Ruralitas se acerca hasta tierras zamoranas en San Martín de Tábara, siguiendo los pasos de un cabrero por vocación, Santiago, que lleva 40 años al frente de su rebaño. En su ruta contacta con otros habitantes de su entorno relacionados con el pastoreo y la trashumancia. Sin olvidar una visita al Monasterio de San Salvador de Tábara en la que este pastor culto y poeta, que gusta de los versos de Machado, nos muestra su pasión por los libros.
Mucho antes de que las distopías y las películas apocalípticas coparan las pantallas del cine, el fin del mundo fue narrado a través de textos y cuidadísimas ilustraciones en diferentes facsímiles medievales que hoy denominamos beatos. Unos códices realizados por un abad cántabro llamado Beato de Liébana, de ahí su nombre, en el año 776.
El monje creía que el advenimiento del Juicio Final estaba cercano y quiso preparar a sus compañeros para ese día. Así, tomando el bíblico Libro del Apocalipsis como base, realizó un nuevo libro comentando el libro del Apocalipsis. El gran valor de los libros se encuentra en las ilustraciones que acompañan los textos, grafismos coloridos de una riqueza artística inigualable que Ruralitas descubre viajando hasta la localidad zamorana de San Martín de Tábara.
Santiago y Raquel (bibliotecaria de Tábara)
Tábara, la antesala de la imprenta
En el monasterio de este pueblo se encuentran tres de los poquísimos beatos que hoy se conservan en el mundo: el beato de San Miguel, en beato de Tábara y el beato de Gerona. Este último ilustrado por la que está considerada la primera pintora de España y una de las primeras de Europa, una monja llamda Ende.
Los datos sobre la vida de Ende son desconocidos, pero parece que fue monja del monasterio de Tábara, en Zamora. En la Península y durante el periodo comprendido entre los siglos VI y XIII, aproximadamente, eran muchas las mujeres que trabajaban en monasterios, muchos de ellos dúplices, es decir regidos tanto por hombres como por mujeres.
Dibujos de Ende en el beato de Gerona
Ende, la primera artista de Europa occidental
Según gran parte de los estudiosos, Ende era oriunda de León o de los alrededores, como prueban las referencias al arte mozárabe e incluso islámico de muchas de sus maravillosas miniaturas. En el monasterio de Tábara sus tareas principales serían las de preservar la cultura, copiando, traduciendo, estudiando griego, latín, composición musical o creando maravillosos códices ilustrados y copias de beatos como el de Gerona en el que se encuentran algunas de sus ilustraciones.
“Tábara fue el lugar de Europa donde más libros se producieron en el siglo X“
Una de las imágenes más interesantes, según los estudiosos, es la de la Crucifixión, que ofrece elementos que aparecerán más adelante en el arte románico. Un trabajo en el que la monja dio muestra de su gran talento como miniaturista, la única de la que hay ejemplos de la época, y con la que Ende se convirtió en la primera pintora documentada en la Europa occidental.