A veces alguien te dice que quería hacer cine porque sabía que detrás de lo que veía en la pantalla había alguien que lo orquestaba: el director. Otras veces, los actores y actrices, te cuentan que querían ser esos que veían en la pantalla. Y Mariano Barroso, el Padrino esta semana de Días de Cine, nos contaba que, aunque a él le gustaban mucho las películas cuando era pequeño, y recuerda bien el terror que le causó ver 'Psicosis' en un cine de verano en La Mancha, a él le inspiró a hacer películas el hecho de conocer a un amigo de su hermano mayor que era ayudante de dirección que hablaba con rutinaria normalidad de cosas que hasta entonces eran inimaginables en su cabeza: “tengo un rodaje”, “hay que localizar””, etc. De modo que fue así como Mariano Barroso supo que había gente que se ganaba la vida haciendo películas. La suerte estaba echada.
Luego es evocar aquellas locas películas que hacía en Súper 8, tan entrañables como voluntaristas. Carísimas para lo que hoy cuesta cualquier equipo de cámara medianamente bueno y el soporte, entonces aquellas bobinas de Súper 8 y ahora tarjetas varias de gran capacidad y a bajo coste. Y la empalmadora de acetona, para hacer los primeros pinitos en el montaje. Esos empalmes que saltaban a la primera de cambio, pero que se disfrutaba enormemente haciéndolo. Lo sé por experiencia. Yo hacía lo mismo. Con menos talento, eso sí. Por eso Mariano Barroso es director de cine y Presidente de la Academia de Cine y yo no.
Pero siendo la técnica importante en el cine. Y la cámara y su magia indescifrable, tras hacer cortos y algún pinito en publicidad, Mariano Barroso sentía que había algo que era mucho más importante, algo que daba vida a las películas: los actores. Y entonces decidió aprender teatro, no porque le gustara, que le gustaba y mucho, sino precisamente para aprender a trabajar con esas personas que dan vida a los personajes que pueblan las películas. Y es que para Mariano Barroso lo más importante en una película son los actores y las actrices, esas personas que viven, por nosotros, las vidas de otros. Mariano Barroso es de esos cineastas para los que la cámara está en función de los actores, y no al revés.
Luego está su carrera de películas, todas ellas, curiosamente, de 93 minutos de duración, 'Mi hermano del alma' 'Éxtasis', 'Lobos de Washington' o aquella que hizo en Estados Unidos con el León de la Metro por delante de su nombre, con Shalma Hayek y Eduard James Olmos: 'En el tiempo de las mariposas'. Y 'Todas las mujeres', película y serie. La película, de 93 minutos de duración también, ganó un Goya al mejor guion adaptado y el Premio Días de Cine a mejor película española de aquel año, como bien recuerda Mariano Barroso en la conversación. La película además abrió la puerta al mundo de las series de televisión, donde su obsesión por el número 93 ya no puede cuadrar, aunque a cambio, dispone de más libertad para desarrollar historias y sobre todo, desarrollar a sus personajes en un arco más complejo del que permite una película de 93 minutos.
Mariano Barroso, Presidente de la Academia de Cine, en los Premios Goya RTVE.es
Y luego está el Presidente de la Academia, que también se llama Mariano Barroso, quien reconoce que su puesto es un buen “fregao”, es divertido, es interesante, y es necesario, sobre todo necesario, porque el mundo del cine es un mundo formado por gente muy dispersa que solo se ve en los rodajes, y además, la Academia desarrolla una labor durante todo el año que va mucho más allá de la ceremonia de los Premios Goya.
Y con la mirada puesta en el futuro, con series, con películas, de 93 minutos, nos despedimos de aquel a quien Fernando Colomo, productor de su primera película, 'Mi hermano del alma', ganadora el Goya a mejor dirección novel, dijo: “el presupuesto da para hacer 4 encadenados”.