Ayer Órbita Laika izó sus velas para dar la vuelta al mundo. En su décimo programa de la temporada, el equipo emprendió el viaje de Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano para descubrir la ciencia de esta expedición. Te dejamos un resumen de las secciones, ¡ya puedes verlo completo en RTVE A La Carta!
El parte meteorológico de la expedición
Hacer frente a las tormentas del Atlántico no fue tarea fácil para los marineros. José Miguel Viñas, meteorólogo del programa, se trasladó al plató de “Aquí para Tierra” para dar el parte meteorológico de la expedición, donde se produjeron una serie de circunstancias excepcionales que permitieron la culminación de la travesía.
A principios del siglo XVI, los conocimientos de meteorología eran muy limitados: seguía vigente el tratado de Meteorología de Aristóteles y había pocas experiencias de navegación. Fuera del Mediterráneo y parte del Atlántico Norte, en el siglo XVI el mar y su comportamiento eran grandes desconocidos. En la primera parte de su viaje, Magallanes topó con calmas ecuatoriales e intensos chubascos que se vio obligado a que capear durante muchos días, en la llamada “Zona de Convergencia Intertropical”.
Tras esta agitada parada, al viajar hacia el sur, la tripulación de Magallanes llegó a una de las zonas más ventosas del mundo. Gracias al fenómeno de El Niño, que calienta las aguas y altera su circulación, los tres barcos fueron capaces de salir al océano Pacífico. No te pierdas el parte meteorológico del final de la travesía en la sección completa, ya en RTVE A La Carta.
Los animales de Antonio Pigafetta
En su largo viaje para dar la primera vuelta al mundo, la tripulación de Magallanes y Elcano encontró animales que eran pura fantasía. Ricardo Moure trae algunos de los hallazgos animales registrados por el cronista Antonio Pigafetta: los pingüinos, los tapires, las aves del paraíso y los guanacos, unos camélidos parientes de las llamas. Pese a este registro, aquel viaje no fue precisamente biológico… sino más bien gastronómico, ya que los pingüinos o los tapires acabaron convertidos en la merienda de la tripulación.
En la primera vuelta al mundo, los navegantes toparon con unas criaturas legendarias: los gigantes. Eran los indios patagones. Durante siglos corrieron leyendas sobre los gigantes de la Patagonia, en las que se decía que medían más de tres metros. La realidad era bien distinta: los indios tehuelches medían unos dos metros, pero al no ser la española una tripulación precisamente alta, les parecieron altísimos. Con sus botas de piel, los indios tehuelches dejaban unas huellas enormes en la nieve y en la tierra, así que fueron bautizados como “patones” y “patagones”. Por esta razón, esa zona fue bautizada como la Patagonia. No te pierdas la sección completa y el reportaje semanal, en el que el Moure viajó hasta Sevilla para ver una réplica de La Victoria.
Orientación marítima
Orientarse en medio del mar fue una cuestión que ocupó (y preocupó) a grandes mentes durante milenios. Encontrar alternativas para ello fue crucial para culminar el viaje de la primera vuelta al mundo. En la sección de física, Javier Santaolalla mostró que recorrer el mar sin perderse es uno de los primeros y más claros ejemplos de ciencia aplicada de la historia, en una relación entre ciencia básica y navegación.
Para dirigirse a algún en el mar es necesario tener dos datos como punto de partida: dónde estamos y en qué dirección está el lugar al que queremos ir. Para medir la latitud se utilizan las líneas horizontales o paralelos, con el ecuador como horizontal de longitud máxima, y en la posición vertical se encuentran los meridianos, que miden la longitud respecto a un meridiano 0.
Existe una aliada para determinar la dirección: la rosa de los vientos, o lo que es lo mismo, la división del espacio en las direcciones Norte, Sur, Este y Oeste, y sus subdivisiones. Las brújulas sienten el campo magnético producido por el movimiento interno e inherente del núcleo. Gracias a él, podemos identificar el Norte magnético. Hay otra aliada para orientarse: la estrella polar, que coincide con la dirección de giro de nuestro planeta. Para medir la altura angular de esta estrella se creó una herramienta específica: la ballestilla. Dale al play y no te pierdas la explicación completa en RTVE A La Carta.
La conservación de alimentos
¿Cómo fue posible que la tripulación de Magallanes y Elcano conservara los alimentos a bordo durante tanto tiempo? La experta en química de Órbita Laika Deborah García dio respuesta a esta incógnita en su sección.
Una de las razones principales para emprender la travesía de la primera vuelta al mundo fue conseguir especias, principalmente clavo y pimienta, productos con un valor superior al del dinero. El clavo tiene un alto contenido en compuestos fenólicos, útiles para conservar alimentos, razón por la cual las carnes en adobo se conservaron mejor durante la travesía. La expedición llevó también productos alimenticios de fácil conservación, como legumbres y frutos secos, así como fruta deshidratada o escarchada, la única forma de llevar fruta sin que se echase a perder.
Conservar los líquidos fue una tarea ardua en la travesía: al ir almacenada en barriles de madera, el agua se acabó pudriendo por el moho. Una forma muy efectiva de conservar el agua era llevar bebidas alcohólicas… Pero hay un inconveniente: el alcohol es un tóxico. El consumo de fruta hizo posible contener en mayor medida la llamada “peste de los navegantes”, el escorbuto. Esto fue gracias a la vitamina C, que además de ser fundamental en nuestra dieta es un gran antioxidante. A través del yodo, Deborah mostró el poder antioxidante de la vitamina C con una demostración. No te pierdas la demostración y la sección completa en RTVE A La Carta.
Si te perdiste la expedición o alguno de los programas anteriores, recuerda que puedes volver a verlos en la web de RTVE. El próximo lunes a las 22h, una nueva dosis de ciencia te espera en La 2. ¡Feliz semana!