El actor José Sacristán recibe este lunes 20 de agosto el Premio Nacional de Cinematografía que concede el Ministerio de Cultura en el Festival de Cine de San Sebastián. Está agradecido a la "gentileza" y el "protocolo" de la instituciones porque se lo tenían que entregar este sábado 18. En Tarde lo que tarde ha explicado que no iba a suspender una función para recoger un premio, le parecía "una frivolidad": "Si me dan un premio por mi trabajo no voy a suspender el trabajo".
Ha señalado que esta "es la mejor manera de celebrar" un reconocimiento como este, "después de más de 60 años en este maravilloso negocio es estar trabajando y estar trabajando afortunadamente en cosas que uno se permite el lujo de elegir".
En la piel de Miguel Delibes
Este octubre de 2021 se cumplen tres años desde que estrenó Señora de rojo sobre fondo gris, la novela de Miguel Delibes que narra la historia de Nicolás, un pintor que habla de las crisis artística y vital tras la muerte de su esposa. Esta obra "es la más personal sin duda ninguna". Se publicó cuando Sacristán representaba 'Las guerras de nuestros antepasados' del autor vallisoletano en el Teatro Bellas Artes y quedó "prendado de ella", pero "nunca quiso dar los derechos ni para el teatro ni para el cine". Él argumentaba que quería que le pusieran cara a este personaje porque él no había puesto la suya: "Sabemos que era él, contaba la historia de la enfermedad y la muerte de su mujer. Se protegía con un personaje de ficción".
"Pasados los tiempos, él consintió dos años y pico antes de morir que yo hiciera una lectura dramatizada de un par de pasajes allí en Valladolid. Por fin conseguí convencer a mi amigo Pepe Sámano, que fatalmente falleció a poco del estreno en Barcelona, y conseguimos ponerla en marcha. La verdad es que es una cosa muy personal, un asunto que para mí trasciende lo puramente profesional, porque en lo profesional tengo un material dramático de primera categoría, formidable, pero en lo personal supone el homenaje a alguien a quien tuve el privilegio de conocer, en principio a Miguel, y ahora ya por añadidura dolorosamente el homenaje a mi amigo".
Es la segunda vez que se sube o subirá en diferentes escenarios con esta obra durante las próximas semanas. Ahora se encuentra en el Teatro Olympia de València hasta el 26 de septiembre y próximamente estará en Barcelona y Bilbao: "En todas partes la gente está respondiendo maravillosamente. Debo decir que esto ocurre en general, se nota las ganas de la gente de volver al teatro. Creo que ha habido una respuesta entusiasta a todas. Cada una de las propuestas teatrales que se hacen son muy de celebrar y agradecer".
El amor, lo que mueve el mundo
"Pobre de aquel que no, que de una manera u otra, lo haya sufrido, lo haya disfrutado", José Sacristán se refiere aquí al amor que es lo que mueve este obra y destaca que es "conmovedor porque está cifrado en los pequeños detalles, no hay grandilocuencias, no hay grandes gestos ni subrayados ni encuadrados en la obra de Miguel Delibes. Es todo muy sutil, muy sencillo, muy de andar por casa y al mismo tiempo con unas alturas líricas formidables y de unas profundidades en cuanto al conocimiento de la alma humana terrible (…). Desde ahí es desde donde Miguel nos cuenta la importancia del amor y lo terrible del dolor de la muerte".
La voz de la tonadillera transformada
"Esto de la voz mía es muy curioso porque ha sufrido una transformación brutal. Estás hablando con una tonadillera frustrada, a mí me hubiera gustado ser Juanita Reina, pero no ha podido ser porque yo cantaba flamenco e imitaba a Antonio Molina. Mis comienzos como cantante profesional han sido en la zarzuela como tenor ligero que con el paso del tiempo, los años y el tabaco, que ha hecho lo suyo (…). Ahora tengo la voz de hombre, con la que estoy encantado, pero mi carrera como tonadillera se ha ido a hacer puñetas". Reconoce que no hay manera de que le salga la voz de cuando le cantaba a su amiga Concha Velasco. "Ese lado descorazonador de haber perdido la tonadillera que llevaba dentro, eso me duele, pero por otro lado agradezco a la madre naturaleza que me haya facilitado esta herramienta con la que me defiendo bastante bien".
El recuerdo de Alfonso Sastre
El dramaturgo Alfonso Sastre ha fallecido este viernes 17 de septiembre a los 95 años. José Sacristán ha explicado que lo conoció, pero "no llegué a trabajar con él". Su relación surgió "porque los dos éramos, él más que yo, bastante rojos, en esto de la rojez hemos coincidido muchísimas ocasiones, junto a don Antonio Buero Vallejo, defensores a ultranza de unas ideologías y una forma de entender la vida. Un hombre honrado, trabajador y muy comprometido y un gran dramaturgo".