El mar azul de la costa brava marca la paleta de colores de Libertad (2021), la ópera prima de Clara Roquet que se ha colado entre las más nominadas de los Goya 2022. "Estoy completamente en shock", confesaba esta mañana la directora catalana que el próximo 12 de febrero competirá por los premios a mejor guion, película, dirección novel, actriz de reparto (Nora Navas) y actriz revelación (Nicolle García).
Seis nominaciones que la sitúan en la cuarta posición, -detrás de El buen patrón (20), que ha batido todos los récords en la historia de la ceremonia, Maixabel (14) y Madres paralelas (8)- y que han puesto a su directora en el foco de todas las miradas. Hace dos años que está joven realizadora, natural de Vic (1988), decidió lanzarse a la dirección tras haber firmado varios guiones junto a directores de la talla de Carlos Marqués-Marcet (junto al que creó el guion de la premiada 10.000 km y el de Los días que vendrán); también colaboró en los de Petra, dirigida por Jaime Rosales, y La ofrenda, de Ventura Durall.
Dos bikinis se secan al sol, chorreando las últimas gotas del agua de la piscina
En Libertad, la luz del verano se cuela en cada plano. Una “niña bien”, llamada Nora, comienza el despertar hacia la vida adulta con la urgencia de los primeros besos, mientras los helados se derriten en la mano, da las primeras caladas a un cigarro y el tiempo flota sobre una piscina color turquesa. Una postal luminosa sobre la adolescencia que decide ir más allá. La brillantez de Roquet es introducir en este camino iniciático la caída del guindo de la conciencia de clase en un retrato sólido y preclaro sobre la burguesía catalana y la condición del privilegio.
El guion surgió a partir de su anterior cortometraje, Adiós (2015), en el que la directora nos contaba la historia una mujer que deja atrás Bolivia para venir a servir a una familia acomodada. Al igual que en aquella historia, Roquet plantea aquí la pregunta sobre si la identidad de clase es algo heredado. A través de un juego de espejos, descubrimos las barreras de dos universos. El de Nora y su madre Teresa (Nora Navas) y el de Libertad (Nicolle García) y Rosana, la mujer que trabaja para la familia de Nora, cuidando a su abuela enferma de Alzheimer.
Un mundo adulto poco optimisma
Una mirada hacia el mundo adulto nada apacible, en el que la transgresión, la injusticia y las mentiras lo inundan todo. Inspirada en la trilogía de Elena Ferrante, Libertad -que fue galardonada recientemente con el premio Premio Márgenes Futura en la 11ª edición del Festival Márgenes- también nos habla de la emancipación de la mujer desde una mirada transversal, para mostrarnos que, independientemente de la clase y condición de quien las sufre, hay obstáculos comunes que atraviesan a todas por igual.
El talento de las actrices, mujeres en su mayoría, especialmente de las dos jóvenes protagonistas que llevan el peso de la película, dan una solidez indiscutible al guion de Roquet que parece beber del Carlos Saura y el Víctor Erice de los 70 y que, incluso, ha llegado a ser comparado con Roma (2018), de Alfonso Cuarón, por su retrato de clases.
La música acompaña en todo momento el retrato emocional de sus protagonistas. Temas coloridos que quedarán flotando durante un tiempo en el espectador, como el Si suspiras, un tema popular colombiano de 1972 que Roquet recupera para poner el broche final de su película. “Nadie en casa me comprende, todos me censuran mi forma de ser”, dice la canción
Una directora prometedora
Siguiendo la estela de directoras como Pilar Palomero (Las niñas), Belén Funes (La hija de un ladrón) o Carla Simón (Verano 1993), con las que comparte una estrecha relación personal y profesional, Roquet traza un prometedor camino en el mundo del cine que el próximo 12 de febrero podría ser reconocido con hasta seis cabezones.