"La paz mundial no puede salvaguardarse sin unos esfuerzos creadores equiparables a los peligros que la amenazan". El 9 de mayo de 1950, cinco años después del final de la Segunda Guerra Mundial, el ministro de Exteriores francés Robert Schuman pronunció un discurso que sentó las bases de la actual Unión Europea. Fue tan significativo que cada 9 de mayo se celebra el Día de Europa.
Para conmemorar la efeméride, en El gallo que no cesa, nos hemos lanzado a recorrer las calles de la capital belga y en especial las del Barrio Europeo donde se ubican las sedes de muchas instituciones europeas.
El centro de Europa
Tiene tan solo 200.000 habitantes, muchos menos que otras ciudades del continente como Berlín, Madrid, Roma o París y aún así Bruselas está considerada la capital de Europa y de la UE.
Este título trae consigo algunas particularidades. Para empezar, la convivencia de personas de todo el mundo y en especial de los 27 países de la Unión Europea. Nuria López, representante de Visit Brussels en España, explica que "prácticamente un tercio de los habitantes son de fuera y esto provoca que sea una ciudad multicultural".
Una de las zonas donde se juntan más expatriados es en el Barrio Europeo. Aquí las conversaciones se producen en distintos idiomas, de lunes a jueves cualquier terraza se convierte en una torre de Babel y los edificios de las sedes europeas dan la bienvenida a trabajadores trajeados y visitantes.
Cristina Fernández de la unidad de coordinación de visitantes del Parlamento Europeo enumera las instituciones más importantes que hay en la capital belga: "la Comisión Europea, el Parlamento Europeo, el Comité Económico y Social, el Comité de las Regiones, el Consejo de la Unión Europea y el Defensor del Pueblo Europeo”.
Lejos de su imagen fría y distante, muchas instituciones están abiertas al público. "La gente tiene una idea de las instituciones europeas como algo aburrido (...) y en ellas se pueden descubrir muchas cosas y aprender de Europa y la cultura belga”, afirma Nuria.
Cristina explica que el Parlamento lleva años recibiendo visitas. "Es la primera institución que abrió sus puertas al público (...) porque quiso que todo ciudadano la pudiera visitar”. Y desde entonces el turismo y las visitas se han ido desarrollando. Se empezó con circuitos por el hemiciclo y después se fueron abriendo algunos museos como la casa de la Historia Europea en el parque Leopold o el Parlamentarium, el centro de interpretación del Parlamento.
Un paseo por el Barrio Europeo
El Barrio Europeo es uno de los barrios más animados de Bruselas, al menos de lunes a viernes. En sus plazas Luxemburgo, Jourdan, Jean Rey… se citan muchos jóvenes trabajadores que viven en la ciudad durante los días laborables.
El ritmo del barrio se aprecia en cualquiera de sus plazas y también en las visitas guiadas que organizan desde el propio Parlamento Europeo.
Son recorridos en los que se aprende mucho: sobre la historia de los edificios de las sedes europeas y de los personajes que les dan nombre o acerca de cómo el barrio ha ido creciendo y transformándose al ritmo de la UE. También se repara en las construcciones art nouveau.
El modernismo de Bruselas
El Barrio Europeo está lleno de construcciones modernistas. Victor Horta fue uno de los precursores de este estilo y algunas de sus creaciones están declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, entre ellas su museo.
Se ubica en el barrio de Saint Gilles y es un buen lugar para adentrarse en el universo Horta. Benjamin Zurstrassen, su conservador, nos habla del arquitecto. "Horta es uno de los fundadores del estilo art nouveau. Si miras las fechas en la evolución de la historia del arte y de la arquitectura, se te quedan en mente dos nombres: Gaudí de Cataluña y Horta en Bruselas. Así que sí, es un pilar en la historia de la arquitectura y marca el comienzo de un nuevo estilo en Bélgica y en Europa".
Horta destaca por sus habilidades como arquitecto y también por la decoración de sus edificios. Esas líneas curvas que se mezclan con materiales como el acero y el uso de la luz. Sus comienzos están vinculados con el clasicismo, aunque muy joven, con unos treinta y tantos años, empezó a innovar.
Lo más interesante del museo es el edificio en sí o mejor dicho los edificios: "construyó dos casas, una su propio hogar, donde solía vivir y al lado el taller. Con las dos piezas de tierra podría haber hecho una gran mansión, algo muy impresionante, pero él decidió ser sincero: la casa parecía una casa y el taller parecía un taller".
Es tan solo uno de los muchísimos edificios modernistas de Bruselas. Quedan unos 200 de los 500 que hubo en su día. Hay casas particulares, restaurantes, hoteles e incluso museos como el dedicado al cómic, también diseñado por Horta.
Este museo es uno de los lugares imprescindibles de la ciudad, al igual que la Grand Place con sus edificios gremiales, el Manneken Pis, las galerías reales Saint Hubert o el Atomium.
Cerveza, mejillones y de postre, un gofre
En Bruselas se come - y se bebe - muy bien. Podemos empezar con unos mejillones con patatas fritas, los famosos moules frites o con un plato de croquetas con gambas, viajando a la costa con cada bocado porque existe una tradición pesquera muy curiosa, reconocida Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, que es la de pescar gambas montando a caballo.
Otro plato famoso es la carbonada flamenca; un guiso de carne que lleva mostaza, cebolla, pan y cerveza, la bebida belga por antonomasia ya que "en Bélgica, hay más de mil variedades de cerveza”.
De postre o a media tarde, tenemos que degustar un gofre belga (solo, con azúcar, con chocolate o con todo tipo de frutas y aderezos, a más condumio, más turístico) y por supuesto, no podemos abandonar Bruselas sin darle un bocado a sus bombones. “Descubrir Bruselas a través de su gastronomía acompañada del arte es una buena opción”. Un buen maridaje para celebrar el Día de Europa.