La Escuela Universitaria de Odontología de Palma de Mallorca ha patentado un dispositivo que hace que las mascarillas quirúrgicas sean mucho más efectivas. Se basa en un cierre que permite adaptar la mascarilla quirúrgica al contorno del rostro evitando que entre o salga aire por los laterales al llevarla puesta, lo que consigue mejorar su eficacia.
Ajustar bien la mascarilla, una de las claves para evitar el contagio
El presidente del Patronato de Adema (escuela de Palma), Diego González, asegura que en “la mascarilla quirúrgica, su tejido es el que está acreditado frente al riesgo biológico, con un tejido que protege bidireccionalmente; pero falla en el ajuste. Buscábamos un material que lo ajustara de manera personalizada”. Y parece que lo han encontrado.
El cierre está fabricado con un material biodegradable, una resina termoplástica que al calentarse se adapta al contorno facial de cada persona: “Tiene una durabilidad de diez años. Es ácido poliláctico, PLA, almidón de maíz”, asegura Diego.
Pere Riutord, el investigador de esta escuela de Baleares asegura que el dispositivo se “adapta a la cara del individuo”. Por este motivo puede ser muy útil para aquellos momentos en los que no se puedan garantizar las medidas de seguridad.
Ventajas e inconvenientes
En ‘La Hora de la 1’ la experta en ciencia Boticaria García nos ha explicado cómo funciona este dispositivo, así como su efectividad, ventajas e inconvenientes.
Boticaria asegura que cuanto te pones la mascarilla quirúrgica quedan unos “huecos por los laterales difíciles de ajustar”, por ello se ha propuesto poner este ajustador, parecido a un “bozal”, asegura.
-Ventajas: llevas la mascarilla mucho más justa y se escapa menos el aire por los laterales
-Inconvenientes: es más incómodo y es un elemento más que tienes que limpiar. Por esa misma razón, la experta recomienda directamente una mascarilla que se ajuste más, como una FFP2.