Feminista, antropóloga y trabajadora social: así es Ashley Blazer, la cuarta hija de Joe Biden y la única con su segunda mujer, Jill Biden, que hoy se convierte en primera dama de la Casa Blanca. Su perfil es discreto, pero las comparaciones son inevitables: acompañando a su padre durante la campaña y apoyándole en su carrera política, muchos la señalan como la sucesora natural de Ivanka Trump.
Si bien ha declarado que no ocupará ningún cargo en la nueva administración, Ashley es una gran abogada de las causas con las que el nuevo presidente ha prometido comprometerse: el feminismo, el medio ambiente, la diversidad y la ampliación de los servicios sociales Y piensa utilizar su plataforma para promover las cuestiones que le importan: "Para abogar por la justicia social, la salud mental, involcurarme con el desarrollo comunitario y su revitalización", dijo en una entrevista con NBC.
Estudió Antropología Cultural, pero tras trabajar como camarera y en un centro de salud infantil, se volcó con el trabajo social y la ayuda a los colectivos desfavorecidos. Adquirió su especialización y trabajó en el sistema de ayuda para niños, jóvenes y familias de Delaware. Firmemente en contra de la pena de muerte, también ha trabajado para su abolición en el Centro de Justicia del Estado, labor que puso en pausa para colaborar en la campaña de su padre.
Es una persona tímida y privada que no siente ninguna pasión por las cámaras, y antes de la investidura apenas prestaba atención a sus redes sociales, que hasta hace poco mantenía en privado: "Mis redes sociales no son públicas para evitar la crueldad y la maldad. Yo creo en la bondad, en la humanidad que todos compartimos".
Pero ha hecho múltiples excepciones cuando se ha tratado de su padre, a quien considera un servidor público de primer orden y no duda en defender públicamente: "Estoy tan, tan orgullosa de mi padre", decía en su primera entrevista televisada. "Siempre he creído que los medios se equivocaban cuando trataron de representarlo como una especie de máquina de meteduras de pata. Es un hombre brillante".
"Mi padre es muy empático y tiene la habilidad de reconocer el dolor, sentir el dolor de los demás, y aliviarlo. También ha convertido la familia en su prioridad número uno".
Ashley Blazer está casada con un hombre judío, el médico y cirujano Howard Krein, con quien contrajo matrimonio en una ceremonia interreligiosa. Los Biden son los primeros católicos practicantes que ocupan la Casa Blanca desde la familia Kennedy.
El resto de la familia Biden
Otra de las cosas que unen íntimamente a Ashley y a su padre es el recuerdo de Beau, el fallecido hijo de Biden y exfiscal general de Delaware. Beau Biden murió en 2015 de un tumor cerebral: "Tenía 46 años cuando murió", decía su hermana en una entrevista. "Y papá va a ser el presidente número 46" .
Joe Biden tuvo otros dos hijos con su primera esposa. Hunter, que ha sido objeto de las sospechas y acusaciones de Donald Trump, lleva décadas luchando contra su adicción al alcohol y las drogas, de las que he hablado públicamente: "Hay adicciones en todas las familias y yo estaba en esa oscuridad, un túnel interminable del que no te deshaces. Sólo vas a prendiendo a lidiar con ello".
Neilia Hunter, la primera mujer del presidente, falleció en un accidente de tráfico junto a su hija Naomi, de 13 meses, cuando sólo tenía 29 años. "Mi mundo cambió para siempre. Estaba en Washington eligiendo a mi gabinete cuando recibí una llamada. Mi mujer y mis tres hijos estaban haciendo las compras de Navidad cuando un camión tráiler los embistió por un costado, matando a mi mujer y a mi hija. Y tampoco sabían si mis hijos sobrevivirían".
Un hombre de origen humilde, que conoce la pobreza y el dolor y ha sabido sobreponerse ante la tragedia: este es el perfil que Ashley Biden le atribuye a su padre, que este 20 de enero toma posesión como presidente de los Estados Unidos.
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