"Siempre busco fuera lo que nace dentro / Que mis días felices no dependan del deseo ajeno". Estos versos del último sencillo de Rozalén, "Y busqué", resumen a la perfección la filosofía del disco en el que está incluido, El árbol y el bosque, el cuarto de la cantautora albaceteña, todo un canto de amor a uno mismo.
"Todo parte del amor propio, porque nadie da lo que no tiene. Eso me lo repite mi padre y lo voy comprendiendo con la vida. Nadie puede dar amor si no se ama a sí mismo", ha subrayado Rozalén en Las mañanas de RNE con Pepa Fernández, donde ha confesado que la idea del título de este nuevo trabajo se la 'robó' al desaparecido Luis Eduardo Aute (con permiso de su hijo), que pensaba ponerle un nombre semejante a su siguiente trabajo.
Que el bosque te permita ver los árboles, porque sin individuo no hay colectivo. Es un consejo que Rozalén intenta aplicarse a sí misma, aunque admita que no siempre es fácil: "No me he querido siempre, he tenido épocas raras y las sigo teniendo, hay momentos que estás bajita y no te quieres tanto, pero se trabajan las cosas para quererte más y ya está, no pasa nada, somos todos vulnerables, y sin problema se dice".
Quererse a uno mismo a veces es complicado, tanto como la subida al templo Tepozteco, en México, otra de las fuentes de inspiración de Rozalén para componer "Y te busqué".
"Entre la altura que hay allí -explica la artista-, que si tengo que cantar el primer día siempre me ahogo muchísimo por la adaptación, y que tenía muchísima pendiente... Era todo muy mágico, pero dimos con un guía que nos explicó la subida al templo como una metáfora de la vida".
Pero no todo son piedras en el camino de la vida. Rozalén nos lo recuerda en "Este tren", la carta de presentación de El árbol y el bosque, que nos invita al carpe diem.
"Me gusta cuando pienso en esto de que hay paisajes que solo verás una vez. En realidad todo lo que miramos y lo que observamos es único e irrepetible. Cuando vuelves a mirar segundos más tarde un paisaje ya es diferente, porque el pajarico ya está en otro lado", ha señalado Rozalén, "utópica" por decisión propia, consciente del momento que le ha tocado vivir. Y no solo por la pandemia.
Ejemplo de ello es "La línea", una canción que habla de esas personas que lo dejan todo por una vida mejor y que contiene sonidos reales de rescates realizados por Open Arms. Un tema que le ha costado mucho escribir y que quería que "doliera mucho" cuando lo escuchas.
"No sabes la cantidad de burradas que me ponen en redes cuando pongo alguna noticia de inmigrantes o de muertes en el Mediterráneo, en las vallas o donde sea -ha contado Rozalén a Pepa Fernández-. Es que alucino porque intentan como justificar que eso ocurra y me parece gravísimo, y yo debía escribir una canción sobre esto hace tiempo".
El particular 'testamento' de Rozalén
La muerte, aunque de una manera más irónica e incluso festiva, también está presente en temas como "El día que yo me muera", en la que Rozalén plasma un particular 'testamento' en el que detalla qué le gustaría que hicieran los suyos si falleciera de repente. "Amiga", una colaboración con la chilena Mon Laferte, es una celebración de la amistad que bebe de las coplas populares y que reza: "Qué bonito es quererte / Aunque cambie todo en este mundo / brindaremos hasta la muerte". Y en canciones como "Loba", Rozalén advierte que no hay quien la calle, aunque se sienta menos libre ahora que tiene tan encima "el ojo crítico".
"Cuando me mandan callar y todo eso, me quedo hundidita dos o tres días y luego me dan más ganas de hablar". Por eso Rozalén tiene "depresión poslanzamiento", por no poder presentar en concierto todas estas canciones a causa del coronavirus. Porque lleva "el arma en la garganta" y porque "la música es el arma más amable" con la que decir tantas cosas y llegar a tanta gente.