Menudos días están siendo en Dos Vidas. Primero el beso de Carmen y Kiros y ahora Tirso reúne el valor suficiente para abrirse y soltar todo lo que siente hacia Julia. Pero, ¿qué es lo que ha ocurrido para que Julia le rechace de una forma tan rotunda? Te lo contamos en esta noticia.
El chico rural y la urbanita
Así como Carmen y Kiros comenzaron con un flechazo en forma de la mirada fulminante, Julia y Tirso comenzaron con mal pie. Y cómo olvidarlo, siendo la primera impresión que el pueblo tuvo de Julia aquella entrada triunfal al “funeral” de Carlos, el padre biológico de Julia. Así nos quedó muy claro que entre ellos dos, en lugar de mariposas, saldrían chispas.
Pero no tarda mucho en salir el lado más tierno de Tirso, mejor dicho, no tarda mucho tiempo Julia en sacar el lado más tierno de Tirso. Ya que parece que tiene una habilidad especial en crear simpatía hacia ella a través de su caos existencial. El momento, uno de los más bonitos en mi opinión, es cuando Tirso la persigue por las calles de Robledillo para recuperar la toalla recibiendo los gritos de Julia. Todos conocemos el final de este maravilloso diálogo.
Un gran impedimento: Sergio
Y es que en toda gran historia de amor las complicaciones son el ingrediente estrella. Así le ocurre a Tirso y Julia ya que dentro de la ecuación está Sergio, y Sergio es mucho Sergio, sobre todo si tiene a Diana a su lado.
Así os podría contar mil y una situaciones comprometedoras entre estos tres individuos, pero me voy a quedar con mis tres favoritas.
La primera es nada más comenzar la serie. Julia, vestida de novia, bebe sola en casa para intentar olvidar sus penas. Se podría decir que lo consigue ya que, tras invitar a Tirso a unirse a su despedida de soltera, por poco besa a Tirso. Esto será el desencadenante de la huida de Julia en su boda y el inicio de los planes maestros de Sergio con Diana para recuperar a Julia.
Esto nos lleva a la siguiente situación, la desaparición de Sergio. Todo el pueblo une esfuerzo para encontrar a Sergio que, tras no aparecer Julia en el altar, escapa a un Spa para fingir su desaparición. Esta jugada maestra y maquiavélica conseguirá unirlo más que nunca a Julia consiguiendo que Julia acepte casarse de nuevo con él.
Por último, el momento determinante, y que cierra este capítulo, es cuando Julia se da cuenta de todos los engaños de Sergio. Laura Ledesma nos regala aquí una de las escenas más crudas de la serie. La podemos ver enfurecida echando de su casa a Sergio queriendo no volverle a ver jamás. Estoy seguro de que a Sergio esto le hace pensarse las cosas dos veces.
Los acercamientos y las cobras
A partir de aquí los acercamientos de Julia y Tiros van surgiendo de forma cada vez más regular, pero algo falla. El momento adecuado. Que nunca llega. Si no es por que Julia cree que está correcto es porque Tirso se echa para atrás en el último segundo o, un clásico de esta serie, alguien les interrumpe.
Pero el momento no tarda en llegar. Tan solo hacía falta poner a Tirso al filo de lo imposible estando Julia a punto de marcharse de pueblo para hacerle reaccionar. Y así lo hace. Reúne el valor y se planta frente a la puerta de Julia con el corazón en el puño. Pero esta vez, a diferencia de Carmen y Kiros, el destino tiene preparado para Tirso un plato amargo. Un “no” como una casa. Un no que viene sin explicaciones.
Lo que no imagina es que detrás de dicha respuesta lo que hay es uno de los acontecimientos más fuertes de Robledillo. Julia está embarazada.
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