Historia
El condensador de fluzo

La primera estafa piramidal la hizo una mujer, una española, la hija de un famoso escritor

Noticia   el Condensador de fluzo
  • Baldomera Larra empezó pidiendo préstamos e hizo una fortuna de 20 millones en tan solo 3 meses

  • Cuando la detuvieron, su abogado logró su absolución total... ¿cómo lo hizo?

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Santiago Pérez Payá
3 min.

El condensador de fluzo nos trae la increíble historia de un personaje fascinante del siglo XIX: Baldomera Larra. Su nombre no nos dice mucho pero su apellido sí. En efecto, fue la hija menor del escritor del romanticismo Mariano José de Larra. Se convierte en la protagonista de nuestro relato porque gracias a un sencillo mecanismo financiero, fue la inventora de la estafa piramidal.

Retrato de Baldomera Larra RTVE / El condensador de fluzo

La historiadora y escritora María José Rubio nos habla de un sonadísimo escándalo financiero que se remonta a 1873, en la Primera República. Baldomera Larra estaba casada con Carlos Montemar, un famoso médico que trabaja en la Casa Real. Con la abdicación del rey Amadeo de Saboya, se acabaron todos los favores que tenían el médico y su entorno y decidió marcharse a América dejando a Baldomera sola en Madrid.

Comenzó pidiendo prestamos

Sin recursos y con varios hijos a su cargo, Baldomera empezó a pedir dinero prestado a fiadoras y prestamistas de los cuales aprendió el negocio. En la primavera de 1876, movida por la necesidad, Baldomera creó una caja de imposiciones. Empieza con un modesto local en los bajos de la Plaza de la Paja en Madrid dónde ofrece un sencillo mecanismo financiero a posibles inversores.

Consistía simplemente en recibir dinero de depositantes bajo la promesa de devolverles unos réditos altísimos de hasta un 40% mensual de cada duro que depositaban. Y sin más garantía que un pequeño papel dónde apuntaban el nombre y la cantidad depositada.

Hizo una fortuna en tan solo 3 meses

Con este mecanismo, Baldomera fue capaz de recaudar en solo 3 meses hasta 20 millones de reales de más de 5.000 impositores de toda clase social. La infraestructura burbuja estalla en diciembre de 1876 cuando la propia Baldomera se da cuenta que no va a poder seguir pagando todo el entramado como lo estaba haciendo.

Fuga a Francia

Ante el rumor de una posible quiebra, ella muy inteligente se presentó un domingo en la Zarzuela toda enjoyada para ser vista y generar confianza. Pero ya tenía pactado que a mitad de función un carruaje la esperaría a la salida del teatro y ya lo siguiente que se supo de ella es que había cruzado la frontera con Francia.

Al poco de desaparecer, fue descubierta por la policía francesa. La reconocieron oculta bajo una identidad falsa y la pusieron a disposición de las autoridades españolas.

El último ‘as’ en la manga

La llevaron a una cárcel de mujeres de España, y después de un sonadísimo y largo y proceso judicial, fue condenada a 6 años de cárcel por alzamiento de bienes. Cuando parecía que la sentencia era firme, su abogado presentó un recurso al Tribunal Supremo de Justicia pidiendo su total absolución.

Alegó que, precisamente, por ser una mujer casada y conforme al derecho del siglo XIX español, ella no tenía derecho legal para hacer contratos por lo tanto ni ella había alzado bienes legalmente ni sus impositores podían ser legalmente sus acreedores. Finalmente, el Tribunal Supremo de Justicia dictó sentencia absolviendo totalmente a Baldomera Larra de cualquier culpa.

Baldomera terminó emigrando a Cuba, dónde vivió una vida longeva hasta los 87 años.

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