Tal día como hoy, hace exactamente 115 años, nacía el gran Billy Wilder, uno de los cineastas más admirados de Hollywood. Su cine ha pasado a posteridad gracias al manejo desprejuiciado de la comedia, con la que se metió en el bolsillo a todos los públicos, y unos guiones plagados de inteligentísimos diálogos, en los que hacía malabares con cualquier anécdota, detalle, pregunta o situación, que hicieron las delicias de los más cinéfilos.
Arquitecto de un estilo propio, la particularidad de Wilder -que no dejó nunca de explorar la comedia y hablar de temas universales como el amor- se basaba en saber posar la mirada en la complejidad de personajes muchas veces ordinarios, tiernos perdedores o gentes comunes, maltratadas por una sociedad injusta. Una amargura que exploraba a través del humor acido y la crítica social más lucida.
Para homenajear su trayectoria cinematográfica y la de los personajes que nos regaló, en Somos Cine queremos repasamos algunos de los protagonistas más carismáticos y brillantes de su filmografía.
Nina Ivanovna, en Ninotchka
Greta Garbo interpreta a Nina Ivanovna
El personaje al que interpreta Greta Garbo no aparece hasta pasados casi 20 minutos de metraje, pero su aparición lo eclipsa todo e inicia un nuevo punto de partida. Nina Ivanovna es el personaje que Wilder recrea con sumo cariño para su admirado Ernst Lubitsch en la película Ninotchka (1939), la primera en la que aparece el nombre del director como guionista.
En la película, Nina Ivanovna Yakushova es una agente del servicio Ruso enviada desde Moscú a París para negociar la venta de unas joyas que tres disparatados camaradas habían sido incapaces de gestionar tras haber vivido los tres a cuerpo de rey en una lujosa suite. Una mujer recta, disciplinada y con poca cara de amigos que acaba seducida por la risa, el capitalismo y el embriagador amor. Lo curioso del personaje es que tenía mucho que ver con la actriz que lo interpretaba. Ambas compartían la soberbia y la seriedad, por eso fue tan acertado el lema publicitario de la cinta: "¡Garbo ríe”. Una carcajada de "La Divina" era tan valiosa e insólita por aquel entonces como ver bailar a John Wayne, por eso la escena en la que su personaje Nina se echa a reír sin parar en mitad de una graciosa borrachera es ya historia del cine.
C. C. Baxter en El Apartamento
Shirley Maclaine (Fran Kubelik) y Jack Lemmon (C.C.Baxter)
C.C. Baxter, Buddy para sus jefes, es un tipo corriente, solitario, propenso a los refriados. Uno de los perdedores más entrañables del cine, enamorado de la dulce Fran Kubelik (Shirlie MacLaine), una de las ascensoristas de la empresa en la que trabaja. Baxter, interpretado por un soberbio Jack Lemmon, encarna al estadounidense medio, con trabajo de oficina, que echa horas de más por un sueldo misero y sueña con un ascenso que no llega nunca, pero por el que está dispuesto incluso a perder su casa.
Wilder critica con humor amargo el pensamiento imperante en el mundo capitalista, que la dignidad está unida al éxito laboral. Afortunadamente, el amor llega para romperle un poco el corazón y hacerle ver que lo único que importa es la dignidad que va unida a la humanidad de la persona.
Norma Desmond, en El crepúsculo de los dioses
Gloria Swanson interpreta a Norma Desmond
Gloria Swanson da vida a una criatura brillante en el rincón más oscuro de Hollywood. Wilder encarna con Desmond el delicado y complejo final de las estrellas de cine. Su personaje es una antigua diva del celuloide mudo, apartada de aquel mundo por el cine sonoro, que no puede vivir fuera de jaula de oro y ha quedado atrapada en la nostalgia de algo que ya no existe. Billy Wilder describe en El crepúsculo de los dioses (Sunset Boulevard, 1950) un Hollywood duro y negro, pero que también provoca en sus habitantes adicción y pasión por el trabajo que realizan. La película ofrece una poderosa historia de cine dentro del cine.
Walter Burns, en Primera Plana
Walter Matthau interpreta a Walter Burns
Walter Burns es el periodista de ficticio que más veces ha aparecido en la gran pantalla interpretado por diferentes actores. Aunque la palma se lo llevan Cary Grant (Luna Nueva, 1940) y Walter Matthau quienes han legado las más inolvidables interpretaciones de un auténtico arquetipo: el del director sin escrúpulos, ególatra, manipulador, amoral, capaz de vender su alma al diablo con tal de conseguir una historia que, convenientemente simplificada y en la versión de Billy Wilder solo persigue la gloria de la exclusiva, el récord de tirada y la edición extra en los tiempos en los que los periódicos se voceaban en la calle.
Quiere, por supuesto, recuperar para la causa a su reportero-estrella (Jack Lemmon en otro de sus grandes papeles a las órdenes de Wilder), pero le trae sin cuidado que éste se convierta en un desgraciado. Es decir, en un reportero, en alguien cuya vida describe, con conocimiento de causa y sin medias tintas, el propio Hildy: “Sin hogar, ni familia, ni amigos; comiendo a base de alubias de lata frías, y durmiendo en el sofá de la redacción cinco noches a la semana”.
Irma, en Irma la dulce
Shirley MacLaine interpreta a Irma la dulce
Tras El apartamento, Billy Wilder reunió de nuevo a Jack Lemmon y Shirley MacLaine en este clásico de la comedia que consiguió el Globo de Oro a la mejor actriz de comedia y el Oscar a la mejor adaptación musical. El personaje que crea Wilder en esta película es un homenaje a uno de sus directores favoritos, Fellini y a su querida Cabiria, en la que se inspira -salvando las distancias, como el propio Wilder decía- para crear a Irma.
Wilder quería mostrar la realidad de la prostitución sin dejarse llevar por una doble moral. Para ello, MacLaine y Lemmon tuvieron una larga entrevista con Marguerite, una prostituta profesional parisina, buscando documentarse y preparar su rol. El resultado es un personaje que no cae en le victimismo, pero que ayuda a la denuncia social, sin covertirse en una caricatura.
Sugar Kane, en Con faldas y a lo loco
Marilyn Monroe interpreta a Sugar Kane
Probablemente Con faldas y a lo loco, de Billy Wilder, sea la película por la que más se conoce a Marilyn Monroe. Su personaje de Sugar Kane ha quedado grabado por siempre en la cinematografía con su aparición pizpireta en la espación de tren, donde se encuentra con Joe y Jerry en el tren de camino a Florida. Su gracia tocando el ukelele y su simpatía inundaban cada fotograma.
Aunque Wilder contó en más de una ocasión los continuos problemas que tuvo con la actriz durante el rodaje, lo cierto es que la profesionalidad y el carisma de Monroe perfilaron un personaje totalmente alejado del mal rollo que creó en el set. Sugar Kane aparece en pantalla para iluminarla y hacer brillar, más si cabe, a Jack Lemmon y Tony Curtis.
Phyllis Dietrichson, en Perdición
Barbara Stanwyck interpreta a Phyllis Dietrichson cropper
Sin duda, el personaje de Phyllis Dietrichson en Perdición es el paradigma de la femme fatale del cine negro. Interpretada por Barbara Stanwyck. La recreación del personaje femenino que cristaliza en una inclinación al mal, una seducción letal y sexual al que nadie puede resistirse. A pesar de su misoginia, el film noir hizo que la figura de la femme fatale trastocara el orden imperante, erigiéndose en símbolo de feminidad poderoso y fuerte que lucha por su libertad e independencia y se revela contra el rol que le había sido impuesto.