Por lo general cuando llegamos a cierta edad se empieza a convertir en uno de los problemas más acuciantes de nuestra salud. Y entonces es cuando nos preguntamos, ¿cómo puedo reducir el colesterol? Practicar deporte está muy bien pero la base de nuestra estrategia tiene que ser seguir una alimentación adecuada.
Los alimentos que no te convienen
Algunos de los productos que debes evitar si quieres reducir el colesterol son por ejemplo los embutidos, no solamente por la grasa saturada, que también, sino por su composición general, la gran cantidad de sal y sales nítricas que contienen.
Respecto a los lácteos, durante mucho tiempo se defendió que lo ideal era tomarlos desnatados para evitar que nos subiera el colesterol. Pero estudios reciente demuestran que no está justificado ya que la grasa láctea no es tan mala como se creía. Ojo, que eso no significa que tengamos que tirarnos de cabeza a comer mantequilla. Y en cualquier caso, además de mirar si tienen grasa o no, también debes fijarte en si esos lácteos están o no azucarados.
Mito o realidad
El trío campeón de grupos de alimentos que no pueden faltar en tu dieta si quieres controlar el colesterol son las frutas y verduras frescas, las legumbres y los frutos secos. Como puedes ver, todo de origen vegetal. Pero como en torno al colesterol circulan muchos mitos hemos decidido desmontar algunos de los más repetidos.
Por ejemplo, ¿el huevo sube el colesterol? Es cierto que contiene colesterol pero no es un alimento que suba el colesterol ni aumente el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular, así lo puede consumir de forma razonable, no hay que tenerle tanto miedo como se nos ha dicho durante años.
Con el marisco sucede una cosa parecida, sí que contiene colesterol pero también tiene una buena composición de grasas, poliinsaturadas saludables, en cierto modo parecidas a las del pescado azul, por lo que tampoco sería necesario dejar de comerlo por completo.
Por otra parte la dieta rica en fibra sí que es cierto que nos ayuda a bajar el colesterol, aunque claro, ¡siempre que incorporemos esa fibra a partir de alimentos que sean sanos!