Teresa Perales ha demostrado con creces ser una persona ejemplar. Por eso y por ser un referente en la natación paralímpica, la de Aragón ha sido galardonada con el Premio Princesa de Asturias de los Deportes 2021. Antes de recoger el tan merecido reconocimiento, Teresa se enfrentó a las preguntas de Carlos del Amor en La Matemática del Espejo. En una entrevista de lo más humana, habló sin tabúes sobre sobre su vida al completo, así como de la neuropatía que le detectaron a los 19 años y que la dejó en silla de ruedas. A pesar de eso, la 'Sirenita Sonriente' no ha borrado de su cara ese gesto que tanto le caracteriza: su sonrisa.
“Celebrando el gol de Nayim fue la última vez que yo salí andando de manera convencional”
Siendo mañica de pura cepa, Perales ha demostrado en varias ocasiones que es una gran seguidora del Real Zaragoza. Disfruta mucho viendo jugar al equipo de su tierra. En una de esas veces, celebrando la victoria y el “golazo” de uno de los jugadores estrella, Teresa comenzó a notar algo extraño en sus piernas: “He hablado con Nayim unas cuantas veces. Con esa historia, con ese gol, fue la última vez que yo salí andando de manera convencional. Fue la última vez que yo pude saltar, correr, y a partir de entonces, cuando volví a casa, empezaron los primeros síntomas de mi enfermedad”.
“Valoré lo que ya había tenido como rutina“
Esa historia ha hecho que la nadadora no recuerde con lástima los inicios de su enfermedad: “Esos primeros días los recuerdo con la alegría de que ganó el real Zaragoza la Recopa. Aunque eso no quitó para que fuera duro”.
A partir de ese momento empieza una nueva vida para Teresa Perales, “con una altura diferente y teniendo que aprender a hacer las cosas otra vez y de una manera distinta”. Fue momento de rememorar todas esas primeras veces: “Yo recuerdo cuando cogí el coche y cuando me saqué el carnet con 18 años, que iba muy orgullosa, y cuando volví a cogerlo por primera vez con la silla de ruedas, volví a sentirme orgullosa. Fue un regalo, porque valoré lo que ya había tenido como rutina y volvió a ser nuevo otra vez”
“Creía que era algo pasajero”
Teresa no era consciente al inicio de su perdida de movilidad de que no volvería a andar: “Yo creía que era pasajero, de hecho, cuando Ramiro me dijo que entrara en el equipo le dije que no, que yo en tres días estaba bien”, confiesa. Aún así, el entrenador insistió y Perales comenzó a practicar con ellas: “Conocí así a mis compañeras y empecé a ver que no era tan importante esto de caminar, que lo echaba de menos y lo echaría de menos toda mi vida, claro, pero que ahora caminaba sobre ruedas, y que ese sobre ruedas en la parte espiritual también sería muy importante”. Además, la nadadora aprendió una gran lección, a ser ella misma la que domine la silla, y no al revés: “Eso me iba a dar las riendas de mi guion. Entonces poco a poco fui asumiendo que no pasaba nada”.
“Empecé con un chaleco salvavidas”
Cuando Teresa se lanzó al agua, nunca se imaginó que fuera a competir: “Mi único objetivo en la vida acuática era conseguir flotar con cierta habilidad o dignidad que me permitiera desplazarme de un lado al otro de la piscina, por mis propios medios y sin necesitar nada”. Así que no lo dudó, y en el sentido literal decidió lanzarse de pleno a la piscina, eso sí, con “chaleco salvavidas”, según le ha confesado la paralímpica a Carlos del Amor: “Vi que me gustaba lo de flotar, me quité el chaleco, empecé a mover los brazos y dije, jo esto me gusta, yo quiero hacer ejercicio así”.
“He sentido miradas de desprecio, de tú eres poca cosa porque vas en silla de ruedas”
La vida le ha enseñado que el cuerpo no siempre te sigue la estela, que a veces tienes que tirar más de la cabeza. Teniendo eso muy presente en su filosofía de vida, a Teresa no le ha frenado nada ni nadie, pese haberse sentido discriminada en varias ocasiones: “He sentido miradas de desprecio, de tú eres poca cosa porque vas en silla de ruedas. Hay veces que me preguntan si como mujer he sentido discriminación y tengo dudas de si es como mujer, o como mujer con discapacidad o si es solo porque tengo discapacidad”.
En contexto, una de las cosas más bonitas que le ha dado el deporte (y que también se ha currado ella), ha sido cambiar la mirada de la gente. Ahora, la de Zaragoza se prepara para recibir el Premio Princesa de Asturias de los Deportes 2021, un merecido reconocimiento por ser una nadadora de élite y tener una vida ejemplar.
Carlos del Amor reta a la nadadora a raparse la cabeza si gana en París
Con 6 juegos paralímpicos, en los que ha logrado 27 medallas (la última en Tokio), y 5 récords mundiales, la paralímpica ya se prepara para sumergirse en París 2024. Aprovechando que es una mujer que no se rinde y lucha hasta el final, el periodista Carlos del Amor ha decidido lanzarle un reto: si gana una medalla, tiene que raparse la cabeza. La Sirenita del Agua ha aceptado el desafío frente a las cámaras de La Matemática del Espejo (así que, ya no puede echarse atrás).
No sería la primera vez que la de Zaragoza acepta un desafío de esa categoría. Ya se rapó el pelo casi al 0 en una de sus locuras de juventud: “Fue una apuesta, mi primer mundial, año 1998 con mi amiga Aina, que lo hizo por solidaridad conmigo. Menudo disgusto se dio mi madre cuando llegué a casa, pero claro yo había dicho: si gano una medalla, me rapo la cabeza. He de decir que, aunque yo quería ganar, no esperaba ganar, entonces era fácil decirlo y tuve que apechugar”.
Lo único que nos preguntamos es si después (rapada o no), se irá a celebrarlo al McDonald´s, ya que a la nadadora ha corroborado en La Matemática del Espejo, que le encanta hacerlo, es para ella una bonita y deliciosa tradición.