Es una práctica habitual que cuando nos duele la cabeza tomemos un paracetamol, o un ibuprofeno cuando tenemos dolores musculares, pero, ¿sabemos los riesgos que conlleva la automedicación? Parece que la respuesta es negativa, porque el porcentaje de españoles que se automedica para tratar enfermedades de carácter leve es del 52%. Una cifra elevada que ha llevado a que el Ministerio de Sanidad sea más estricto con las farmacias, que ahora se ven obligadas a pedir receta para comprar un simple ibuprofeno. Un requerimiento que está ocasionando colapsos en la sanidad pública.
Es importante que sigamos las recomendaciones de nuestros facultativos y no tomemos lo primero que veamos por casa, porque el mal uso de ciertos medicamentos, sobre todo los antibióticos, pueden provocar resistencia a ciertas bacterias y desencadenar graves problemas de salud e incluso la muerte.
Aunque necesitamos receta médica para adquirir los medicamentos, muchas farmacias los venden sin más. Realmente no es que se haya implantado una nueva ley que requiriera una receta para adquirirlos, porque ya existía desde 2015 la Ley de Garantías y Uso Racional de Medicamentos, sino que ha entrado en vigor el Sistema Español de Verificación del Medicamento (Sevem). Esto supone que los nuevos envases deben incorporar una pegatina para evitar cualquier tipo de manipulación, además de un código QR para que los fármacos queden registrados y sometidos a un estricto control. Estos nuevos procesos hacen que las farmacias se la jueguen a la hora de dispensar medicamentos sin la correspondiente receta. De manera que los farmacéuticos pueden enfrentarse a sanciones de entre 3.000 y 6.000 euros si venden Ibuprofeno de 1 gramo o Paracetamol de 600mg. sin receta, quedando exentas las cajas de 400 mg. y 500/650 mg, respectivamente.
Los profesionales advierten que la automedicación puede tener graves consecuencias para la salud, y según estima la Organización de la Salud (OMS) en el año 2050 habrá más muertes por resistencia a antibióticos que por cáncer.
Sin embargo, y frente a las cifras, parece que los ciudadanos no somos conscientes de la gravedad de la situación. Y es que la gran mayoría toman medicamentos por su cuenta por la comodidad que supone no tener que ir al médico.
El dato preocupante es los jóvenes de entre 18 a 24 años son los que más fármacos consumen sin prescripción médica, lo que supone una alerta de cara al futuro.