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Lazos de sangre

Alberto de Mónaco: hijos secretos, una sexualidad cuestionada y una boda rara

Noticia Lazos de sangre 
RTVE.es
4 min.

Los escándalos de la familia Grimaldi han ocupado y ocupan las portadas de las revistas del corazón. Desde la llegada de Grace Kelly a Mónaco, el Principado ocupó un lugar importante en el huracán de los cotilleos y los rumores, sobre todo Alberto de Mónaco. Durante años fue el soltero de oro pero con el paso del tiempo tuvo que soportar una fuerte presión por parte de la familia y la sociedad monegasca para casarse y tener un heredero. Su 'alergia' a los noviazgos serios hizo que durante años se cuestionara su sexualidad pero poco a poco hemos ido descubriendo sus gustos y sus aventuras.

¿Amor o fácil solución?

Alberto de Mónaco fue un príncipe tímido, callado y reservado que huía de las portadas de revista, los flashes y los cotilleos, y que creció a la sombra de sus hermanas, guapas y famosas. Durante años mantuvo un perfil bajo pero con el paso del tiempo empezó a ser centro de atención: Rainiero se iba haciendo mayor y él tenía obligaciones como heredero. Y todo se acentúo con la muerte de su padre en 2005. Una vez enterrado Rainiero todos decían que Alberto tenía que "sentar la cabeza". Era el heredero al trono y como tal, además de gestionar Mónaco tenía que engendrar un heredero. Quizá por eso terminó con su fama de eterno soltero y se casó con Charlene Wittstock, una nadadora que había conocido en el año 2000 durante un campeonato celebrado en Mónaco. "Al parecer la nadadora ganó una medalla, se la entregó él y comenzaron una relación en secreto, si es que la ha habido", dice Consuelo Font.

Una novia triste

Fue una boda con tintes surrealistas porque horas antes Charlene intentó huir de Mónaco: se la encontró en el aeropuerto de Niza a punto de coger un avión. La nadadora recapacitó, o la convencieron, y finalmente volvió y se preparó para el enlace. El vestido, demasiado sencillo para una boda de estas características, y el rostro compungido y lloroso de la novia, fueron los protagonistas de la ceremonia. "Parecía que estaba yendo al matadero en vez de casarse, hasta el punto que Alberto, bastante agobiado, le pide que no llore durante la boda", cuenta Consuelo. Una boda de lo más atípica que acabó cumpliendo su objetivo, pues en 2014, solo tres años después del enlace, consiguieron tener descencencia. La pareja tiene dos mellizos, Gabriela y Jaime. Mónaco ya tenía así a su heredero y los rumores sobre la sexualidad de Alberto quedaban zanjados.

Los rumores habían comenzado por la imposibilidad de Alberto de encontrar esposa antes, ya que era bastante anormal que un príncipe heredero esperase hasta pasados los cincuenta para casarse. Quizás esto estuviese relacionado con la maldición gitana de los Grimaldi, en cualquier caso Alberto no conseguía mantener una relación duradera con ninguna mujer porque, según se decía, ninguna cumplía sus expectivas. "La sexualidad de Alberto empezó a intererar a parte de que empieza ya a ser un hombrecito y empieza a notarse que no le gusta esta, que no le gusta aquella, porque todo el mundo trataba de buscarle novia", cuenta el psiquiatra José Cabrera. Su timidez fue la principal causante de que adquiriese fama de homosexual, pero realmente nunca se pudo demostrar nada "porque parecía que las mataba callando, ya que en realidad tenía dos hijos secretos", confiesa la periodista Consuelo Fonts.

Dos hijos ilegítimos que desmienten los rumores

Dos hijos anteriores a su matrimonio y que han sido reconocidos tras muerte de Rainiero III a pesar de saber de su existencia casi desde el inicio del embarazo. La primera de ellos es Jazmín Grace, fruto de una corta relación que Alberto tuvo con la azafata Tamara Rotolo. Se conocieron cuando él tenía 33 años y era uno de los príncipes más deseados. Su relación solo duró unas semanas porque Tamara debía volver a Estados Unidos, pero en esos encuentros surgió Jazmín Grace. Aunque al principio Alberto negó ser su padre y no quiso pagar la pensión alimenticia, en 2006, tras la muerte de su padre, decidió rectificar y la reconoció como su hija y le dio sus apellidos.

En segundo lugar, Alexandre que nació de la relación que Alberto tuvo con una azafata de Togo llamada Nicole Coste. Esta relación sí fue más duradera, hasta seis años consiguieron estar juntos, hasta que el príncipe monegasco quiso poner fin a su historia de amor. Aunque al principio no quiso hacerlo público, tras una demanda en 2005 se vio obligado a reconocer a Alexandre como su hijo.

Después estos problemas, es cierto que han conseguido mantener una relación admirable y posan frente a las cámaras para demostrar su cariño siempre que tienen ocasión. Tanto a Jazmín Grace como Alexandre, les gusta pasar tiempo juntos y también en compañía de su padre, siempre aprovechando las vacaciones y las celebraciones para arañar unos minutos en su compañía.

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