La paz que transmiten las plantas, su capacidad para alimentarse gracias al Sol, su manera de reproducirse, el vínculo generado entre el hombre y la flora...son algunos de los temas tratados por el paleontólogo Juan Luis Arsuaga y el reconocido botánico, José Emilo Blanco en el programa de RNE, El placer de admirar.
El invitado de hoy tiene una amplia carrera a sus espaldas. Es doctor en biología por la Universidad Autónoma y el Real Jardín Botánico de Madrid, especialista en botánica y etnobotánica además, tiene más de 35 años de experiencia en este campo. Ha trabajado sobre todo en Geobotánica, ecología vegetal, conservación vegetal, divulgación ambiental y Etnobotánica. En la actualidad es consultor y tiene su propio Estudio de Botánica. Y también, es miembro de Colegio Oficial de Biólogos de Madrid.
Las plantas muy distintas a los animales
Son seres vivos que tienen movimiento pero son menos crueles que el mundo animal: "La propia planta no tiene sistema nervioso pero si unos sistemas hormonales muy complejos, compiten en el suelo con las raíces. Se mueven a un ritmo más lento. Tiene que venirle el alimento, y eso cambia la perspectiva. Come de la luz, es un milagro y todos debemos a ese fenómeno el estar aquí", ha asegurado José Emilio Blanco.
Etnobotánica, su especialidad
Su botánica es social, no se puede hacer sin seres humanos. Solo tiene sentido como una relación entre el ser humano y la planta. "Me gustaba mucho la botánica y la antropología. Vi como la fusión de esos dos campos en mi especialidad. La botánica surge de la etnobotánica. Por eso la elegí. Y eso da lugar a la ciencia", ha asegurado el experto.
"Existe una relación muy íntima, muy estrecha entre la gente del campo y las plantas [...] la relación entre el campesino y el campo es de fraternidad", ha informado Juan Luis Arsuaga.
A lo que ha respondido el etnobotánico, "se podría decir que había, porque actualmente hay una crisis muy grande en el mundo rural. El campo está en crisis porque en los trabajos que se hacían hace 40 años encontrabas personas sabias. Pero han desaparecido. Yo lo llamo la última generación que está ligada al mundo natural. No era un trabajo de tocar botones y, además, gozaba de una riqueza maravillosa. La botánica urbana y la jardinería son muy interesantes", ha confesado.
Durante la entrevista han encontrado momentos más distendidos para poder disfrutar de varias canciones. La primera ha sido elegida por José Emilio: "Cada uno tenemos la banda sonora de nuestra vida. Y un autor con el que siempre me he sentido muy identificado es Hilario Camacho. Con sus músicas y sus letras, todas ellas me llenaban mucho".
Su vida en el campo
Arsuaga le ha preguntado sobre cómo ha vivido sus años sobre el terreno: "Yo lo llamo la aventura de echarse al monte. Te metes en un bar y en el mismo bar te aparece esa persona que buscas. Me ha parecido muy fácil el contacto de campo. Otras veces te hablan de alguien y vas tirando del hilo y el hilo es interminable".
Antiguamente los curtidores tenían una relevancia plena dentro de la sociedad: "Las agallas de los árboles se usaban para teñir, el rusco, el zumaque, este último lo trajeron los árabes y es muy interesante. El zumaque que viene del nombre árabe zumac se utilizaba para teñir de negro, en los pueblos cuando tenían que guardar el luto. Se moría un pariente e iban al curtidor a que les tiñeran toda la ropa. Pero los jóvenes ya no saben nada de todo esto".
Los materiales y las plantas
"Es increíble los matices de los objetos, los tejados, incluso una escoba con todas las plantas. Que, por cierto, en la construcción son herencia directa romana. Tenemos la paja de centeno. El puerto de Piedrafita todo es de centeno. Eso dentro del mundo tecnológico. Yo tengo orígenes vascos, mi abuela que era vasca hasta la médula, nos llevaba cuando éramos niños y adolecentes a un pueblecito que se llama Bolívar y tengo mucho amor por la cultura vasca. Cuando oigo la lengua vasca siempre me emociona".
Su vivienda tradicional
"Siempre me ha gustado mucho la arquitectura tradicional y me ha interesado mucho la arquitectura del adobe. Tierra con paja de centeno. En muchos sitios es un material básico de construcción y en Segovia quisimos reconstruir una casa. [...] Geológicamente es muy interesante. El sustrato en esta zona son campos de dunas que se formaron al final de la última glaciación, las arenas voladoras. Y con todos esos pinares naturales llenos de pinos resineros. Mi nueva casa está entre esos pinos. Y el zócalo es de piedra neis y pizarras. Además tiene teja segoviana, solo un tipo de teja. [...] Al tener estos materiales son casas muy calientes en invierno y muy fresquitas en verano. La vivienda es una vivienda ecologica", ha concluído.
¿Cuáles son sus sueños?
Para finalizar le ha contado a Arsuaga cuáles son sus sueños: "Quisiera que todo el material que tengo etnobotánico estuviera en un sitio para que lo pueda ver la gente, un aula taller museo vivo de las plantas y la etnobotánica. Tenemos otra casa para restaurar con un patio muy grande, para plantar variedades de tomate, etnovaridades botánicas. La idea es hacer un pequeño museo, con mesas redondas, conferencias, sería único en Castilla y espero que nos ayuden. Que nos escuchen los políticos para ayudarnos.
Una entrevista que ha tenido como guinda del pastel la música a la Sierra de Guadarrama. Juan Luis Arsuaga se ha decantado por "La respingona": "Es lo primero que se enseña en las escuelas de dulzaina. Es absolutamente popular. Se trata de un baile colectivo, casi trival y ancestral. Perteneciente a la fiesta alegre castellana y serrana. Yo siempre digo que tendría que sonar en mi funeral. Una música alegre y esperanzada", ha relatado el paleontólogo.