Con 250 años de historia a sus espaldas, el Museo Nacional de Ciencias Naturales, celebra el aniversario con la producción de un documental que explica no solo la historia del origen de sus colecciones, sino que las coloca en el contexto histórico necesario para su correcta interpretación.
Apunta también a una renovación del papel que todo museo se plantea en la actualidad al enriquecer su tarea expositiva con las actividades científicas y educativas en pro del conocimiento del mundo natural.
Podemos ver una de las estancias del museo nacional de ciencias naturales RTVE
Encuentro entre científicos
Hemos sido testigos de la grabación de este documental que pone a dialogar a científicos, youtubers, artistas y gestores, completando así el relato de una institución que encara un futuro de posibilidades.
Todas sus colecciones han sido digitalizadas para hacerlas más accesibles al público general, acercar la ciencia a la ciudadana y conectar al museo con instituciones semejantes de todo el mundo. Aun así, sus responsables, como el director Rafael Zardoya, insisten en la importancia de la contemplación y estudio de lo aquí expuesto, especialmente en el caso de escolares. La idea es que todos podamos ser naturalistas de corazón y recuperar la fascinación por un mundo variado e ilimitado.
El dinamismo con el que trabaja este museo proviene de un hecho fundamental: este museo es uno de los centros de investigación más importantes del país. De hecho, su faceta expositiva es la punta del iceberg. Con alrededor de 70 científicos titulares, estudiantes becados y de doctorado, es una fábrica de conocimiento. Este conocimiento aplicado a las dinámicas del mundo natural es lo que nos ayuda a amarlo.
De este trabajo se derivan aplicaciones normativas en el plano político que “construyen” espacios protegidos y conciencia medioambiental. La protección es un lujo civilizatorio y un esfuerzo científico. El afán por explorar en continuo movimiento y la necesidad de descanso y reflexión serena está en el ADN de la humanidad. Esto es lo que contiene, en esencia, este templo de la historia natural: una mirada al interior de nosotros mismos, nuestra fortaleza y nuestras debilidades entretejidas al escenario físico en el que vivimos.