Cine
Cohn y Duprat

Los directores de cine que nos enseñaron a matar a nuestros ídolos

Versión Española
  • Mariano Cohn y Gastón Duprat destruyen egos e idólos, Competencia oficial (2022) es un ejemplo de ello

  • No te pierdas su otra cinta, El ciudadano ilustre (2016) este domingo con coloquio en Versión Española

RTVE.es
3 min.

Mariano Cohn y Gastón Duprat son un tándem indisoluble, hay quien cree que son la misma persona con un nombre larguísimo. No se equivoquen. Lo que aquí tenemos es una dupla de cineastas argentinos muy notable que en los últimos años están ofreciendo algunos de los títulos más interesantes en habla hispana. Competencia Oficial (2022) es el último de ellos. La cinta protagonizada por Penélope Cruz, Antonio Banderas y Oscar Martínez sobre el choque de egos en la industria del cine.

Desde que en 2008 presentasen su ópera prima (El artista), ambos directores han trazado un interesante camino que retrata las contradicciones y los aspectos más absurdos y reprobables de las clases altas, el mundo del arte en general y la burguesía. Con el tiempo han aprendido a meter el dedo en uno de los sectores más proclives a la caricatura y la pantomima de sí mismos. Algo que siempre hacen desde la sátira y el humor negro, sabiéndose parte también de ese mundo.

Galeristas (Mi obra maestra), arquitectos de renombre (El vecino de al lado), coleccionistas de arte contemporáneo, escritores de relumbrón (El ciudadano ilustre) o excéntricos personajes del mundo del cine (Competencia oficial). Cohn y Duprat exponen con acierto el patetismo de los estereotipos del mundo elevado, muchas veces relacionado con el arte y la cultura. Se ríen de ellos, pero tratan de humanizarlos lo que da como resultado amargas comedias que dejan un poso oscuro, pero provocan una inevitable sonrisa.

Egos, artistas y ciudadanos ilustres

En El ciudadano ilustre (2016), la película que se emitirá este domingo junto con un coloquio en Versión Española, la premisa bromea con el trauma de la literatura Argentina, que nunca ha ganado el Nobel pese a Borges, Cortázar o Sabato. Los creadores, de hecho, juegan con que Mantovani trascienda la película y han publicado un libro firmado por el personaje, que también posee una activa cuenta de twitter.

Si te dan el Nobel de Literatura tienes dos opciones: recogerlo como la mayoría o rechazarlo como Jean-Paul Sastre (o no darte ni por enterado a lo Bob Dylan), o probar una tercera vía: acudir a la ceremonia para desprestigiarlo es su discurso. Así hace su protagonista, Daniel Mantovani (Óscar Martínez) un ficticio novelista argentino que afirma, frente al rey de Suecia, que el reconocimiento es “la canonización terminal de un artista” que ya no incomoda, sino que complace.

Los directores exponen una metáfora de la Argentina en la que se mezclan la idolatría y la destrucción del ídolo, el chauvinismo, el resentimiento y la envidia, entre otras cosas. Pero pese a la metáfora nacional, sus ecos fueron más grandes. “Como pasa habitualmente, ‘pinta tu aldea y pintarás el mundo’: en Venecia fue recibida como una película italiana y los periodistas españoles decían que era aplicable a la realidad española. Seguramente por el hibridaje argentino: yo mismo tengo tres cuartas partes de sangre española y un cuarto italiana", comentaba el actor Oscar Martínez en una entrevista a RTVE.es

El ciudadano ilustre es una comedia incómoda que abre muchos debates: la ficción y la realidad, el éxito y el fracaso, las políticas culturales, el compromiso. Todo surge en una narración contaminada por la mirada, a veces altiva, a veces compasiva, y siempre un poco cínica de su protagonista. Otro título con el que los directores argentinos nos invitan a analizar quiénes son en verdad nuestros ídolos o que, a veces, es mejor matar al artista y quedarse simplemente con su obra.

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