Sandra Sánchez ya está con su familia en España, empezando a digerir el triunfo logrado en los Juegos de Tokyo 2020. Con ella ha viajado la medalla de oro que ha ganado en Kárate. "Yo creo que todavía tengo que ser consciente de cómo lo viví. Fueron tantas emociones en ese momento… sobre todo antes de salir a la final porque cuando ya dije el nombre, me dejé llevar y no fui consciente de todo lo que hice".
Y a esas emociones hay que añadir la felicidad que supuso ser abanderada de la delegación española en la ceremonia de clausura, aunque echó de menos a Jesús del Moral, su marido y entrenador. "Ojalá hubiéramos sido los dos porque hubiera sido precioso que hubiésemos podido salir juntos, pero aun así es un momento tan significativo… una manera de cerrar unos juegos olímpicos que no podían ser más perfectos. Todo lo que yo podía soñar, ha sido mejor todavía, entonces un orgullo poder cerrarlo de esa manera".
Y ahora a descansar...
-¿Cómo vas a celebrar ahora el triunfo?
- No tengo nada en concreto, pero quiero estar con ellos, celebrarlo con ellos, disfrutar, que se cuelguen ellos la medalla también y poder contarnos lo que hemos vivido porque ellos quieren saber lo que he vivido yo, pero yo también quiero saber lo que han vivido ellos, que también es super bonito.
- ¿Toca descansar ahora? ¿Vas a seguir entrenando? ¿Cómo se presente este 'mesecito' de verano?
- Hay un poquito de descanso, estaremos diez o quince días de descanso, pero volvemos a los entrenamientos pronto porque el mundial está muy cerca y vamos a por él.
Una felicidad incompleta
Ahora es momento de descansar y recuperar fuerzas tras las competiciones y el largo viaje desde Japón porque en breve retomará los entrenamientos. Eso sí, buscará tiempo para estar con la familia, uno de sus pilares principales. "La familia es la prioridad, siempre va a ser lo primero de la lista y luego ya va lo demás. Si la familia no está unida, sin ese cariño, sin esa fuerza y sin esa energía no se llega a ninguna parte".
En ella, en la familia, encuentra la fuerza para llegar tan lejos. Esta medalla de oro es más que un sueño, es la recompensa al esfuerzo físico y el sacrificio personal. Por eso, nada más saber que se colgaría el oro miró a su marido. "Lo primero que hice fue mirar a Jesús porque le tengo al lado y es quien sufre todas las horas, quien ha trabajado para sacar lo mejor de mí y luego de todos, los que están aquí, los que faltan… Hay tanta gente que me ha empujado y que me ha ayudado a llegar a esto…".
Pero su felicidad no es completa. Por desgracia el kárate va a desaparecer de los juegos olímpicos. "Es injusto, la decisión se tomó sin ni siquiera haber hecho la puesta en escena. Creo que hemos hecho un papel increíble, creo que el kárate además ha dado una imagen de respeto y de valores que son necesarios, que la gente también le gusta ver y que ojalá también toda esta puesta en escena haya removido conciencias. ¡Y si no es en 2024, ojalá sea en 2028!", dice la karateca, una de las mejores deportistas de la historia.