¿Qué sería de una vida sin frutas? Nos endulzan y vitaminan, pero también son una efímera y sabrosa decoración. Su belleza ha sido retratada a lo largo de la historia por pintores que han sabido ver en la pulpa de la sandía, en el rizo de la cáscara de un limón, en la transparencia de unas guindas, una abundante fuente de inspiración.
Plato con ciruelas y guindas (1613) Juan Van der Hamen/Museo del Prado
El bodegón es el género de pintura que suele hacer protagonistas a objetos cotidianos como las frutas. A veces aparecen acompañadas de platos, copas, tenedores, cuchillos y otros objetos para degustarlos, e incluso por animales, personas u otros alimentos. En ocasiones, unas gotas de agua destellan sobre la piel de la fruta. En otras, una mosca se posa sobre ella, en busca de alimento.
Bodegón de frutas (1660) Juan de Arellano/Museo del Prado
La atención prestada a estas deliciosas obras de la naturaleza por artistas como Clara Peeters, Julia Alcayde, Juan Van der Hamen, Tomás Yepes, Juan Arellano y muchísimos otros, ha servido para expresar, por ejemplo, el paso del tiempo: una uva pasa en un racimo voluptuoso nos recuerda que todo tiene su fin y que incluso entre la fruta de mejor apariencia hay una natural imperfección.
Además, los bodegones son una buena prueba para reconstruir las dietas del pasado, así como para conocer cómo eran las antiguas variedades de vegetales de siglos atrás, de los que, obviamente, no tenemos ninguna fotografía que nos permita apreciar sus detalles.
Frutas (1911) Julia Alcayde/Museo del Prado
El género también ha sido refugio para muchas artistas: al considerarse un tema menor (a pesar de que la mayoría de los considerados como grandes artistas también lo practicaron) el bodegón no era terreno vedado para las mujeres que deseaban pintar y ser reconocidas como artistas por ello. Buen ejemplo de ello es la mencionada Clara Peeters, que sobresalió a principios del siglo XVII con unos bodegones que brillaban con luz propia.
A continuación, os presentamos una galería de bodegones que forman parte del fondo de El Museo del Prado y que son la viva prueba de que la gastronomía habita más allá de las fronteras de una cocina o de un restaurante.
Frutas (1911) Julia Alcayde/Museo del Prado
Bodegón con melón, alcachofas y copa de cristal (s.XVII) Anónimo/Museo del Prado
Bodegón de frutas (c.1640) Michelangelo Cerquozzi/Museo del Prado
Bodegón de frutas y florero de cristal (1781) José Ferrer/Museo del Prado
Bodegón de frutas con plato de acerolas, queso, melero y otros recipientes (1711) Luis Meléndez/Museo del Prado