalo construyó un laberinto lleno de pasadizos entrecruzados y encerró ahí al ser mitológico para toda la eternidad. No obstante, tras una guerra entre los habitantes de Creta y de Atenas, el oráculo de Delfos recomendó que cada año se le sirvieran como tributo al Minotauro siete hombres y siete mujeres que, además, le servirían de alimento. Ese fue el castigo que recayó sobre el pueblo ateniense, perdedor de las batallas.

Un final a manos de Teseo

Teseo llegó a Creta y se ofreció voluntario a combatir al Minotauro para terminar con el terror que había sembrado en la ciudad. Su valentía no se doblegó a pesar de haberse enamorado de Ariadna, la hija del rey, y ella, viendo que no podría convencer a su amado para que desistiese en su plan, tuvo una idea para ayudarle. Le daría un ovillo de hilo para que lo atase a la entrada del laberinto y así, una vez habiendo matado al Minotauro, podría regresar sin problemas.

Sobre cómo Teseo mató al monstruo, hay diversas versiones. Una dice que lo hizo a puñetazos, otra que fue clavándole una espada y una tercera asegura que fue clavándole su propio cuerno. Sea como fuere, el valiente salvador logró salir del laberinto con su misión cumplida.

Estatua de Hércules y el Minotauro

Estatua de Hércules y el Minotauro cropper

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