"Muchos malagueños subieron a las murallas con afán de verla... Corre el rumor de que su aparición siempre precede a la victoria de los suyos", le dice un de sus soldados a el Zagal durante el cero de Málaga.
Hablan de la presencia de Isabel en el campamento cristiano, que imprimía temor en los adversarios y valor en sus seguidores: "Isabel tuvo un enorme peso entre sus soldados. Su imagen animaba automáticamente cuando estaban muy alicaídos", nos cuenta Teresa Cunillera.
Pero el papel de Isabel en los campamentos durante la guerra de los Reyes Católicos contra el reino nazaría iba mucho más allás:
"Isabel iba siempre detrás de las tropas, pues la guerra de Granada era su guerra, y se ocupaba de la intendencia, de que la artillería llegara a la ciudad a conquistar, pese a los malos caminos, pese al barro acumulado después de la lluvia, pese a que a menudo no había puentes para atravesar los ríos, llevaba, además, su hospital a cuestas, para instalarlo a resguardo de la artillería musulmana, y poder atender en él a sus heridos. Acudía también con las provisiones necesarias para dar de comer a ocho o diez mil hombres, y a otros tantos animales o más", explica Ángeles Irisarri.
La autora de Isabel, la reina ve muy posible que la católica se pasease ante las murallas malagueñas: "Es verdad que Isabel se presentó en el campamento cristiano y que anduvo por allí, es muy probable que dejara que los moros la vieran, vestida con sus mejores galas y montando su caballo blanco, y que su presencia desanimara aún más a los sitiados, pues que conocerían, tras la conquista de muchas ciudades andaluzas, que a rey y reina no los detenía nadie en la empresa de conquistar el reino de Granada".