A finales de 2014 se acaba la prórroga prevista por la Ley de arrendamientos urbanos -la LAU- que pondrá fin a algunos alquileres de renta antigua. Esta situación tiene en jaque a los pocos establecimientos emblemáticos que aún sobreviven. Las grandes multinacionales son las únicas dispuestas a pagar los nuevos precios que pueden llegar a multiplicarse por 50 en el centro de grandes ciudades como Barcelona.
“ Solo las multinacionales pueden pagar los nuevos precios: se multiplican por 50“
Menos ventas y más jubilaciones
Es la puntilla para un comercio tradicional y familiar que encadena meses de caídas en las ventas y al que se añaden las jubilaciones sin relevo generacional. Repor ha asistido al cierre de la emblemática Librería Canuda en Barcelona, tras 82 años de actividad. Pagaba 900 euros mensuales por un local que ahora se cotiza a más de 20.000. En su lugar se abrirá la tienda Mango más grande de España.
El popular Colmado Quílez (1909) de Barcelona es otro de los establecimientos afectados. Pagan 3500 euros mensuales y les piden entre 20 y 25.000 euros. Éste y una treintena más de comercios emblemáticos de Barcelona se han agrupado para pedir al Ayuntamiento que les declare patrimonio de la ciudad y proteja su actividad. Dicen que así se evitaría el goteo de cierres y traslados a zonas menos céntricas y más baratas. Es el caso de la Filatelia Majó (1919).
“ Hay quien se arriesga a abrir un negocio, que puede recoger la esencia tradicional de los que tuvieron que cerrar“
El final de los alquileres de renta antigua es el golpe de gracia para un comercio familiar y de proximidad que ha visto como la crisis hundía el consumo hasta el límite.
Más cierres de paradas
Un ejemplo es el mercado de Antón Martín, en Madrid. Muchos puestos, la mayoría regentados por segundas y terceras generaciones, han visto como se reducían las ventas hasta la mitad en los últimos años. La crisis y la competencia de los supermercados y la liberalización de horarios comerciales ha obligado a cerrar tiendas y despedir personal. De tres plantas ha pasado a dos. Para animar las ventas el mercado organiza una cashmob, una fiesta en defensa del comercio local.
Nuevas oportunidades para otros
Repor también ha querido buscar a gente, que pese a la situación, se arriesga a abrir un negocio. Nuevos emprendedores que buscan un valor añadido: recuperar el ambiente, el producto y el trato del comercio de toda la vida. Toda una paradoja.