"Cada año vivido y cada arruga cuentan mi historia", escribe Isabel Allende en su último libro, Mujeres del alma mía. Es un ensayo vivencial, una memoria sobre sus años siendo mujer y feminista, donde la autora viva más vendida en español vuelca su sabiduría en una charla distendida. En ella explora sus referentes, partes importantes de su biografía, el trabajo que aún realiza y todo lo que opina que nos queda por hacer: asegurar los derechos de las mujeres, disminuir la brecha económica, luchar contra el cambio climático o imaginar un futuro que rompa con sistemas obsoletos, que dé paso a la igualdad.
Aunque la rima con el título de Inés del alma mía fue casual, una ocurrencia de su agente literario, la coincidencia no está vacía de significado. En la novela que inspiró la serie, escrita hace ahora catorce años, la autora imagina las memorias de la conquistadora Inés Suárez con más de siete décadas a sus espaldas, vividas con valentía, sin miedo y sin ceñirse a la convención.
Ahora, la emisión en RTVE de su adaptación televisiva coincide en el tiempo con este libro que edita Plaza & Janés. También con los frutos del estallido social de Chile, el país cuyos orígenes se abordan en la serie y que justamente ahora espera, optimista, la redacción de una nueva Constitución. Sobre la esperanza política, la edad y la lucha feminista, y sobre Inés del alma mía, hablamos con la autora en esta entrevista.
Reconstruir la Historia de las mujeres
"Si viviera hoy en día sería retrógrada, la pobrecita", dice Isabel Allende al pensar en Inés Suárez, la primera mujer española que puso pie en Chile y que participó activamente en su fundación y su gobierno. Un personaje histórico al que no conviene idealizar, pero cuya historia de vida derribó barreras impensables para otras mujeres de su tiempo.
"¡Piensa tú lo que hizo esa mujer hace quinientos años! Cruzó el mundo y tuvo una vida que no tuvo nadie en aquella época, ninguna mujer. Después de ella han venido muchas que han aportado su grano de arena, o se han dejado la vida por obtener cosas que son importantísimas y cada vez más pasan a ser parte de la narrativa".
Por eso es importante recuperar los relatos de estas mujeres que, en palabras de Allende, "pasaron la antorcha". Un trabajo documental que en el caso de Inés fue difícil: "Hay muy poco escrito sobre ella. Los historiadores, chilenos y españoles, la han prácticamente ignorado. Lo que se sabe de ella lo sabemos porque hubo un juicio de la inquisición contra Pedro de Valdivia y nueve de los cargos eran por Inés, por celos de los otros capitanes que veían que ella tenía mucho más poder y mucha más fortuna que ellos que se la habían despilfarrado entera".
Estas acusaciones, y algunos documentos de compraventa que ella firmó, le dieron a la autora lo que necesitaba para sentarse a escribir: "No es difícil imaginar el carácter que tenía que tener para hacer todo eso. Vivió hasta los 90 años en una época en la que las expectativas de vida eran 30. Tuvo que haber sido muy fuerte, muy sana, muy resiliente, y muy muy valiente. Porque peleaba contra los indígenas igual que cualquiera de los capitanes, y además con un gran sentido común. Ella no hizo su fortuna con minas de oro, sino cultivando, comprando ganado y siendo cuidadosa con su hacienda".
La conquista, una epopeya de sangre y violencia
Inés Suárez participó y fue testigo de actos de guerra, y ni la novela ni la serie de Inés del alma mía ocultan o alivian la violencia con la que los españoles se impusieron a los pueblos originarios de Chile. "Fue brutal, fue horrible. La conquista fue un genocidio y fue una extraordinaria epopeya de codicia y de sangre", dice la autora. Sin embargo, decidir contarla es contar su historia. "Eso ocurrió hace 500 años y yo soy producto de eso, porque yo no soy indígena, soy producto de la mezcla".
El rodaje de la adaptación televisiva de Inés del alma mía coincidió de pleno con el estallido social que se extendió desde Santiago a todos los rincones de Chile y que se ha saldado con la promesa de una nueva Constitución. Destinada a terminar con la impuesta por Pinochet en los años 80, uno de sus objetivos es reconocer institucionalmente, tras siglos de maltrato, a los pueblos indígenas.
"Se trata de que sea incluyente, en el sentido de que estén incluidos todos los grupos sociales: las mujeres y también los indígenas en Chile, que han sido silenciados y postergados", explica Allende. "Los pueblos originarios han sido explotados, masacrados, les han quitado todo, y en este siglo que vivimos ya es hora de que aquellos que todavía quedan sean reivindicados", dice.
¿Es la guerra un juego de hombres?
"Vivimos desde hace milenios en un patriarcado en el que una masculinidad tóxica controla todo. Es un sistema de opresión contra cualquiera que no esté en el poder; contra otros hombres también, pero sobre todo contra las mujeres. Y es un juego de locos que nos lleva a la guerra, a la destrucción, a la contaminación del planeta", dice Isabel Allende.
Aunque considera la violencia como un valor patriarcal que debe ser reemplazado, cree firmemente que los hombres deben formar parte del feminismo. "Todos tenemos mucho que ganar con este cambio que, como yo digo, es evolutivo. Pero hay mucho por hacer en el mundo y falta una catástrofe, una guerra, una crisis económica, fundamentalismo, cualquier cosa, para que los derechos que las mujeres han obtenido con tanta lucha se pierdan en un instante".
Por eso en su nuevo libro, Mujeres del alma mía, recuerda a todas las mujeres de su vida que hicieron su parte por sobrevivir o avanzar en la que siempre ha sido su lucha. "Porque toda revolución se hace pasando la antorcha de una generación a otra, y esos resultados que uno no ve en la propia vida vienen a verse tal vez uno o dos siglos más tarde. Pero importa, todo lo que uno hace importa".
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Vivir la feminidad desde la edad
Isabel Allende no escribió su primera novela, La casa de los espíritus, hasta los cuarenta años, y uno de los objetivos de Mujeres del alma mía es informarnos de que la vida de las mujeres, contrario a lo que quieran hacernos creer, no se termina con las primeras arrugas.
"Yo tengo 78 años y me acabo de casar. Ahora me agarró la pandemia justo recién casada y estoy en una extendida luna de miel, que ya dura como ocho meses encerrada en la casa con este marido. Es un poco largo, te aviso, pero a los 78 años se puede tener una vida tan plena como a los cuarenta. Yo trabajo el día entero, sigo escribiendo, tengo una fundación, sigo interesada en el mundo".
"A mí me preguntan mucho '¿Qué le dirías a la Isabel de 20 años?'. Y yo le diría calma, no te apures, que hay mucho para gozar y mucho para aprender, y nunca se deja de aprender y nunca se deja de gozar."
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¿Qué opina Isabel Allende de la adaptación de Inés del alma mía?
"¡Me encantó la teleserie!", dice Isabel Allende, que en el proceso de adaptación fue consultada por el guionista, Paco Mateo, y ya ha podido ver el resultado final. "Me gustó todo. La ambientación, lo realistas que fueron con la parte histórica y con los lugares donde los hechos sucedieron. Y por supuesto Elena, bueno, los dos hacen un papel extraordinario".