El G-6 de la ciencia de Europa publica un documento que recoge la experiencia científica y administrativa aprendida durante la pandemia de COVID-19 para poder hacer frente a futuras crisis sanitarias. El texto ha sido coordinado por un equipo de 12 científicos pertenecientes a los organismos de investigación que integran el G-6 de la ciencia de Europa: Max Planck, Helmholtz y Leibniz (Alemania), CNRS (Francia), CNR (Italia) y el CSIC
“La pandemia de COVID-19 ha demostrado con qué contundencia una pandemia o una crisis similar puede golpear a la humanidad”, según reza el documento, “y tenemos que reconocer que no estábamos preparados.” Una crisis de esta magnitud requiere firmeza y acción política basada en conocimiento científico. La comunidad científica tiene, por tanto, una importante responsabilidad que puede y quiere asumir. Epidemiólogos, físicos, demógrafos, biólogos y científicos de todas las disciplinas han estado trabajando conjuntamente a través de disciplinas y fronteras.
La pandemia de COVID-19 también ha mostrado, sin embargo, que queda mucho trabajo por hacer -según recoge el documento- para mejorar la preparación y la resistencia de la sociedad. Señala, además, que las regiones o los Estados miembros no pueden afrontar estos desafíos de forma individual. Estos desafíos atañen a las estructuras de toma de decisiones, la aportación de conocimiento, la base legal para una respuesta rápida y, finalmente, la difusión del conocimiento científico.
Unir esfuerzos a nivel internacional
“Este documento tiene el objetivo de analizar la respuesta que ha tenido la ciencia y la sociedad para hacer frente a la pandemia COVID-19, y aprender de las carencias que se han puesto de manifiesto para estar mejor preparados en el futuro”, explica Antonio Alcamí, investigador del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CSIC-UAM), que forma parte del grupo de 12 expertos que ha elaborado las recomendaciones.
"El papel de la ciencia ha sido esencial para abordar esta crisis, y se ha puesto de manifiesto la necesidad de unir los esfuerzos a nivel internacional y disponer de herramientas para monitorizar la aparición de patógenos emergentes que puedan causar pandemias en el futuro, y responder de forma eficaz y coordinada", añade Alcamí.
“La pandemia de la covid-19 ha mostrado que el intercambio de información ha sido clave para la rápida comprensión tanto de la evolución como de la fisiopatología de la infección por SARS-CoV-2”, según explica Diego Ramiro, director del Instituto de Economía, Geografía y Demografía (IEGD-CSIC), que también forma parte del equipo de 12 expertos que ha elaborado el informe.
¿Y si llega otra pandemia?
Escrito durante el impacto de la pandemia de SARS-CoV-2, este documento se centra en futuras pandemias similares en magnitud, riesgo de contagio e impacto, y resume algunas de las lecciones aún preliminares que se pueden extraer de la reciente experiencia de la pandemia de COVID-19.
- En caso de que un contagio global no se pueda evitar, se debe buscar una estrategia de baja incidencia que tenga en cuenta los costes económicos y sociales en las diversas partes del mundo.
- Para concitar la concienciación pública y asegurar la conformidad, es necesario comunicar con claridad la estrategia de respuesta, el estado actual del conocimiento científico, las razones de cada medida, y las potenciales incertidumbres.
- Es necesario adoptar previsiones legales en los niveles regional, nacional y europeo en las fases previas de las crisis, para evitar vacíos legales y permitir la rápida implementación de las medidas.
- Las acciones de coordinación europeas y globales para la prevención, detección y mitigación deben ser definidas con antelación, a través del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC), la Health Environment Research Agenda for Europe (HERA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) como estructuras de apoyo y comunicación.
- Se debe establecer un comité de expertos en pandemias europeo, multidisciplinar y permanente bajo la autoridad de la HERA.
Es necesario apoyar y desarrollar la ciencia abierta para estar preparados para futuras pandemias. El intercambio de información ha sido clave para la rápida comprensión de la fisiopatología de la infección por SARS-CoV-2.
- Es necesario apoyar la investigación transdisciplinar en economía, ecología, ciencias humanas y sociales, tanto a nivel nacional como europeo, con el objetivo de desarrollar una agricultura sostenible y para comprender mejor el comportamiento social relacionado con la emergencia y propagación de enfermedades infecciosas.
- Es necesario coordinar los ensayos clínicos a nivel europeo a partir de unas pautas comunes.
- Se deben desarrollar sistemas de vigilancia europeos y globales que integran sistemas de vigilancia rápidos y eficaces que incluyan evaluaciones de detección temprana, y secuenciación genómica de patógenos.
- Se necesitan nuevas herramientas de diagnóstico y tecnologías para monitorizar aerosoles que deben ser financiadas a nivel europeo.
- Es necesario desarrollar un marco de competencia en la UE que integre a políticos, científicos y participantes relevantes en los niveles regional, nacional y europeo.
- Es necesaria una ciencia básica ambiciosa que pueda completar los vacíos de conocimiento para estar preparados ante crisis futuras.
- Son importantes las infraestructuras europeas e internacionales, como European Virus Archive (EVA), InfraVec (infraestructura de mosquitos transgénicos) o Infrafrontier (modelos genómicos de mamíferos), que han sido fundamentales en crisis sanitarias relacionadas con virus y son importantes para la comunidad científica. También son importantes las infraestructuras de datos, como, por ejemplo, las que buscan identificar biomarcadores. Estas infraestructuras requieren un compromiso político y un esfuerzo de inversión sostenido en los niveles nacional y europeo.
- Es necesario supervisar y considerar los efectos colaterales de la pandemia y de las medidas de mitigación a largo plazo en otras áreas aparte de la sanitaria. Por ejemplo, es necesario un análisis exhaustivo de coste-beneficio antes de decidir cierres de centros educativos como escuelas y guarderías, ya que pueden tener consecuencias negativas a largo plazo difícilmente predecibles, especialmente para niños y adolescentes.
- Nuevas políticas económicas y fiscales pueden contribuir a limitar los riesgos a los que se expone la estabilidad financiera a largo plazo debido a una pandemia.
- A corto plazo, no hay alternativa a una respuesta contundente a la pandemia. A largo plazo, sin embargo, no se debería confiar en medias demasiado específicas para prevenir riesgos como el SARS-CoV-2. Sería más operativo reforzar una capacidad de respuesta no específica a la crisis a escala global que considere el abanico completo de riesgos conocidos y desconocidos.