Dolor de cabeza, hombros cargados, espaldas resentidas, tobillos hinchados, piernas cansadas... Después de un día duro lo que más apetece es un baño relajante y, puestos a soñar, ir a un centro termal. Si se puede, adelante, y si no se puede hay otra opción: convertir nuestro cuarto de baño en un improvisado spa. La hora del baño tiene muchos beneficios, tanto físicos como psicológicos, gracias al relax, la conexión con el cuerpo, la propia terapia del agua, consiguiendo olvidar el estrés y la vida exterior.
"Lo ideal es tratar de encender una vela que no tenga un olor muy fuerte y que nos recuerde aquellos momentos de calma en casa, cuando al volver del trabajo encontrábamos en ese aroma la serenidad. Si no, un incienso de sándalo, que nos transporte a lugares de templanza. Fuera móviles, tabletas u ordenador. La tecnología no está permitida, salvo si quieres utilizar tu playlist de música relajante”, dice Anne-Marie Chauveau directora de The Oriental Spa Garden en el Hotel Botánico.
Ahora puede disfrutar de un momento mágico. Tan solo siguiendo estos sencillos pasos:
1, “Baja la iluminación si tienes regulador o, en su defecto, la vela creará el ambiente necesario”.
2, “Aplica tu mascarilla capilar habitual y enrolla tu cabello con una toalla”.
3, “Aprovecha para aplicar una mascarilla limpiadora sobre tu piel y realiza una exfoliación corporal con un ligero masaje drenante presionando en brazos, muslos, piernas y pies. Sin prisa, suavemente, así conseguiremos que se active la circulación y se calmen tensiones”.
4, “Mientras ambos productos actúan en la piel, llena la bañera hasta que cubra tu pecho, no malgastes agua en llenarla hasta arriba porque no es necesario. La temperatura le decides tú, se trata de tener un momento de placer y no estar incómoda por el frío o el calor”.
5, “Cuando se haya llenado, podemos retirar la mascarilla con agua y un gel limpiador, y nos sumergirnos en la bañera”.
6, “Es hora de tumbarse, dejemos que el agua haga su función relajante y cerremos los ojos. No hay prisa”.
7, “Cuando consideremos, podemos abrir la ducha y será el momento de retirar la mascarilla capilar y aprovechar para darse chorros de agua sobre el cuerpo, intercalando fría y caliente para activarlo”.
8, “El último paso consiste en aplicar una hidratante corporal y facial, pero sin olvidar nuestras manos y pies”.
9, “Mi recomendación final es, con una bata cómoda, con música relajante y la vela aún encendida, regalarnos un poco de chocolate y un zumo de frutas, aunque tampoco descartaría una buena copita de vino tinto o blanco”.