Hace tiempo que el cineasta Rodrigo Sorogoyen comenzó a alejarse de los escenarios urbanos que poblaban sus películas (Stockholm, El reino...). Primero dejo al espectador petrificado en un dolor emocional inabarcable en plena playa con Madre (2019), ahora se adentra aún más en la naturaleza salvaje en imprevisible con As bestas (2022), su película más ambiciosa.
As bestas es un western gallego ambientado en la España vaciada. Un escenario que ha logado encontrar en mitad de la montaña del Bierzo, en Quintela de Barjas, una aldea en la que normalmente solo hay un habitante y en la que no se encuentran más de diez casas en pie.
Naturaleza imprevisible, un guion escrito en tres lenguas y un tiempo del que no te puedes fiar. Así ha trabajado durante casi nueve semanas de rodaje, para llevar a cabo una historia que llevaba seis años perfilando. "Intuía que iba a ser un rodaje muy duro y que necesitaríamos unos medios y una infraestructura que no creí que podíamos tener en ese momento", cuenta el director.
Dar con este pueblo no fue fácil. Durante varios meses la jefa de localizaciones peinó varias zonas. Con su informe en la mano, Rodrigo Sorogoyen visitó esos enclaves durante dos semanas, hasta llegar al último, Quintela de Barjas. Atmosferas que no recreará cámara a hombro, porque aquí como en la ciudad hay almas con brumas, pero se fluye con otra cadencia.
Los actores Luis Zahera y Diego Anido son los protagonistas de As bestas. Ambos se meten en la piel de los hermanos Anta, habitantes de un pueblo gallego que no reciben con muy buenos ojos la llegada de una familia francesa que puede cambiar el destino de su pueblo. “Somos muy primitivos, venidos de esa España terrorífica, esa España profunda”, cuenta Zahera. “Es una película de acción, pero trasladada a este entorno”, añade Anido.
As bestas (2022)
Antoine y Olga son una pareja francesa que se instaló hace tiempo en una aldea del interior de Galicia. Allí llevan una vida tranquila, aunque su convivencia con los lugareños no es tan idílica como desearían. Un conflicto con sus vecinos, los hermanos Anta, hará que la tensión crezca en la aldea hasta alcanzar un punto de no retorno. La violencia y el miedo sobrevuelan esta historia, donde los paisajes funcionan como marco grandioso, como elemento hostil, y también como reflejo de lo salvaje frente a lo civilizado.