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José Sacristán fue uno de los primeros vendedores del Círculo de Lectores

 La matemática del espejo  
  • José Sacristán tuvo que compaginar otros trabajos para poder vivir de la actuación y pasó penurias

  • "A mí me salvó el Círculo de Lectores (...) Y bueno, apunté a toda la profesión"

RTVE
3 min.

Los orígenes de José Sacristán no fueron fáciles. Exiliado de Chinchón, con su padre encarcelado en un campo de concentración, decidido a separar su vida de la labranza y dedicarse a ser artista: "de cine, de teatro y de televisión". Finalmente lo logró, pero el camino fue complicado y pasó mucho tiempo hasta que la profesión puso "el filete" en la mesa. Mientras tanto, tuvo que sacarse las castañas (o como diría su padre, "los ajos") como pudo. De eso habla el actor con Carlos del Amor en La matemática del espejo.

"Me salvó el Círculo de Lectores. Fui uno de los primeros vendedores del Círculo de Lectores", explica orgulloso. "En el año 60 yo empiezo de meritorio en el teatro Infanta Isabel de Madrid con mi amigo Alfredo Landa que hacía un papelito y el filete siguen siendo 100 pesetas. Yo con el sueldo de meritorio ahorraba dinero, porque había que llegar a un sitio a Valladolid a las 4 de la mañana dejar la maleta en consigna y buscar una pensión de 15 pesetas y la encontraba. A mí nunca me ha faltado trabajo, pero lo que ganaba era insuficiente".

Ahí entra el famoso club de lectura que ha estado presente en todos los hogares de España desde 1962 hasta su clausura en 2019, el Círculo de Lectores. "Yo vi clarísimo que aquello iba a funcionar porque la oferta era formidable. Y bueno, apunté al Círculo de lectores a toda la Profesión".

Nadie le cerraba la puerta: "He vendido libros por metros"

José Sacristán, de hecho, participó en el anuncio estupendo del Círculo de Lectores en el que interpretaba al vendedor puerta a puerta y, también, a los diferentes personajes del mundo de la literatura que, en el spot, llaman literalmente a la puerta de sus potenciales lectores: aparece disfrazado de Dalí, de Mozart, de Groucho Marx.. . "Si usted le cierra la puerta se lo está cerrando a las grandes voces de la cultura", decía el slogan. Y luego un argumento de autoridad: "Créame, yo he sido representante del Círculo, no le cierre la puerta".

Después de representante fue vendedor ("de libros clandestinos, eso me salvó"), cuenta en el programa. Y nadie le cerraba la puerta: "He vendido libros por metros y por colores. Había quien te decía, mire usted, esta es la casa, quiero 170 centímetros de libros coloraos. Y le colabas los más caros... O verdes. Hay gente que decora sus casas con libros de colores y no los van a leer en la vida".

"Esa fue la primera vez que tuve casa con baño: en 1968"

Este trabajo paralelo puso comida en la mesa hasta 1965, cuando comenzó a ganarse la vida de la profesión. En 1967 pudo volver a la compañía Lope de Vega durante dos temporadas y alquilarle a su suegra una casa en Pozuelo de Alarcón, en Madrid. "Me facilitaron un anticipo para comprarme un [Seat] 600 de segunda mano e ir y venir de la casa de Pozuelo, que ahí ya teníamos baño. Fue la primera vez que yo he tenido una casa con baño, en 1968".

Haber sufrido escasez ha sido, considera el actor, una dificultad que finalmente ha servido para cincelar su carácter. "Hay un territorio en el que uno crece y se desarrolla que puede ir en contra o a favor. En mi caso creo que las carencias del principio te hacen reaccionar, espabilar y tirar para alante".

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