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¿Es posible 'El colapso' de la sociedad actual? Teorías y casos reales

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  • La miniserie francesa El colapso muestra el final del sistema tal y como lo conocemos

  • ¿Podríamos vivir un colapso? Repasamos algunas teorías y casos que se han dado en el mundo

  • Ya puedes ver en Play los ocho episodios de El colapso, gratis y en streaming

Ángela Pérez
4 min.

El colapso (L'effondrement, 2019) cuenta qué podría suceder si la sociedad, el sistema tal y como lo conocemos en la actualidad, implosionara. En esta miniserie francesa la causa no es relevante: son las consecuencias lo que dan pánico. El colapso muestra cómo actuarían los seres humanos si, de un día para otro, se vieran desabastecidos y sin recursos; privados de algo tan esencial como es hoy la electricidad, por ejemplo.

Ya tienes disponibles los ocho episodios de El colapso en Play, gratis y en streaming.

La teoría de Olduvai

La ficción parece acercarse, en cierta medida, a la teoría de Olduvai (Richard C. Duncan, año 2000), que establece una relación entre la producción de la energía mundial y la población humana. Afirma que la esperanza de vida de la civilización industrial es menor o igual a 100 años, entre 1930 y 2030.

Esta teoría ha sido calificada como “impensable, ridícula, absurda, peligrosa, autosuficiente y autodestructiva”, pero no parece estar tan lejos de la realidad, y algunos casos y experiencias recientes así lo demuestran.

¿Un gran apagón?

Sin ir más lejos, el pasado mes de octubre el Gobierno austriaco levantó la voz de alarma sobre un posible apagón eléctrico. “La cuestión no es si habrá un gran apagón, sino cuándo”, señaló la ministra de Defensa, Klaudia Tanner. La alerta se extendió y numerosos países se pusieron a evaluar hasta qué punto estarían preparados ante tal catástrofe.

¿Podría ser un ‘blackout’ lo que genera el caos en El colapso? En el pasado, en Europa se han vivido varios apagones eléctricos, pero a una escala más o menos manejable. El más sonado fue el de Alemania hace 16 años, cuando un temporal de nieve dejó a miles de personas sin electricidad durante seis días en pleno invierno; algo que no había sucedido desde la Segunda Guerra Mundial.

Entre diciembre de 1983 y marzo de 1984, gran parte de la red eléctrica sueca se vio afectada por un cortocircuito en un transformador y cuatro millones de personas se quedaron sin luz varias horas. En Kosovo, el pasado 22 de diciembre sufrieron cortes de luz durante dos horas debido a una ola de frío que disparó el consumo eléctrico y la avería sufrida por dos centrales de carbón, una de sus principales fuentes de energía.

Otros imprevistos fueron, por ejemplo, el rayo que en 1977 destruyó un transformador y dejó a nueve millones de neoyorkinos sin luz durante un día, o la caída de árboles sobre una línea de alta tensión en Italia en 2003 que afectó a todo el país.

Pero, ¿justifican estas eventualidades el temor al gran apagón? En España, ante la alarma de Austria, autoridades y expertos afirmaron que el riesgo existente es reducido, y señalaron que nuestro sistema eléctrico está preparado para afrontar crisis graves de este tipo.

El apocalipsis, en forma de virus

Si algo nos han enseñado las teorías apocalípticas es que las causas pueden ser múltiples. Aunque el cine catastrófico prefiere recurrir a zombis, meteoritos o tsunamis, entre muchas otras -no se puede negar su espectacularidad-, la realidad nos ha demostrado que algo mucho menos vistoso puede poner el mundo patas arriba en unos pocos días. Y de una forma mucho más sigilosa que una horda de zombis. ¿Quién no se acuerda de los supermercados desabastecidos de papel higiénico durante el confinamiento debido al Covid-19?

Las consecuencias del coronavirus, el virus que más nos ha acercado a un apocalipsis en las últimas décadas y se ha cobrado casi seis millones de víctimas en todo el mundo, siguen afectando a la sociedad en prácticamente todos los ámbitos. Una de las más evidentes es el fuerte impacto económico en los países, que han visto sus bolsas depender directamente de la fabricación a contrarreloj de vacunas contra el virus.

Por todo esto es por lo que El colapso apela a un espectador especialmente sensibilizado. Un espectador que no es el mismo que uno anterior a 2020, que ha vivido -y está viviendo- una situación que nunca pensó que podría llegar a darse. En la miniserie no se intuye que el colapso lo provoque un virus, pero las consecuencias que se muestran son bastante familiares para todos.

Recuerda que en RTVE Play puedes ver otras series internacionales como Parlamento, Hipócrates, Poldark o The Split, entre muchas otras.

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