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Goyo Jiménez y el humor castellano

Perra de Satán en 'Un país para reírlo': "Hemos dado tanto chiste gratis en Twitter que ahora cuesta hacer pagar por ello"

Noticia Un país para reírlo
  • Perra de Satán, Quequé o J.J. Vaquero definen el humor castellano en Un país para reírlo

  • Leo Harlem es el anfitrión del nuevo viaje de Goyo Jiménez por Valladolid

  • Puedes ver todos los capítulos de Un país para reírlo en A la Carta

RTVE.es
4 min.

Antes de triunfar haciendo reír al público, el cómico Leo Harlem amasó barras pan durante doce años, después se pasó a las barras de bar y trabajó como camarero en un local de Valladolid llamado Harlem de donde sacaría su futuro apodo como humorista. “Un nombre castellano unido a uno americano sabemos que funciona, aunque una vez fui a actuar a Salamanca y creían que era negro”, cuenta el nuevo anfitrión de Un país para reírlo. Goyo Jiménez charla con el humorista leonés desde la capital de Castilla y León para hablar de comedia y de su público.

¿Qué diferencia a los espectadores castellanos?

Leo Harlem tiene su propia teoría. “En el humor al publico del Sur le gusta un humor más ingenioso y fresco, mientras el castellano o del Norte pide un humor más pausado y de desarrollo”, cuenta Harlem.

Leo Harlem: "El público castellano pide humor más pausado"

Siguiendo la ardua tarea de encontrar el lugar más gracioso de España, el salmantino Quequé será el encargado de enseñar a Leo y a Goyo qué hay que hacer para ser un señor de cierta edad y seguir triunfando con el público millennial en el mundo del humor. Sobre la clave del humor castellano, Quequé lo tiene claro: "El humor castellano es muy cabrón".

Quequé: "El humor que siempre he manejado es muy cabrón"

Perrá de Satán: "Estoy acostumbrada a que me llamen de todo"

Goyo también charla con Beatriz Cepeda, más conocida por su alter ego Perra de Satán. “Tú llámame como quieras”, le dice a Goyo. “Estoy acostumbrada a que me llamen de todo, me he habituado a que me llamen perra”, cuenta Beatriz. “En Zamora somos muy de románico, pero yo soy una adelantada a mi tiempo y era gótica”, cuenta recordando su juventud, aquella época en la que la humorista escribía en Fotolog y tenía Tuenti. “Entonces era gótica porque era gorda, ahora la ropa para gordos ha evolucionado muchísimo. Ya no tengo que ir de negro”, cuenta.

Aunque su nombre salió de una canción llamada Niña gótica, Beatriz asegura que se siente “muy perra, en todos los aspectos de la palabra” y también “un poco satán”. “Esto tiene que ver con el hecho de ser castellana y una mujer que se sale un poco de la norma o que haces algo que no está socialmente bien visto, entonces automáticamente te conviertes en una persona maldita que incita a los buenos católicos, que aquí en Castilla es de lo que más hay”, apunta.“Los castellanos somos muy secos, nos importa mucho el qué dirán”, asegura Perra, que relaciona el humor castellano con la herencia católica.

Sobre su éxito en redes, donde se viralizó con tuits ingeniosos y punzantes, Beatriz asegura que “hemos dado tanto chiste gratis en Twitter que ahora hacer pagar por ello cuesta un poco”, cuenta Perra de Satán que confiesa no poder vivir del humor.

Perra de Satán: "Estoy acostumbrada a que me llamen de todo"

También comparte confidencias en un teatro con la humorista Sara Escudero, que también analiza el humor castellano con Goyo. “Tenemos una educación castellana de tapar la risa. No se enseña, no se aprende. Esta en nuestro inconsciente”, confiesa esta humorista que decidió cambiar la bata de medicina por los stand up comedy de Madrid.

Sara Escudero: "La educación castellana tapa la risa"

El momento más difícil de la carrera de J.J. Vaquero

Pero, para entender la esencia del humor de Valladolid, J.J. Vaquero llevará a Goyo Jiménez a su bar preferido para hacer comedia, El rincón del erizo. El cómico con menos pelos en la lengua de toda Castilla y León recuerda uno momento complicado que vivió allí tras la actuación de su amigo y compañero Dani Mateo.

La actuación tuvo lugar después de su polémica con la bandera de España. “No sabíamos si suspender o no, pero cuando llegaron las amenazas por redes sociales decidimos que no podíamos suspender”, cuenta Vaquero. “Solo hicimos una denuncia a la policía por una llamada que recibió mi hermana cuando estaba trabajando en el bar. Le dijeron: “si tienes cojones a abrir el domingo vamos a ir 40 a reventaros”, recuerda. Afortunadamente, la cosa quedo solo en palabrería. La actuación tuvo lugar con normalidad y la persona que emitió las amenazas acabo siendo multada.

J. J. Vaquero y el humor castellano

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