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Cumple 50 años

Máxima de Holanda: su historia oculta de 'sonrisas y lágrimas'

  • La reina consorte de los Países Bajos cumple 50 años entre celebraciones y ceremonias institucionales

  • Su vida esconde una historia de amor de cuento y sombras de espionaje, errores y polémicas que no conocías

RTVE
8 min.

Hoy es 'la reina que viste de Zara', pero entonces era una joven plebeya, latinoamericana y residente en Estados Unidos, que no hablaba ni una palabra de holandés. Había conocido al príncipe Guillermo en la Feria de Sevilla, donde 'criticó' con simpatía sus aptitudes para el baile, y el heredero al trono de Holanda había quedado prendado de ella. A la reina no le parecía buena idea, y toda una intriga familiar con lazos políticos en Argentina estuvo a punto de truncar su boda, que finalmente debió realizarse como si Máxima fuese huérfana: sus padres no pudieron acudir el enlace, y en la foto más icónica de la ceremonia, la que estaba a punto de convertirse en princesa aparece enjuagándose las lágrimas en su vestido de Valentino.

La vida de Máxima de Holanda no ha estado exenta de momentos tristes y puntos de inflexión en los que parecía que su acceso a la corona, y el final feliz su historia de amor, iban a ser imposibles. Pero desde el principio se ganó al pueblo holandés y fue una favorita de la gente: por su naturalidad, su cercanía y la sonrisa que siempre atravesaba la cara de esta joven argentina, que en una sola mirada intercambiada con Guillermo dejaba a la vista de todos su enorme complicidad.

La princesa Máxima derramando lágrimas en su boda

Una historia de espías bajo la sombra de la dictadura argentina

Máxima Zorreguieta se casó con Guillermo Alejandro de Holanda el 2 de febrero de 2002. Y, aunque sus padres todavía vivían, encima del altar se sintió huérfana. Los padres de la princesa no acudieron al enlace real por petición expresa de su hija, hasta el día de hoy la más dura de sus renuncias a favor de la corona. Por eso lloraba en la boda: porque el tango favorito de su padre, Jorge Zorreguieta, sonaba en el altar mientras el pastor contaba su historia: “Querida Máxima, habrás tenido momentos en los que te preguntaste: ¿Tengo que hacer esto? ¿Tengo que irme con él a otro país tan lejano? ¿A un país distinto, a un pueblo distinto, con otra historia, otra identidad, otra cultura?".

La razón por la que esta imagen tuvo lugar tiene que ver con los lazos que ataban a su padre a la dictadura de Videla en Argentina. Jorge Zorreguieta había sido un alto funcionario de la dictadura que se alzó en su país en 1976. Holanda, un país que siempre había mostrado una postura firme en la defensa de los derechos humanos, no podía vincularse por sangre real con nadie que hubiese sido cómplice, por obra o por silencio, con las desapariciones de personas que marcaron la cruenta historia del régimen.

La complicidad marcó desde el comienzo la relación de Máxima y Guillermo

El parlamento holandés, responsable de aprobar el matrimonio del príncipe heredero, quedó paralizado ante lo que podía convertirse en un conflicto diplomático de primer orden, y el primer ministro propuso una exhaustiva investigación sobre la familia de Máxima de Holanda, para descubrir qué papel jugó Jorge Zorreguieta en los crímenes del régimen militar.

El caso de Máxima tenía un precedente en su suegra: la reina Beatriz se casó con el alemán Claus von Amsberg, que había sido soldado nazi. Una comisión fue convocada para investigar su pasado militar y, tras verificar que bajo su nombre no pendía la sombra de ningún crimen ni de actos antisemitas, se casó la reina con el padre del príncipe. De la misma manera se esperaba sortear el escándalo en el caso de Máxima. Pero, si bien no se pudo probar que Jorge Zorreguieta fuese responsable directo de ningún crimen, sí se descartó de él pudiera no haber sabido lo que estaba sucediendo por orden de su gobierno.

La reina Máxima de Holanda

Zorreguieta nunca lo reconoció, insistiendo en que este tratamiento era injusto y él no era conocedor ni responsable de los crímenes de Videla. Esa era su postura cuando las autoridades holandesas le prohibieron la asisencia al enlace como condición de que su hija se casase. Pero Máxima se reunió con él y, entre lágrimas, le dijo que no podía asistir al enlace ni ser padrino de su boda. Fue entonces cuando este accedió: ni él ni su mujer, en un gesto de solidaridad con el marido, asistieron al enlace de Máxima y Guillermo.

Investigada, también, por la reina

Se dice la futura princesa también fue exhaustivamente investigada por Beatriz, al margen de los problemas de su padre: tanto la reina como la prensa buscaban alguna historia con la que ennegrecer la reputación de Máxima, aunque todo lo que aparecía no hacía más que afianzar la devoción del pueblo holandés por la prometida de Guillermo. Cuando se encontró un vídeo de Máxima divirtiéndose en una fiesta, bebiendo y fumando, se la aplaudió por espontánea y natural, y lo que había buscado derribarla sólo consiguió hacerla más fuerte a los ojos del público.

El rey Guillermo y la reina Máxima de Holanda

La polémica del carruaje dorado

Salto a dos décadas después, y al contexto del movimiento Black Lives Matter que recientemente despertaba una fuerte polémica en Holanda. Los reyes Guillermo y Máxima han sido fuertemente criticados por los dibujos que adornan el emblemático Carruaje de Oro que les ha servido históricamente como medio de transporte oficial. ¿Y por qué?

La reina Máxima en el carruaje más polémico

Porque uno de los paneles ilustrados que adornan el carruaje, del lado en el que normalmente se sienta Máxima, aparece un grupo de personas de color arrodillándose para dejar ofrendas a los pies de una mujer blanca sentada en un trono. Esta imagen iguala a la reina con la presunta "gloria" de la época colonial holandesa, y representa la esclavitud de una manera que no ha estado exenta de críticas. El panel, que es obra del acuarelista holandés Nicolaas van der Waay, ya había sido objeto de polémica, y la resolución oficial ha sido la siguiente: el carruaje deberá ser restaurado y, cuando termine, en lugar de volver a los establos del rey y la reina Máxima será expuesto en el Museo de Ámsterdam. Falta saber si la ilustración se mantendrá, y si los reyes volverán a utilizarlo en algún momento.

La moda, su mayor aliada y, en ocasiones, su enemiga

El rey Guillermo y la reina Máxima de los Países Bajos en Amsterdam durante el memorial de las víctimas del sida

La reina Máxima es conocida en toda Europa por su estilo definido en el vestir y por la forma en la que conjuga la alta costura con las prendas de firmas de a pie de calle. Como la reina Letizia, es habitual que vista de Zara, Massimo Dutti o H&M, firmas low cost que contrastan con la opulencia generalmente asociada a otras casas reales europeas, como la inglesa, en la que los monarcas se distancian de ese estilo más accesible.

Máxima de Holanda vuelve a recurrir a las firmas de Inditex

Por eso Máxima de Holanda causa sensación, pero sus decisiones estilísticas también han sido objeto de algunas polémicas: por ejemplo, cuando una bloguera holandesa se dio cuenta de que el 95% del presupuesto que esta gasta en ropa se dedica a firmas extranjeras.

Máxima de Holanda con sus hijas, las princesas Ariane (vestido de Zara), Amalia y Alexia (sandalias de Zara)

Para Josine Droogendijk, y para los holandeses que respondieron, era indignante que el dinero de la monarca no se reinvirtiera en producto nacional y alimentase su propia industria de la moda, y protestaba porque la reina recurriese al diseñador belga Edouard Vermeulen o la sombrerista francesa Fabienne Delvigne en lugar de diseñadores emergentes holandeses como, por ejemplo, Addy van den Krommenacker.

Su historia de amor comenzó en la Feria de Sevilla

La familia real holandesa en la Feria de Sevilla, donde se conocieron Guillermo y Máxima

Pese a todos los inconvenientes, o precisamente por ellos, la consistencia de su historia de amor con Guillermo parece sacada de un cuento de hadas. Y todo comenzó, curiosamente, en la Feria de Sevilla de 1999, cuando una excompañera del colegio le hizo de celestina. Dicen que, la primera vez que se vieron, él la invitó a bailar y ella le dijo que 'estaba hecho de madera', refiriéndose a sus malas aptitudes para el baile... pero para ambos fue amor a primera vista, y el príncipe no tardó en anunciarle a la reina su intención de casarse con ella contra viento y marea. Conocidos posteriormente por su afición a los deportes de invierno y su tradicional posado familiar, es apropiado el lugar que el príncipe escogió para pedirle matrimonio el 19 de enero de 2001: una pista de patinaje sobre hielo.

El rey Guillermo Alexander y la reina Máxima de Holanda preparándose para la sesión

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