Televisión
"Happy Valley" vuelve a RTVE Play

Tres creadoras de series que cambiaron la historia de las series

 Rtve Play  
Nuria Verde
8 min.

Cuando Jane Campion creó “Top of the lake” (o muy superficialmente) en la ficción televisiva hasta entonces: el abuso sexual infantil, la violación en grupo a menores, la maternidad a través de vientres de alquiler, la misoginia en la policía, el fin del amor romántico, el odio de ciertos hombres hacia las mujeres.

Según la propia Campion confesó a “Hollywood Reporter” durante el Festival de Sundance en el que presentó la serie: “La historia tiene como objetivo profundizar en un personaje dañado que interpreta Elisabeth Moss”. En el caso de “Top of the lake”, el personaje tiene más importancia que la trama, una decisión que hace que Jane Campion nade a contracorriente a la hora de escribir una serie, que además es muy compleja, y visita las oscuridades propias del universo de la directora australiana.

“Tenía que manejar mucho material en mi cabeza. Fue un reto para mí. Aunque soy directora de cine y estoy acostumbrada. Tenía el doble de tiempo de lo normal para rodar. Estaba en shock. Quería hacer algo que a mis propios ojos fuera excelente porque era un insulto no hacerlo”, aseguró Campion.

Guionistas pioneras

En los años 60 y gran parte de los 70, no había guionistas mujeres en los equipos de escritura de las series de televisión. “A lo largo de la Historia, han sido los hombres os que han escrito los papeles de las mujeres. En los últimos quince años, las cosas han cambiado porque las mujeres escriben sobre las mujeres”, dice Sally Wainwright, creadora de “Happy Valley”, en “Student Drama Masterclass”.

“Happy Valley” se llama así porque en el valle de Calder arrasado por la droga es el nombre que le dan sus habitantes al lugar en el que viven. Cuenta la historia de Catherine Caawod, una sargento de la policía con experiencia y muy trabajadora, que dirige un equipo de agentes en un valle rural de Yorkshire. Además es una afligida madre que cuida de su nieto huérfano.

Wainwright empezó como guionista en “Coronation Street”. Rodeada de guionistas hombres, “me sentía una inútil total. No sabía porqué me habían dado el trabajo. Quizás porque mis guiones eran lo suficientemente buenos, supongo”, asegura.

Pero para Wainwright, también es importante el hecho de que las mujeres guionistas escriban papeles de hombres en las series. Las miradas de las creadoras influyen, no solo en las tramas, sino también en los diálogos de los personajes. Por ejemplo, en “Happy Valley”, la sargento Catherine Caawood, corta de raíz a un subordinado suyo, cuando en un entorno desenfadado y de risas, el agente bromea sobre que Caawood ha matado a una prostituta y le ha metido una botella en la vagina, un personaje que además resulta ser la madre de Tommy Lee Royce, el psicópata, padre del netio de Caawood. Además, la protagonista castiga al joven agente. Hay que tener en cuenta que este tipo de bromas suelen son comunes en las series policiacas y nunca hay una mujer que abra la boca o haga nada.

En “Top of the lake”, la inspectora Robin Griffin, interpretada por Elisabeth Moss, soporta todo tipo de bromas groseras y sexuales por parte de sus colegas y jefes varones, en la comisaria de policía donde trabaja. Aunque no es una novedad, y Griffin lo considera normal porque está más que acostumbrada, hay un tono de denuncia por parte de Jane Campion ante estas actitudes machistas a través de su personaje, quien no se calla, y replica, a veces, cortante y enfadada.

Adiós a la maternidad idealizada

Por otra parte, históricamente, cuando sólo los hombres escribían sobre las mujeres en las series, la maternidad aparecía idealizada, protagonizada por el estereotipo de la madre heroína, dulce y sacrificada, que estaba disponible para todos y para todo.

Aunque, en los guiones, también era común el cliché de la mala madre, esa progenitora pérfida y fría que abandonaba a sus hijos sólo por dos razones: para dedicarse a su carrera y ganar mucho dinero, traicionando así su naturaleza maternal, y convirtiéndose en el arquetipo de madre desnaturalizada y diabólica, o para irse con otro hombre, que no era el buen padre. Por supuesto, en las tramas personales, esas madres tenían un final trágico.

Pero, con la irrupción de las mujeres en el mundo del guion de las series, los personajes de las madres se hicieron más complejos, únicos y diferentes como sucede en la vida real. Sobre todo abundan las madres que, por diferentes razones, no consiguen tener una maternidad feliz, e incluso no llegan a ejercer como madres.

Catherine Caawood, la protagonista de “Happy Valley”, es una madre traumatizada que no ha logrado superar la pérdida de su hija de 16 años, que se suicidó tras dar a luz al hijo de su violador, un niño al que a Catherine le toca cuidar y que le ha supuesto importantes efectos colaterales en su vida: tuvo que dejar su puesto de inspectora para cuidar de su nieto, su marido se separó de ella aunque la sigue queriendo, incapaz de aceptar la situación, y su hijo mayor no la habla desde entonces. Solo su hermana, Claire, la apoya, y sabe ejercer de madre y abuela de Ryan, junto a ella.

Caawood es una abuela monoparental, que lucha, contra viento y marea, por salir adelante y criar a su nieto, sin idealizarlo porque observa rasgos de su padre psicópata en él. Sally Wainwright tiene la valentía de abordar cuestiones emocionales complejas, y muchas veces contradictorias, que muy pocos guionistas quieren abordar.

“Cuando escribo una serie, creo que soy honesta. No vendo nada que se que va a gustar. No vendo lo que los productores quieren ver. Apuesto por lo que yo quiero ver, y eso parece que funciona”, afirma la creadora de “Happy Valley”, serie que se ha renovado para una tercera temporada.

Sin miedo a nada

Nicole Taylor era una gran desconocida hasta que ganó un premio BAFTA a Mejor guion por su trabajo en la serie “La Infamia” en 2017, que también se llevó el galardón a mejor miniserie y a mejor dirección (Philippa Lowthorpe).

“Lo primero que pensé fue que no podía hacerlo. Sentía fobia hacia el tema. Al principio dije que no. Pero creo que el miedo es un buen punto desde el que empezar porque aceptas que no lo sabes todo”, dice Taylor a “The Bafta Guru”.

La serie cuenta la historia de un caso real, en el que hombres británicos de origen paquistaní en Rochdale (Gran Bretaña) abusaron sexualmente y traficaron con tres chicas jóvenes, poniendo el énfasis también en el posterior fracaso de las autoridades para hacer algo al respecto.

El punto fuerte de Taylor como guionista es que hace lo que ni siquiera la investigación fue capaz de hacer: ir, sin miedo, hacia lo más profundo de la historia, explorando todas las posibilidades reales que pasaron.

“La Infamia” es un drama devastador, realista, que subvierte los estereotipos sobre esas víctimas a quienes no se cree, a veces, desafiando al espectador a enfrentarse a sus propios prejuicios.

Es una historia que ningún productor hubiera querido financiar, antes del éxito de las plataformas digitales en el mercado. Tres episodios duros de ver, cargados emocionalmente, pero reveladores en cuanto al poder que la ficción televisiva basada en hechos reales es capaz de tener, superando, en este caso, el alcance del periodismo.

“Nunca había escrito un guion, ni siquiera había pensado en hacerlo, hasta que tuve 27 años. Había estudiado Derecho y era una abogada muy desdichada. Siempre había querido escribir, pero creía que iba a ser una novela, una vez que tuviera la valentía de dejar la abogacía. Pero cuando lo hice, conseguí un trabajo a jornada partida en la BBC y escribí el piloto de “La infamia”.

Taylor se apega a la realidad para escribir sus tramas, y explora un caso que indignó a la sociedad británica tanto por el horror de los abusos sexuales que se cometieron como por la inoperancia negligente que reveló el sistema.

Un grupo de hombres recluía a niñas perdidas emocionalmente, que tenían problemas familiares, dándoles comida y emborrachándolas para luego violarlas y traficar con ellas.

Fallar a las víctimas

Pero Nicole Taylor va más allá en los guiones de “La infamia”, al contar cómo la policía y los servicios sociales, por miedo a ser etiquetados de racistas, hacen caso omiso de la denuncia de una de las víctimas y de responsables del Centro de Salud Sexual de Rochdale.

“La infamia” constituye una crítica directa al machismo de las autoridades británicas, y sobre el hecho de que, para una parte de la policía, hay víctimas de primera y segunda clase porque las adolescentes, al ser tildadas como “problemáticas”, son tratadas con muy poco respecto por los investigadores.

Así mismo, la serie desnuda tanto el machismo como el clasismo del Gobierno británico. “La infamia” se documenta en entrevistas, reportajes y la propia investigación de Taylor para llegar al fondo del llamado caso de “Las tres chicas de Rochdale.” “Cuando empecé a escribir los diálogos, me dije: sí, esto lo que he echado de menos toda mi vida. Gané un concurso, conseguí a un agente, y una vez que me di cuenta de que lo mío era escribir guiones, ya estaba hecho”, añade Taylor.

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