María de los Ángeles Rozalén Ortuño (1986), conocida artísticamente como Rozalén, está en plena gira de su cuarto y último disco, “El Árbol y El Bosque”. Es un álbum con mucho mensaje, que suena a son cubano, pop, ranchera y funky. Once temas cocinados durante el confinamiento y grabados en plena pandemia donde invita a cuidar "el arbolito que cada uno llevamos encima para que el bosque entero esté más sano, pero no desde el egoísmo sino desde el sano amor propio”.
La idea, robada a Luis Eduardo Aute, nos confiesa, le rondaba la cabeza desde hacía mucho tiempo: escribir sobre el árbol como sinónimo del individuo y el bosque como colectivo. El parón del coronavirus le ha permitido madurar y repensar todas las letras. Es quizás, asegura, el disco que más ha trabajado porque tenía tiempo, algo que siempre falta.
La cultura es el alimento del alma
Formada en psicología social, en musicoterapia y en psicología de género, Rozalén vive la música como su vía de escape, un ejercicio liberador que comparte con su público al que agradece en cada uno de sus conciertos que apoyen la cultura. “Escuchar una canción, leer un libro, contemplar un cuadro te permite viajar, ser otra persona, gozar, evadirte de tus problemas, soñar. La cultura es el alimento del alma”, afirma con rotundidad.
Rozalén con su guitarra nominada ISABEL TERÁN TERÁN
La puerta violeta
Todo lo que compone esta albaceteña nacida en Letur está impregnado de un compromiso social que, según confiesa, nace de lo que siente, de lo que observa, de lo que imagina como mujer. Así surgió en 2017 “La Puerta Violeta", hoy por hoy su canción más conocida, la que nunca falta en su repertorio, un tema convertido en un himno contra las agresiones machistas.
“En aquella época, yo no estaba bien, venía de aguantar una relación que me dolía y quería explicar por lo que había pasado. Mira que creía que no estaba siendo explícita", comenta con una gran sonrisa. Los versos surgieron durante una regresión psicológica durante la cual se imaginó a sí misma atravesando una puerta violeta y llegando a un prado verde. "Lloré mucho haciéndola", recuerda, pero ahora se la ve feliz de que se haya convertido en una canción de liberación frente a la humillación psicológica: "A veces, las mujeres soportamos muchas cosas que no deberíamos aguantar".
“Cuanto más me mandes callar,más ganar tendré de hablar “
Sobre esa dominación habla también “Loba”, un tema contra el opresor en el que Rozalen compara a lobas y mujeres y que el público está interpretando como un nuevo alegato feminista: "Lo que quería era protestar contra los que intentan cortarnos las alas en general, pero también contra esos que nos dicen: “Cállate, que estás más guapa“. Eso no nos gusta a las mujeres para nada y no debemos aguantarlo". El estribillo proclama: "Cuanto más me mandes callar, más ganas tendré de hablar; cuanto más me duela el golpe, con más rabia querré luchar, que la historia nos enseña una y otra y otra vez más que el camino no es la bala, ni el castigo, ni el bozal y yo tuve el privilegio de nacer en libertad".
Paternalismo de los compañeros
Esta activista social defiende con su música los derechos de las minorías y de las comunidades más desfavorecidas. Es un compromiso que le hace definirse como feminista: "No solo porque lo personal es político”, dice citando a Kate Millet. "Si creo en un mundo más justo y más igualitario no se puede ser otra cosa que feminista", añade con fuerza.
A Rozalén, militante de la igualdad y de la inclusión, a la que siempre acompaña sobre el escenario Bea Romero , que traduce al lenguaje de signos sus canciones, le preocupa la falta de equidad real entre hombres y mujeres en el mundo de la música. "No es solo una cuestión de cantantes, las mujeres escasean entre los instrumentistas, los equipos técnicos y las productoras de discos, que apenas hay", reconoce la cantautora. "Faltan mucho que hacer para conseguir la igualdad auténtica y sobra paternalismo".
"Mis compañeros, que sé que me quieren y me respetan, a veces me dicen “he escrito una canción para tí". Yo me pregunto por qué eso no pasa entre ellos, por qué no se le ocurriría decirle eso mismo a un hombre. Yo no lo necesito, si me hago mis propias canciones y no parece que me vaya mal", reflexiona con una amplia sonrisa.
El camino hacia la igualdad es lento, afirma Rozalén: "Hay que ir continuamente reeducando y reeducándose, poniéndonos alarmas para no bajar la guardia" insiste esta cantautora que se ha atrevido en su canción “El paso del tiempo” a reivincar las arrugas, las canas, los efectos de la gravedad sobre el cuerpo humano. Una propuesta para ver de otra forma la madurez . "Tenemos que celebrar las arrugas como símbolo de vida, de la plenitud" afirma, aunque es consciente de que a las mujeres se nos exige más: "Ya se sabe, los hombres se vuelven atractivos y nosotras nos volvemos viejas”.
Rozalén nos anima a defender nuestra cultura
Goya 2021 a la mejor canción original
Convertida en una de las voces más importantes de la nueva canción de autor, Rozalén acumula premios: cuatro Discos de Oro, dos de Platino, dos nominaciones a los Latin Grammy o el Goya a la Mejor Canción Original por su tema ‘Que no, que no’, incluido en la película ‘La Boda de Rosa’, de Iciar Bollaín.
La cantautora no sabe si le ha sido más difícil llegar a la cumbre por ser mujer, lo que sí tiene claro es que se lo tiene que trabajar mucho más, que tiene que estar dando muchas explicaciones: "A mí lo que me pasa es que estoy todo el rato pidiendo perdón porque me va bien. Tengo un arma muy poderosa, un micro con el que digo cosas y la gente me escucha, así que intento utilizar esa herramienta para algo. Si veo injusticias las canto", asegura esta mujer que en el repertorio de su gira incluye canciones como ‘Este Tren’, ‘Y Busqué’ o ‘Aves Enjauladas’; considerada por muchos como un alegato en estos tiempos de pandemia y confinamiento.
Humor manchego
Rozalén estaba muy vinculada a su madre y a su abuela, fallecida recientemente. Considera que ambas son el prototipo de mujeres entregadas a los cuidados de todos, y asegura que de ellas aprendió que lo importante es intentar ser feliz haciendo feliz al que tienes al lado. Rozalén asegura entre risas: "El humor nos salva. Y creo que con la ironía, con el sentido del humor te acercas mucho más a los demás. A mí me gusta reírme de tó". Como buena manchega y albaceteña reconoce: "Llevo el humor por bandera y si es negro lo disfruto mucho. Eso le quita importancia a todo, cuando uno tiene un complejo y se ríe de uno mismo, los demás ya no se ríen. Si ya te ríes tú, para qué se van a reir ellos", remata con una amplia sonrisa
“A mi es que me gusta reirme de tó“
Tras el parón de la pandemia Rozalen ha vuelto a la carretera y está llenando plazas y estadios. Una gira amplia donde está cantando los once temas de su nuevo disco, canciones nuevas, solidarias y optimistas en las que pone en valor lo que hemos vivido para volver con más fuerza junto a los clásicos cde su repertiori como “La puerta violeta “ Girasoles”,” Será mejor”