El talento de Chema Madoz radica en la minuciosa mirada con la que captura la esencia de los objetos cotidianos. Una copa de vino que intuye el sexo de una mujer; un barco con velas de nubes o nubes enjauladas; la sombra de un tenedor en una cuchara. Sus fotografías son juegos de palabras transformados en imágenes en blanco y negro. Composiciones que nos hablan de las infinitas posibilidades de las cosas. “Se agotará antes mi imaginación que las posibilidades que nos ofrecen los objetos”, señala el fotógrafo en esta entrevista de Cayetana Guillén Cuervo en Atención obras.
Sus fotografías estimulan la mirada, son imágenes poéticas que hablan, trastocan la realidad y convierten lo cotidiano en extraordinario con un simple acto: la promiscuidad de los objetos. "Aprovecho el tirón que tiene el sexo para explicar mis fotografías", bromea Madoz. "Lo cierto es que resulta extremadamente curioso la facilidad que tienen los objetos para relacionarse los unos con otros", cuenta el Premio Nacional de Fotografía. “Cuando juntas unos con otros surge la chispa que prende la imaginación”, continúa.
Chema Madoz en 'Atención Obras'
Inspirado por todo cuanto le rodea, Madoz ha logrado con el lenguaje intuitivo de sus obras crear piezas universales, capaces de traspasar fronteras y conectar con espectadores de todos los rincones del planeta. Pero Madoz, humilde, apela al poder de los objetos y a quien los mira. “Hay que confiar en la inteligencia del espectador, todos tenemos experiencias compartidas que nos permiten para enfrentarnos a estas imágenes”, defiende.
Algunas de esas obras se exponen actualmente en la Galería Elvira González de Madrid. Una colección que reúne treinta fotografías realizadas entre 2019 y 2020 con las que Madoz continúa indagando en los objetos, en los múltiples y potenciales significados que pueden tener y en las emociones y sensaciones que pueden transmitir. Obras, algunas de ellas, creadas durante el confinamiento provocado por la pandemia, como una composición realizada a partir de una torre de naipes a la que Madoz rodea con andamios.
Naipes andamiados, una fotografía y composición de Chema Madoz
“Representa la fragilidad, el momento en el que nos encontramos ahora. Todos estamos intentando hacer una construcción con nuestras vidas, pero estamos sometidos a la presión y los temores de que todo se venga abajo”, explica sobre su obra. Es la tercera exposición individual en esta galería donde además de las nuevas fotografías muestra una escultura. Madoz ha expuesto en diversas galerías e instituciones españolas y extranjeras y su obra figura en numerosas colecciones públicas y privadas alrededor del mundo.
La Galería Elvira González de Madrid muestra una treinta fotografías de Madoz
El también Premio PhotoEspaña en 2000 y Medalla al Mérito en las Bellas Artes en 2019, ha recordado también el momento en el que despegó su carrera. Ocurrió en 1999, año en el que el Museo Reina Sofía acogió una retrospectiva de Madoz, la primera realizada en el museo a un fotografo español vivo. “Venía del mundo de la fotografía y en ese momento era muy complicado que la fotografía estuviese en exposiciones de arte. Hubo un cambio radical tras aquella retrospectiva porque cambió la forma en la que los otros veían mi propio trabajo”, concluye.